EL MUNDO › LAS EXPECTATIVAS DEL GOBIERNO ARGENTINO ANTE LAS ELECCIONES

Una relación de otro color

En el gobierno argentino imaginan una mayor atención de parte de la administración demócrata para la región.

 Por Fernando Cibeira

El anunciado triunfo de Barack Obama generaba expectativas en el gobierno argentino. “Los demócratas nos vienen diciendo: ‘No puede ser que el único amigo que tengamos en América latina sea Colombia’”, explicaba ayer un funcionario de trato habitual con los diplomáticos norteamericanos. Con todo, advertían que no imaginaban un vuelco en la política exterior de la Casa Blanca pero sí una mayor atención hacia la región, caída en el olvido durante los largos y áridos ocho años de gestión Bush.

Para más, las elecciones coincidieron –casi diabólicamente– con el fallo del tribunal de Miami por el caso Antonini Wilson, en el que se volvió a mencionar que el dinero de la valija era para la campaña de Cristina Kirchner, una cuestión que frizó el vínculo bilateral durante buena parte del año que lleva de mandato. La evaluación era que lo que viniera necesariamente tenía que ser mejor.

¿Y qué vendrá? “Una política exterior de horizontes más amplios, cuyo único interés no sea el terrorismo y las drogas”, agregaba el funcionario. Esto se traduciría en una mirada más abarcadora hacia la región, incluyendo a la Argentina.

En la Cancillería y alrededores suponían que Obama buscaría cerrar de a poco el ya histórico conflicto con Cuba, dadas las señales de cambio que viene dando la isla. Por añadidura, eso significaba también una relación más distendida con los gobiernos de Venezuela y Bolivia, buenos amigos de Fidel Castro. Aunque tampoco cabe esperar milagros. “Hay que pensar que lo que en términos norteamericanos es progresista, y Obama lo es, para nosotros sería de centroderecha, sobre todo en cuestiones de política internacional”, graficaba un diplomático que siguió de cerca la campaña electoral. Aunque luego lo pensaba un poco y agregaba: “La verdad que lo que se está yendo fue tan de derecha que todo lo que venga va a parecer de izquierda”.

El canciller Jorge Taiana siguió la elección norteamericana de cerca, incluyendo varios contactos con el embajador argentino en Estados Unidos, Héctor Timerman. En el Palacio San Martín sostienen que la crisis económica internacional se profundizó por la falta de liderazgo político en la Casa Blanca. Y que a partir de la llegada de Obama, Estados Unidos debería recuperar su prestigio ante un mundo que, auguran, emergerá multipolar, con un nuevo rol para los países emergentes como la Argentina.

Estos planteos los llevará la Presidenta en la cumbre del G-20, que se realizará los próximos 14 y 15 en Washington para tratar la crisis. Cristina Kirchner insistirá en la necesidad de “una amplia y profunda reforma” de la arquitectura del sistema financiero internacional, heredero del mundo que emergió tras la Segunda Guerra Mundial. “Hoy la realidad es otra”, insisten.

Una paradoja que suele darse en los gobiernos demócratas es que ponen en marcha políticas más proteccionistas, dificultando el ingreso de los productos del exterior. Esta práctica podría potenciarse por el contexto de crisis y muchos países del continente, no tanto Argentina, dependen de sus colocaciones en Estados Unidos.

No habrá que esperar mucho para conocer cuáles serán las políticas de Barack Obama para la región. La primera cumbre de la que participará como presidente será la de las Américas, que se celebrará entre el 17 y el 19 de abril del año próximo en Trinidad y Tobago. Es el único evento en el que los presidentes norteamericanos participan junto a los otros mandatarios del continente, y no suelen faltar.

La anterior cumbre fue aquélla recordada de Mar del Plata, en noviembre de 2005. El encuentro marcó un quiebre en la relación entre Néstor Kirchner y George Bush, que hasta ahí había sido muy buena. Pero el norteamericano llegó a Mar del Plata encabezando una ofensiva pro ALCA que fue resistida por los presidentes del Mercosur, con Kirchner como bastonero. Nada volvió a ser como antes entre la Casa Blanca y la Rosada. Ahora suponían que en otra cumbre americana podían enmendarse las cosas. “Allí Obama va a tener que explicar de verdad cuáles son sus ideas para la región”, adelantaban.

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Bush y Cristina Kirchner se cruzaron por última vez en septiembre.
Imagen: AFP
 
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