EL MUNDO › ASEGURó QUE ES UNA CONTINUACIóN DE LA ASISTENCIA DE SU PAíS AL PRESIDENTE COLOMBIANO, ALVARO URIBE

Obama defendió la presencia militar de EE.UU. en Colombia

En una conferencia en la Casa Blanca con medios de habla hispana, Obama acusó a algunos gobiernos de la región de difundir el “mito” de las bases norteamericanas para alimentar el sentimiento antinorteamericano en América latina.

 Por María Laura Carpineta

Después de dos semanas de quejas y malestares de los gobiernos sudamericanos, el presidente norteamericano Barack Obama se refirió al acuerdo militar con Colombia y prometió que no habrá bases estadounidenses en el país andino. “No lo he autorizado y no me lo han pedido. Esta es una continuación de la asistencia que les hemos provisto; no tenemos intención de enviar un gran número de tropas adicionales a Colombia”, explicó el mandatario. En una conferencia en la Casa Blanca con medios de habla hispana, convocada como antesala de su segundo viaje a México, que realizará mañana, Obama acusó a algunos gobiernos de la región de difundir el “mito” de las bases norteamericanas para alimentar el sentimiento antinorteamericano en América latina.

“Algunos en la región están intentando jugar un papel utilizando la tradicional retórica antiyanqui”, señaló, sin nombrar ningún país o presidente. Obama repitió la explicación que su par colombiano, Alvaro Uribe, estuvo dando a lo largo de esta semana a los mandatarios de la región en su gira maratónica. Dijo que no se trata de un nuevo acuerdo militar, sino de una modernización del Plan Colombia, que establece la presencia de un máximo de 800 militares y 600 asesores civiles norteamericanos en el territorio colombiano para coordinar operativos antidrogas.

Una de las principales preocupaciones de los líderes sudamericanos, especialmente del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, era si con este renovado acuerdo militar Estados Unidos aumentaría su presencia militar permanente. Obama ayer no quiso dar números concretos. No habló de cuántos soldados más significarán las nuevas bases ni cuánto financiamiento extra requerirán, pero descartó un incremento significativo. El mandatario también prometió que los operativos de las siete bases se limitarán al territorio colombiano, un temor expresado esta semana por la presidenta Cristina Kirchner en su reunión con Uribe en Buenos Aires.

Cuando asumió el gobierno, Obama había propuesto recortar los fondos del Plan Colombia, como parte del ajuste presupuestario general para empezar a acortar el multimillonario déficit fiscal que dejaron los ocho años de gobierno Bush. Sin embargo, la pérdida de su única base militar en América del sur, en Ecuador, forzó al mandatario norteamericano a buscar una nueva base de operaciones para su guerra contra las drogas en la región. Desde la base de Manta, en Ecuador, los militares norteamericanos se ocupaban de sobrevolar la región del Pacífico para hacer un seguimiento de los cultivos en las zonas más selváticas y vigilar las rutas de salida de la droga hacia el océano, con destino a Centroamérica, Europa o Estados Unidos.

Obama aprovechó los cuestionamientos de los periodistas sobre la necesidad de mantener presencia militar en el corazón de Sudamérica para quejarse del doble discurso de algunos líderes latinoamericanos. “Algunos de los que han criticado la injerencia de Estados Unidos en América latina se quejan ahora de que no está interfiriendo lo suficiente”, dijo, con una media sonrisa. Obama reiteró su promesa de cambiar la relación entre Washington y la región. “No queremos dictar lo que sucede con nuestros vecinos. Eso es lo que estamos haciendo”, aseguró el presidente estadounidense, ratificando el discurso que estrenó en la última Cumbre de las Américas, en Trinidad y Tobago.

El mandatario se refería a la situación en Honduras (ver recuadro) y a la ola de violencia narco que golpea a México hace más de un año. En lo que va del año los enfrentamientos entre los carteles de la droga y las fuerzas públicas dejaron más de cuatro mil muertos –la cifra supera a las 10.000 desde el principio del mandato del presidente Vicente Calderón, en 2006– y las organizaciones de derechos humanos, mexicanas y norteamericanas, denuncian que el número de violaciones a los derechos humanos por parte de los militares mexicanos aumenta a la par.

Sin embargo, Obama consideró que Calderón “está haciendo lo correcto” y apoyó su “guerra” contra los narcotraficantes. Eso sí, aclaró, las violaciones a los derechos humanos nunca son inevitables, como aseguraron algunos funcionarios del gobierno de Calderón.

Mañana Obama viajará a Guadalajara para una nueva cumbre presidencial del Nafta, el Tratado de Libre Comercio que Estados Unidos comparte con Canadá y México. La Casa Blanca adelantó que en la agenda bilateral con México la violencia narco y la seguridad fronteriza estarán a la cabeza. Una de las buenas noticias que Obama tendrá para su par mexicano será su nuevo plan para reformar los centros de detención de inmigrantes ilegales, que hoy concentran a más de 400.000 personas, que en muchos casos, según la Comisión Interamericano de Derechos Humanos, no cumplen las condiciones de seguridad, higiene e infraestructura básicas.

El mandatario norteamericano también se refirió a una promesa que había realizado la última vez que pasó con México. Ayer Obama anunció que su gobierno recién tendrá listo un borrador de la reforma migratoria a fines de año. La discusión en el Capitolio tendrá que esperar al 2010.


No toca botón

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reafirmó ayer que el golpe de Estado en Honduras fue “ilegal”, pero aclaró que “no puedo presionar un botón y reinstaurar al señor (Manuel) Zelaya”. Obama consideró que es irónico que “algunos de los que han criticado la injerencia de Estados Unidos en América latina, se quejen ahora de que “no está interfiriendo lo suficiente” en Honduras. “Hemos apoyado plenamente la mediación del presidente (costarricense Oscar) Arias y quisiéramos ver que (Zelaya) pueda regresar pacíficamente para continuar su mandato”, afirmó el mandatario. Estados Unidos reconoció a Zelaya como el gobernante que fue elegido democráticamente en Honduras y “pese al hecho de que el presidente Zelaya muchas veces es muy crítico de las políticas estadounidenses, hemos dicho que debe permanecer” en el cargo, enfatizó Obama. Al dirigirse a quienes alegan que Estados Unidos hace lo que le da la gana en Centroamérica, dijo que “les recordaría que parte del cambio de actitud hacia Centroamérica es que íbamos a trabajar en alianza con otros países y no íbamos a dictar lo que sucede con nuestros vecinos”.

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El presidente estadounidense dijo que sus tropas en Colombia no aumentarán significativamente, pero no dio precisiones.
 
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