ECONOMíA › EN EL PRIMER SEMESTRE EL CRECIMIENTO SE MANTUVO EN EL 9 POR CIENTO ANUAL

Otro estirón y todavía no tocó el techo

Contrariando a quienes pronosticaban una desaceleración por falta de inversiones, los indicadores muestran que la economía sigue creciendo al ritmo de los primeros años de la recuperación.

 Por Claudio Scaletta

Tal como había sido adelantado en forma extraoficial, la economía acumuló en el primer semestre del año un crecimiento del 9 por ciento. El dato corresponde al Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), difundido ayer por el Indec. Durante el segundo trimestre el crecimiento arañó los dos dígitos, alcanzando el 9,8 por ciento. La expansión fue liderada por la inversión, especialmente la destinada a Construcción, y las exportaciones netas. Aunque crecieron todos los rubros exportables, la cosecha record realizó un aporte extra.
La continuidad del crecimiento de la economía a tasas cercanas a los dos dígitos representó un nuevo fracaso predictivo del grueso de los economistas profesionales, quienes luego del crecimiento del 8 por ciento del primer trimestre habían proyectado una desaceleración inevitable del Producto Interno Bruto (PIB). El resultado del segundo trimestre, en cambio, fue la citada suba del 9,8 por ciento. Cuando finalmente se conozcan los datos oficiales del PIB para los primeros seis meses del año, se tendrá un crecimiento del 8,9 por ciento. La diferencia del 0,1 por ciento con el EMAE se debe a que el PIB mide promedios.
Si bien la discusión por el nivel de inversión continúa, este componente de la demanda agregada creció entre abril y junio cerca del 22,7 por ciento, por lo que pasó de 17 por ciento del producto a precios constantes en el primer trimestre, al 19,5 por ciento en el segundo. A precios corrientes, la inversión se ubica en torno del 21 por ciento, la cifra que prefiere utilizar el ministro Roberto Lavagna.
La discusión de fondo entre los economistas sigue siendo en qué medida los actuales niveles de inversión resultan consistentes con tasas de crecimiento de entre el 5 y el 6 por ciento en los próximos años. La respuesta mayoritaria es que “no”. El número mágico propuesto por los especialistas es que la inversión debería expandirse hasta alcanzar unos 25 puntos del PIB para, de esta manera, contrarrestar el presunto agotamiento del ciclo expansivo basado en la mayor utilización de la capacidad instalada ociosa. El dato de la realidad fue que a pesar de estas dos restricciones, la economía siguió creciendo a tasas elevadas.
La nueva pregunta, entonces, es por qué.
Aunque incluso algunos economistas del sector público, concretamente del Banco Central, habían considerado que el PIB real estaba llegando a su máximo potencial, desde las consultoras del sector privado estiman que el llamado “cierre de brecha”, es decir la utilización plena de la capacidad productiva, recién se alcanzaría después de mediados de 2006. Además, según dijo a este diario el consultor Miguel Bein, en el trayecto la inversión seguirá aumentando. A futuro, la restricción podría venir por el lado del comercio exterior. Aunque en el segundo trimestre las exportaciones record contrarrestaron el fuerte aumento de importaciones y el giro de utilidades de las multinacionales –el superávit de cuenta corriente fue de alrededor de 1600 millones de dólares–, Bein evalúa que a partir de la segunda mitad de 2006 podrían comenzar a registrarse déficit, por lo que deberán buscarse mecanismos de financiamiento. En este punto, las alternativas son tres. Tomar nuevo endeudamiento, un aumento de la inversión extranjera directa (IED) o la repatriación de capitales. “Pero tener déficit en la cuenta corriente no quiere decir que el crecimiento no pueda continuar de todas maneras. En ese caso, la pregunta es durante cuánto tiempo”, concluyó el economista.
Un problema más delicado es la composición de la inversión. En el segundo trimestre alrededor del 60 por ciento de la misma se destinó a Construcción, residencial y de infraestructura, contra un 40 por ciento que fue a equipo durable. El sesgo del actual proceso inversor está dado por la construcción residencial, el rubro de menor impacto en el crecimiento de mediano plazo. Por otra parte, muchos de los actuales ganadores del modelo, como las firmas papeleras, metalúrgicas y petroquímicas, sectores en los que además la capacidad instalada se encuentra prácticamente en el límite de utilización, son los que menos invierten. Algo similar ocurrió en el agro. La cosecha record liquidada en el segundo trimestre, que explica alrededor de un punto de suba del PIB, fue resultado de condiciones meteorológicas excepcionales antes que de un proceso inversor previo.
Una última cuestión es la composición del crecimiento. Aquí llama la atención la pérdida de peso del consumo, que en el segundo trimestre se expandió el 6,7 por ciento, convirtiéndose en el componente con peor desempeño de la demanda, lo que delata la persistencia de los problemas de distribución del ingreso.

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La construcción se destacó entre los rubros de inversión.
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