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–Usted fue vicepresidente del Banco Mundial cuando Menem estaba en el poder en la Argentina. ¿Si la administración de Menem era vista como un gobierno corrupto por Washington, por qué se le dio tanto apoyo financiero?
–Ellos no querían enfrentar la realidad. Incluso más dramático que el caso de la Argentina fue el caso de México. La gente hablaba de la corrupción y Washington simplemente ignoró la enorme cantidad de información que había al respecto. ¿Por qué? Porque el gobierno estaba tan comprometido con lo que se llamaban las reformas: privatizaciones, liberalización, la estrategia que estaban aplicando estaba siguiendo los dictados de Estados Unidos, y entonces el gobierno de Estados Unidos se hizo el distraído porque pensó que las ventajas de apoyar compensaban las desventajas. Pero esto no es nuevo, el gobierno de Estados Unidos, en el pasado, apoyó a gente como Pinochet, sabiendo su historial con los derechos humanos. Todo el mundo sabía cuán terrible era. Pero las empresas, los intereses financieros y el seguir las políticas de Estados Unidos fueron más importantes que los principios.
–En su libro usted habla de la corrupción que existe en Washington y en los organismos internacionales. Y cita el caso de Stanley Fisher, ex número dos del FMI (antecesor en el cargo de Anne Krueger), quien a poco de dejar un empleo en el Fondo pasó a desempeñarse como ejecutivo principal del Citicorp. ¿El Fondo Monetario está manejado por los bancos de Wall Street?
–El punto que hago en mi libro es que el FMI refleja de manera desproporcionada la ideología e intereses de los mercados financieros. Este riesgo está relacionado con la llamada “puerta giratoria”: gente entrando y saliendo de puestos claves de la administración pública hacia empresas privadas, vinculadas con las actividades que realizaban en el Estado. Estados Unidos tiene regulaciones contra esta clase de puertas giratorias, que causan problemas no sólo desde el punto de vista de las percepciones sino también de la realidad. Pero el Fondo Monetario, como institución pública, todavía no ha adoptado esta clase de regulaciones.