ECONOMíA › CAUTELA DE LOS FUNCIONARIOS DEL MINISTERIO DE LA PRODUCCION

“Sin crédito no hay despegue posible”

El flamante Ministro de la Producción, Aníbal Fernández, admitió ayer “sin crédito no hay despegue posible” en la industria y en el comercio. Casi al mismo tiempo, su secretario de Industria, Dante Sica, reafirmaba la sospecha de que el esperado repunte de la actividad es casi imposible en el corto plazo, vaticinando que por largo tiempo no resucitará el financiamiento. Oscar Tangelson, secretario de Política Económica completaba la serie de declaraciones poco optimistas con las que inauguró su gestión aquella cartera: “la crisis obliga a pensar sólo en lo urgente y no se puede planificar a largo plazo”.
El único que puso un poco de optimismo a la secuencia de declaraciones fue Roberto Lavagna, quien hasta la designación de Fernández tenía bajo su órbita las funciones del ministerio de la Producción. En un esfuerzo por acentuar una presunta bonanza, el ministro de Economía aseguró que “Argentina sorprende por su capacidad de recuperación”, algo que, según asegura, le habría hecho notar un responsable del Fondo Monetario Internacional.
Con absoluto realismo Sica aseguró que, tras la devaluación, muchas pequeñas empresas podrían tener más rentabilidad. Sin embargo, el escollo insalvable para producir a mejor ritmo es el crédito caro y escaso. Fernández –superior inmediato del secretario de Industria– admitió en su acto de asunción que sin financiamiento es imposible la reactivación y, por ello, la prioridad en su gestión será conseguirlo. Como primer medida, el ministro anunció que habrá una baja en los aranceles para la importación de teconología, “a semejanza de lo que hace Brasil”.
El mismo día que se puso en marcha formalmente el Ministerio de la Producción y sus nuevas autoridades, Economía anunció que habrá una nueva línea de crédito a través de los bancos oficiales. El Nación, el Ciudad y el Provincia de Buenos Aires instrumentarán el mecanismo de factoring, por el cual las entidades descontarán facturas o cheques de pago diferido.
Con ese esfuerzo oficial el Gobierno tratará de paliar los problemas que enfrenta la industria por la recesión, agravados tras la depreciación del peso. Un trabajo de la UADE difundido ayer da cuenta que los costos de producción de la industria se encarecieron un 92 por ciento, comparando septiembre del 2002 con el del año anterior.

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