ECONOMíA › CAPITANICH Y KICILLOF RESPONDIERON A THE ECONOMIST

“Usina conservadora”

“Los argentinos estamos cansados de tanta mala onda y mala leche, ver estas tapas de diarios enloquece. Son títulos repugnantes. Estamos acostumbrados a las profecías de catástrofes que no ocurren.” Así calificó el ministro de Economía, Axel Kicillof, a un artículo de The Economist que augura un 2015 negro en materia económica para el país. La publicación británica advierte sobre un supuesto riesgo de inflación descontrolada, crisis de balance de pagos e incluso una revuelta popular antes de las elecciones de octubre del año próximo. “The Economist es una usina conservadora pagada por el sistema financiero internacional para denostar a la Argentina”, le dedicó el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.

En un puñado de días, The Economist publicó dos referencias totalmente negativas sobre la economía argentina. La nota llamada “Firmas extranjeras en Argentina: esperando que Cristina se vaya” comienza diciendo que “Argentina nunca ha sido un lugar simple para las compañías extranjeras”. “Ineficiencia e inflación abundaron el país por décadas. Que las crisis ocurren cada doce años es algo fatalmente aceptado. Pero recientemente, sin embargo, la hostilidad del Gobierno implicó que hacer negocios para las firmas extranjeras sea incluso más difícil”, continúa.

El artículo cita que CFK acusó a Shell de querer forzar una devaluación del peso, que criticó a la imprenta Donnelley de terrorismo económico y a American Airlines de ser “buitres con turbinas”. También recuerda el caso de HSBC y las cuentas ocultas de los argentinos en Suiza y la presunta evasión impositiva y fuga de divisas por parte de Procter&Gamble, las exigencias de exportar para poder importar y la decisión de firmas como Elektra, Calvin Klein, Cartier y Carolina Herrera de suspender sus actividades en el país. Define entonces que la Argentina es “uno de los peores lugares del mundo para operar una compañía”.

En tanto, en una pequeña reseña sobre el país de cara a 2015, The Economist resume que “el gobierno peronista de Cristina Fernández corre el riesgo de enfrentar una inflación descontrolada, una crisis de balance de pagos y una revuelta popular antes de las elecciones de octubre. Las medidas necesarias para evitarlo serán penosas para la población. El próximo presidente es probable que sea otro peronista, pero no tendrá otra opción que estabilizar la economía y trabajar para renovar el acceso al mercado internacional de crédito, vedado desde 2001”.

“Estas usinas conservadoras a nivel internacional siempre pretenden denostar a la Argentina, pero el país ha tenido una estrategia firme de desendeudamiento equivalente a casi 44 mil millones de dólares a partir del uso de reservas acumulada gracias al superávit de balanza comercial. A su vez, la Argentina tiene una proyección muy positiva para los próximos años y el flujo de vencimientos de servicios de capital e intereses de deuda es decreciente”, respondió Capitanich.

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Capitanich reivindicó el desendeudamiento de Argentina.
Imagen: DyN
 
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