ECONOMíA › QUE HAY DETRAS DE LAS MEDIDAS ANUNCIADAS

Para la hinchada y los bancos

 Por Maximiliano Montenegro

Los anuncios de ayer apuntan a dar una aparente respuesta, acotada y de muy bajo costo para los bancos, a los pequeños ahorristas, que a partir de octubre podrían descongelar sus plazos fijos pesificados, pasándolos a cuentas a la vista. Son unos 600 mil depositantes, el 60% del total de ahorristas, que son dueños de una mínima fracción de los fondos a plazo fijo. Más importante aún, con el nuevo plan canje de bonos, el ministro les tira una soga a los bancos, ya que lograrían, de ser exitoso, postergar los plazos de devolución del grueso de los depósitos reprogramados, un reclamo que contaba con el auspicio del Fondo Monetario.
Aunque suene paradójico, “esto forma parte de la estrategia de Economía para no levantar el corralito”, explicó un estrecho colaborador de Lavagna a Página/12.
Primero: hay que entender que el equipo económico considera que el verdadero problema no es el “corralito” –dinero atrapado en cuentas a la vista y que puede gastarse a través de diversos medios de pago– sino el “corralón” de plazos fijos reprogramados, que están totalmente indisponibles para los ahorristas.
Por eso, ayer no hubo ningún anuncio en el sentido de elevar los límites de extracción en efectivo de cajas de ahorro y cuentas corrientes. Y no lo habrá, aseguran en Economía, hasta tanto no se cierre un acuerdo con el Fondo. “Si hay refinanciamiento a un año del Fondo, recién ahí podemos liberar gradualmente el corralito”, afirman. Actualmente, hay unos 20 mil millones de pesos atrapados en cuentas a la vista. Se considera que la mitad es “dinero transaccional”, que se utiliza para diversos gastos, mientras que el resto serían ahorros. Así, Lavagna teme que si se liberara el corralito, una parte sustancial del efectivo corriera a refugiarse en el dólar, dado que el importante crecimiento de los nuevos plazos fijos sólo tienta, por ahora, a los más audaces o codiciosos. En cambio, con un acuerdo firmado con el FMI, el Banco Central podría pedir el reintegro de los 3000 millones de dólares que pagó durante el año a los organismos internacionales, y con ese colchón de divisas habría margen para neutralizar una eventual corrida cambiaria.
Segundo: la “liberación” de los plazos fijos inferiores a 7000 pesos es una señal política fuerte, por el número de ahorristas que involucra, pero irrelevante en términos económicos. Los ahorristas que podrían ser beneficiados detentan apenas el 5 por ciento del total de depósitos a plazo fijo, unos 1400 millones de pesos computando el CER. Aun suponiendo que todos los ahorristas alcanzados por la medida transfirieran los fondos a cuentas a la vista y desde ahí compraran dólares, el Banco Central podría estabilizar el tipo de cambio con menos de 400 millones de dólares de las reservas. Pero probablemente haya depositantes que apuesten a los bonos, con la esperanza de recuperar los 5000 dólares originales, otros vuelvan a colocar plazos fijos tentados por las altas tasas y una mayoría necesite esos fondos para pagar deudas y gastos corrientes.
Tercero: los bancos tienen motivos para festejar. Lavagna les había dejado claro que políticamente era inviable tanto un bono compulsivo como una nueva reprogramación de depósitos, estirando los plazos de devolución. Entonces, la reapertura del canje optativo les permitiría seguir pagando los depósitos a 1,40 más CER, pero en lugar de hacerlo entre el 2003 y 2005 tendrán tiempo hasta el 2013.

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