ECONOMíA › REBAJAN DOS PUNTOS EL IVA POR 60 DIAS PARA ALENTAR EL CONSUMO

Plata ahorrada = menos impuestos

El Gobierno buscó mostrar independencia de las decisiones del Fondo con una medida opuesta a la receta del organismo: bajó un impuesto al consumo que reducirá los ingresos fiscales, al tiempo que decidía no pagar un vencimiento de la deuda.

 Por Raúl Dellatorre

En forma premeditada, el Poder Ejecutivo dispuso ayer una rebaja –por 60 días– de dos puntos en la tasa general del IVA, inmediatamente después de que se informó la decisión de pagar sólo los intereses vencidos hace un mes con el Banco Mundial. Eduardo Duhalde le puso su firma al decreto de rebaja del IVA poco antes de partir hacia la Cumbre Iberoamericana en República Dominicana. El cambio de la tasa general, del 21 al 19 por ciento, le significaría al fisco un costo mensual de 170 a 180 millones de pesos y no son pocos los que dudan que pueda tener efecto positivo sobre el nivel de consumo.
La medida adoptada ayer por el Ejecutivo por decreto tiene varias lecturas. Una, que es una demostración de fuerza ante el Fondo, adoptando una decisión que el organismo cuestionaba. Otra, más dura, es que directamente se buscó dar una demostración política de que no pagar la deuda puede redundar en beneficios para la gente, como bajarle los impuestos que paga cuando consume. Es difícil creer que esta última haya sido la intención, porque supondría poco menos que una ruptura de relaciones con el FMI.
Roberto Lavagna había anticipado la semana pasada la intención de bajar el IVA para estimular el consumo, una propuesta que iba en contra de los reclamos del Fondo Monetario de fortalecer el superávit fiscal primario. El planteo del ministro de Economía fue interpretado en ese momento como parte del focejeo y el juego de presiones con el Fondo Monetario en el marco de las negociaciones. Pero ayer el Gobierno hizo efectiva la advertencia, apenas conocido el resultado negativo de las últimas gestiones por obtener un acuerdo con el FMI.
La recaudación mensual del IVA se ubica en torno a los 1700 millones de pesos. Una quita de dos de los 21 puntos de la tasa general representaría el 10 por ciento de aquella cifra. Distintas fuentes consultadas pusieron en duda que esa rebaja en el IVA se traslade a los precios, es decir, que el beneficio llegue a los consumidores. Tampoco está claro en qué medida una rebaja poco significativa en los precios podría repercutir en el nivel de la demanda.
De todos modos, hubo coincidencias en que la medida vale más como señal política que por sus efectos inmediatos. A contramano de las recetas del Fondo, la propuesta de bajar el IVA implica –al menos en su intención– transferir al consumo lo que se deja de pagar a los organismos internacionales. Desde el punto de vista de política económica, es una opción diametralmente opuesta a las medidas de ajuste.
En cuanto a sus efectos concretos, no son pocos los obstáculos que debería superar para que se hagan notar. En principio, que los industriales y comerciantes trasladen la rebaja a los precios. En segunda instancia, que esa rebaja sea percibida por el público como suficientemente trascendente para incidir en sus decisiones de compra. Sólo así la rebaja en el impuesto tendría un efecto pleno sobre la demanda efectiva. Nada de esto sucederá si, como ocurriera cuando se decidió bajar los aportes patronales, el beneficio de la menor imposición es absorbido como mayor renta por los empresarios contribuyentes. Otro aspecto delicado para el fisco será vigilar si el cambio de tasa no provoca corrimientos en las fechas de facturación, posdatando las operaciones realizadas antes de la rebaja y adelantando las que se efectúen en los días posteriores a la fecha de vencimiento.
El IVA es el principal recurso tributario para el fisco, con una recaudación que representa casi el 50 por ciento de los ingresos totales del sector público nacional. El otro instrumento fuerte de recaudación es hoy, postdevaluación, las retenciones a las exportaciones. El efecto redistributivo de una baja en el IVA lo transforma en una herramienta política de primer nivel si el Gobierno decidiera pasar a una estrategia activa. En la misma oportunidad en que mencionó la alternativa de bajar la tasa del IVA, Lavagna había mencionado como herramienta para incentivar el consumo al aumento de tres puntos (del 5 al 8 por ciento) en el reintegro en las compras efectuadas con tarjetas de débito, pero ayer no hubo novedades al respecto. Si bien la tímida rebaja en el IVA –que se pondría en vigencia a partir de mañana– no implica un cambio de política, es una señal en ese sentido y un anuncio de que podría haber otras. Si es parte de una estrategia o sólo escarceos de una peliaguda negociación, sólo el tiempo lo dirá.

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El costo fiscal de la rebaja de la tasa del IVA por 60 días ascendería a 350 millones de pesos.
Unos opinan que el efecto sobre el consumo será nulo, otros proponen extender y ampliar la rebaja.
 
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