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Yacyretá, monumento a la corrupción

Los presidentes de Argentina y Paraguay anunciaron la reanudación de las obras complementarias que permitirán elevar la cota hasta alcanzar su diseño original. Esta semana se adjudicarán las primeras obras complementarias.

Los antecedentes de corrupción y promesas incumplidas que arrastra la obra prácticamente les marcaron el tono a los discursos de Néstor Kirchner y Nicanor Duarte Frutos, presidentes de Argentina y Paraguay, que ayer anunciaron el relanzamiento de las obras para la finalización de Yacyretá. “Con el presidente de Paraguay estamos dispuestos a escribir una historia de claridad, con punto de inflexión en un nuevo tiempo que nos permita resolver como corresponde este tema pendiente”, señaló Kirchner, luego de recordar que la construcción de la represa alguna vez fue calificada -Menem lo hizo– como “un monumento a la corrupción”. Duarte Frutos, por su parte, afirmó que “ni como tragedia, ni como burla, debería repetirse la historia estigmatizada de corrupción, despilfarro y abuso que forman parte del pasado de la entidad binacional Yacyretá”.
Ambos presidentes encabezaron el acto de apertura de ofertas en la licitación para la construcción de un dique de protección en el arroyo Aguapey, del lado paraguayo, con una inversión prevista de 60 millones de dólares. El dique forma parte de las obras complementarias necesarias para la finalización de la represa a su cota prevista originalmente. La obra se desarrollará en dos etapas y será financiada con créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Según la información oficial, permitirá la creación de 350 puestos de trabajo directos, que se repartirán en partes iguales entre empleados argentinos y paraguayos. El plazo previsto para la ejecución es de 40 meses para la primera etapa y de 32 meses para la segunda.
La terminación del dique de protección del arroyo Aguapey y la construcción del canal de enlace de 12 kilómetros para desviar su caudal natural hacia el brazo Aña-Cuá, del río Paraná, evitarán inundaciones en unos 380 kilómetros cuadrados destinados a la agricultura. Consciente de la desconfianza que genera todo lo que se relaciona con el tema Yacyretá, Kirchner dijo que “hoy estamos dando un paso trascendente, pero sólo tendrá credibilidad cuando los hechos se vayan concretando. Muchas cosas se dijeron sobre Yacyretá: nosotros preferimos decir menos y hacer más”.
Para la primera etapa de obras se presentaron ocho ofertas económicas, en las cuales figuran algunas constructoras que, desde hace más de una década, vienen beneficiándose con los principales contratos de obra pública en la Argentina: Techint, Roggio, Supercemento (hicieron oferta en común), Dycasa e Iecsa, entre otras. Para la segunda etapa, ayer se recepcionaron seis ofertas técnicas.
Yacyretá comenzó a construirse hace más de 30 años y se invirtieron en ella unos 10.000 millones de dólares, pero hasta el momento sólo funciona al 60 por ciento del nivel de diseño, porque sus 20 turbinas operan con una caída de 15 metros. El diseño del proyecto original contemplaba una caída de 21,30 metros y una cota de 83 metros –a la que se busca llegar ahora– sobre el nivel del mar y no de 76 metros como la actual. Al alcanzar ese nivel, la represa generará 19.680 gigawatts/hora anuales, equivalentes a la cuarta parte del total de la demanda actual del país. La energía que hoy genera Yacyretá es consumida totalmente en territorio argentino. Representa el 16 por ciento de la generación total del país y un tercio de la generación de origen hidroeléctrico destinada al mercado mayorista.
El acuerdo entre ambos gobiernos contempla la elevación de la cota (altura de la pared del vertedero sobre el nivel del mar) de 76 a 83 metros, lo que permitiría resolver los problemas técnicos de funcionamiento de la mitad de las turbinas, según comentan los analistas. Fuentes de la propia entidad binacional adelantaron que para el mes de octubre se espera poder concretar la primera elevación parcial de la cota, a 78 metros.
Se estima que la elevación a Cota 83 obligará a relocalizar a unas 70 mil familias que viven en zonas aledañas que resultarán inundadas. Unas 50 mil están radicadas en suelo paraguayo. Para garantizar su funcionamiento al máximo rendimiento posible, la central hidroeléctrica requeriría, además, al alcanzar su cota máxima, la incorporación de tres nuevas turbinas en la central complementaria de Aña-Cuá.

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Néstor Kirchner junto a Duarte Frutos, su par paraguayo, durante el acto de apertura de sobres.
 
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