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Estábamos mal y vino la crisis

El Censo 2001 muestra que ya antes de desatarse la crisis, la mitad de la población carecía de cobertura médica.

La aparición de nuevos datos del Censo 2001 reflejaron una vez más la gravedad de la crisis social que atraviesa el país. El Indec informó ayer que el 48,1 por ciento de los habitantes no contaba en aquel año con obra social, plan médico o mutual para atender sus necesidades sanitarias, cifra que se supone empeoró tras la devaluación de enero de 2002, ya que aumentaron los costos de la medicina en general. La población del nordeste era la que menos posibilidades de acceso tenía a esa cobertura, mientras que en el otro extremo se ubicaban la Capital Federal y las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego.
El otro eje de la información proporcionada por el Indec fue el nivel educativo de la población. De allí se desprenden dos datos importantes. Por un lado, el censo reveló que el analfabetismo se ubicó en sólo el 2,6 por ciento. En segundo lugar, sin embargo, cuando los encuestadores indagaron respecto al nivel de enseñanza adquirido descubrieron que sólo el 34,3 por ciento de los ciudadanos alcanzó a completar estudios secundarios.
La población más instruida es la de la Capital Federal, adonde el 59,7 por ciento de sus habitantes terminó sus estudios secundarios. La información estadística revela que ese distrito presenta un panorama social menos sombrío que en el resto del país. En cuanto al nivel de enseñanza, la otra punta la ocupa la provincia de Misiones, con apenas el 23,4 por ciento de su población con estudios secundarios completos.
El nordeste en su conjunto presenta números magros. En Chaco terminaron el secundario el 24 por ciento de los habitantes, y después siguen Santiago del Estero con 25 por ciento, Formosa 27 y Corrientes 29,3. El panorama se repite al evaluar la cobertura sanitaria. El 65,8 por ciento de los formoseños debe atenderse en centros de salud públicos, mientras que los números son similares en otros distritos. En Corrientes, por ejemplo, se llega al 62,1 por ciento.
El mismo informe difundido ayer por el Indec reveló que en uno de cada cuatro hogares la jefa de familia es una mujer. La concentración más alta se da en la Capital Federal, adonde se detectó que el 37,7 por ciento de las unidades estudiadas tiene una jefatura femenina. El fenómeno fue atribuido al envejecimiento de la población y a la mayor expectativa de vida de la mujer por sobre el hombre. También el organismo advirtió la existencia de una mayor cantidad de viviendas unipersonales.

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El estado sanitario de la población ya era crítico en 2001.
 
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