ECONOMíA › TEMAS DE DEBATE: LA DINáMICA DEL MERCADO DE TRABAJO DURANTE EL KIRCHNERISMO

El empleo como vía de inclusión

Los especialistas coinciden en que la creación de empleo, en especial el formal, y la política salarial se han constituido en los principales pilares por los que muchísimas familias fueron mejorando su nivel de vida.

Producción: Tomás Lukin

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Buscar competitividad

Por Soledad Villafañe *

La importancia del empleo como principal factor de inclusión en Argentina admite pocas discusiones. A diferencia de períodos en los que el trabajo y el salario eran costos a reducir para mejorar la competitividad, en los últimos diez años el empleo se hizo más asequible para grandes sectores de la población y se recuperó una parte importante de los institutos laborales. La promoción de la negociación colectiva, la política de ingresos, la recuperación de la inspección de trabajo, los importantísimos esfuerzos en formación profesional, las políticas de mantenimiento del empleo, entre otras, implicaron un cambio sustantivo en la configuración y dinámica del mercado de trabajo.

Los avances han sido muy relevantes, la tasa de desempleo ha registrado una reducción sostenida –a pesar del leve crecimiento que evidenció en 2009 y en 2012– alcanzando un valor de 7,6 por ciento en el tercer trimestre de 2012. Asimismo, resalta el incremento sostenido que ha tenido el empleo formal desde el 2003. En 2012 el número de trabajadores formales es un 59 por ciento superior al evidenciado en 1998, máximo nivel alcanzando en los noventa, y 86 por ciento superior que el que se registraba en la crisis de 2001/2.

La creación de empleo, en especial el formal, y la política salarial se han constituido en los principales pilares por los que muchísimas familias fueron mejorando su nivel de vida. Estudios realizados en el Ministerio de Trabajo y en diversos organismos internacionales muestran la importancia que tiene el trabajo en las mejoras de los indicadores sociales (pobreza, desigualdad, movilidad social) en nuestro país. Las políticas de protección social en su conjunto –entre otras, asignaciones familiares, Asignación Universal por Hijo, jubilaciones y pensiones– han sido un complemento esencial. Esa dinámica se diferencia de otros países de la región, en los que las mejoras sociales estuvieron más bien asociadas a políticas de transferencias monetarias.

La dinámica laboral positiva se vio afectada primero en 2008/9 como resultado del impacto que tuvo en la economía doméstica la crisis internacional y en el recrudecimiento que se evidenció a lo largo de todo el 2012. El esquema de políticas implementadas para afrontar la crisis ha tenido una orientación clara hacia la preservación de los puestos de trabajo y los ingresos de la población, haciendo uso de instrumentos e instituciones que el país ya había utilizado en la crisis de 2001/2, así como implementando nuevas políticas estructurales como la Asignación Universal por Hijo.

En este contexto, el mercado de trabajo se comportó significativamente mejor que el que en general caracterizó a la economía argentina frente a otros shocks externos, sin un crecimiento significativo de la desocupación ni una destrucción masiva de puestos de trabajo.

Por su parte, el empleo registrado mostró durante el año 2012 una tendencia entre estable y levemente contractiva. La información elaborada a partir de los datos provisorios del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) muestra una leve reducción en el número de empleos registrados en empresas privadas de todo el país entre el segundo y tercer trimestre de 2012 (en términos desestacionalizados). Sin embargo, todavía el número de empleados registrados es superior (0,4 por ciento) que el registrado en el tercer trimestre del año previo.

No obstante los avances, uno de los desafíos más importantes sigue siendo la incidencia del empleo no registrado, aun cuando se ha reducido significativamente desde fines de 2003. En ese momento la tasa de empleo no registrado era cercana al 50 por ciento mientras que en el tercer trimestre de 2012 es de 35,5 por ciento, porcentaje que aún es elevado. Es importante tener en cuenta que éste es un colectivo sumamente heterogéneo. Encuestas realizadas por el Ministerio de Trabajo muestran que un 25 por ciento de los asalariados no registrados se desempeñan en unidades productivas formales (con alguno de sus trabajadores registrados); un 47 por ciento lo hacen en unidades productivas informales (con todos sus trabajadores en esa condición) y un 27 por ciento se desempeña en hogares, en especial trabajo doméstico. Cada colectivo requiere de políticas específicas para combatirlo.

Las distintas estrategias que el Ministerio de Trabajo ha venido desarrollando se orientan a contemplar esa diversidad de situaciones: el Plan Nacional de Regulación del Trabajo, la simplificación de la inscripción de los trabajadores, los incentivos temporales para la contratación de nuevos trabajadores para las empresas pequeñas y medianas, entre las más importantes. Asimismo, otro conjunto de iniciativas asociadas a la extensión de derechos a colectivos vulnerables de alta informalidad como son el empleo rural y el trabajo en casas particulares. Por último, se continúa avanzando en el desarrollo de nuevas herramientas para mejorar la acción de inspección, a través del uso de sistemas informáticos más inteligentes y mayores punitorios para las empresas que incumplen con la normativa.

