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Aquel Bochini de 1986

 Por Pablo Vignone

Ya está la lista para jugar con Gales; con Riquelme, Saviola y Cambiasso adentro, faltaba D’Alessandro para empezar a tirar manteca al techo y caños contra las rayas de cal. Pero no hay que engañarse: la fiesta no durará mucho. Apenas los 90 minutos del partido en Cardiff, que Marcelo Bielsa usará como un laboratorio de 105 por 90 a cielo abierto (o cerrado, si llueve en la capital galesa y corren el techo del Millenium), para terminar de comprobar, a suerte y verdad, la valía de las dos o tres incorporaciones que le restan formular para completar la nómina de los 23 a los que invitará a viajar a Japón.
El pueblo futbolero celebra el llamado de Riquelme como la consumación del deseo. Guarda, atenti primero a lo que dice el propio Riquelme: su prioridad es Boca. Sabe que si llega a estar entre los 23 que viajen al Mundial –lo cual es muy probable– no formará parte del círculo áulico porque no transitó el largo y exitoso camino de las Eliminatorias; será algo así como el Bochini de 1986, el ídolo que entró los cinco últimos minutos contra Bélgica.
Riquelme y Cía. se juegan la vida contra Gales porque después no hay más tiempo; en marzo llegará el partido contra los cameruneses –negociado a expensas de un acuerdo a medio cerrar con Noruega para jugar en esa fecha- porque Bielsa quiere experimentar allí el rigor del debut mundialista ante Nigeria. ¿Supone alguien que allí habrá una convocatoria como ésta? Allí estarán, seguramente, casi todos los nombres que el entrenador piensa alinear el 2 de junio en Japón. Y si queda algún resquicio para el ensayo, eso será totalmente descartado cuando se visite a Alemania en Stuttgart.
Bielsa no habrá esperado todo un año para ensayar con Riquelme y Verón jugando juntos en el medio. Lo verá un ratito en los entrenamientos del lunes y martes próximo, el miércoles en la cancha. Muy poco más. Lo mismo Caniggia: es una convocatoria que alegra al 95 por ciento, pero si está claro que el entrenador no arriesga con Batistuta y Crespo juntos en la cancha, ¿qué chances tiene el Pájaro de sumarse al elenco estable? Se dirá: ¿qué tal Batistuta y Caniggia o Crespo y Caniggia? Imposible: Bielsa no arriesgaría fuera de una fórmula que le ha causado tanto éxito.
Me parece extraordinario este candombe de las llamadas en la medida en que dispersa gotitas de ilusión. No creo que vaya a cambiar en mucho la mecánica robotizada pero eficaz de esta Selección.

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