Los desafíos se inscriben en la búsqueda de una mayor competitividad sin resignar la inclusión social a través del trabajo, así como en la implementación de políticas específicas que tengan en cuenta la especificidad de los colectivos más vulnerables del mercado de trabajo.

* Dirección de Estudios y Coordinación Macroeconómica-. SSPTyEL-. Ministerio de Trabajo.


Perdió dinamismo

Por Pablo Gluzman *

Desde la crisis de 2001-2002 el empleo en Argentina se incrementó significativamente, mientras que la desocupación y la informalidad se redujeron drásticamente. La tasa de empleo en Argentina alcanzó su máximo nivel en el tercer trimestre de 2011 (43,4 por ciento de acuerdo con el Indec) y a partir de allí muestra una trayectoria plana o ligeramente descendente. El último dato publicado del tercer trimestre de 2012 es 43,3 por ciento, aunque debido al crecimiento poblacional esto implica un incremento de cien mil puestos de trabajo. En el mismo período, el desempleo aumentó de 7,2 a 7,6 por ciento mientras que la tasa de informalidad laboral parece haberse estancado alrededor del 35 por ciento.

Para evaluar si la crisis económica es la principal causa de este fenómeno resulta útil analizar qué ocurrió en las regiones urbanas de países vecinos que también fueron golpeados por la crisis. Entre el tercer trimestre de 2011 y 2012, la tasa de empleo de mayores de 15 años se mantuvo o redujo en los países del Cono Sur: en Brasil cayó del 58,9 al 58,8 por ciento, y en Chile del 56,3 al 56,0 por ciento y en Uruguay del 60,3 al 58,3 por ciento. Sin embargo, durante el mismo período, aumentó en otros países de América Latina, como Ecuador (de 58,7 al 59,1), México (de 57,6 a 58,7) y Colombia (de 59,6 a 60,6 por ciento).

En términos de desempleo, todos los países, excepto Uruguay y Colombia, experimentaron reducciones en la tasa: en Brasil el desempleo pasó del 6,0 a 5,4 por ciento, en Chile del 8,0 al 7,0, Ecuador del 5,6 al 4,7 y en México del 6,1 al 5,7 por ciento, pero en Uruguay aumentó del 6,3 a 6,5 y en Colombia de 9,9 a 10,2 por ciento. En términos de informalidad laboral, en los tres países con información disponible se observa una reducción en el nivel: en Brasil pasó de 17,3 a 16,3 por ciento, en Chile de 20,5 a 19 y en Ecuador de 41,7 a 36,8 por ciento.

Excluyendo a los trabajadores del sector público, entre el segundo trimestre de 2011 y el segundo trimestre de 2012 (último dato disponible) la tasa de empleo en nuestro país se redujo de 52,3 a 51,6 por ciento, lo que implica una pérdida de aproximadamente 53 mil puestos de trabajo. En el resto de los países, la evolución del empleo privado es similar a la del empleo total: en Brasil el empleo privado aumentó ligeramente de 55,6 al 55,8 por ciento, en México creció de 54,0 al 55,3 por ciento, en Ecuador se incrementó de 54,7 a 55,3 por ciento y la excepción fue Chile, donde cayó levemente de 53,6 por ciento al 53,3 por ciento.

La mencionada reducción del empleo privado en Argentina también se observa en el grupo demográfico que tradicionalmente presenta mayor desocupación: los jóvenes de entre 15 y 25 años y especialmente las mujeres jóvenes. Entre los jóvenes la desocupación ronda el 20 por ciento. Este mismo fenómeno no se aprecia en el resto de los países; por el contrario, el empleo de dicho grupo etario se mantiene estable o incluso aumenta en algunos de ellos: en Brasil, el empleo privado de este grupo aumentó ligeramente de 41,7 a 41.8 por ciento, en Chile de 25,4 a 25,8, en México del 30,9 a 31.7 y en Ecuador de 24,5 al 26,9 por ciento. La divergencia en Argentina es probablemente producto de la menor actividad industrial, que emplea mayormente a los hombres: según el Indec, el Estimador Mensual Industrial se redujo aproximadamente un 3 por ciento para el promedio de los meses de ambos trimestres.

En resumen, el mercado de trabajo en Argentina ya no exhibe la misma dinámica de creación de puestos de trabajo y reducción de la informalidad laboral que había mostrado hasta 2011. Uno de los motivos que explican este cambio es el repunte de la crisis internacional que ocurrió desde ese momento. Este shock parece explicar las trayectorias del desempleo y el empleo desde fines de 2011, dado que los países del Cono Sur presentaron una evolución similar. Pero al analizar la informalidad, y el empleo privado, Argentina muestra una evolución diferente del resto de los países, por lo que la crisis internacional parece explicar una porción menor de estos fenómenos. Algo similar ocurre si nos concentramos en el grupo demográfico con mayores problemas de ocupación (las mujeres jóvenes), donde las tasas de desempleo en América latina rondan el 17 por ciento.

* Cedlas - UNLP y Conicet.

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Imagen: Bernardino Avila
 
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