EL MUNDO › ERIC WOERTH, TITULAR DE TRABAJO EN FRANCIA, DIJO QUE NO INFLUYO PARA FAVORECER A SU MUJER

El ministro de Sarkozy negó todo

Fue interrogado para que responda sobre la supuesta financiación ilegal del partido oficialista ligada al escándalo que protagoniza la heredera del emporio L’Oréal.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

Seis semanas después de que el complejo caso de la heredera del fundador de L’Oréal, Liliane Bettencourt, saltara al espacio público e implicara personalmente al actual ministro de Trabajo y ex titular de la cartera de Presupuesto Eric Woerth, la brigada de la policía financiera interrogó ayer a este protagonista central de uno de los más densos enredos políticos financieros que haya conocido Francia. Fiel a la estrategia adoptada desde el comienzo, Woerth negó toda implicación en dos de las principales sospechas que pesan contra él: una, el financiamiento ilegal de la campaña presidencial de Nicolas Sarkozy, de la cual Woerth era el tesorero; dos, su influencia en la contratación de su esposa en la empresa de quien era el gestor de la fortuna de la heredera de L’Oréal, Patrice de Maistre. También está entre filigranas lo que tal vez, en un sistema político y judicial sano, hubiese sido el ojo de la tormenta: el conflicto de intereses entre el ministro de Presupuesto. Por un lado, Woerth era la máxima autoridad ante el organismo que colecta los impuestos y controla, entre otras, las declaraciones fiscales de la mujer más rica de Francia (Liliane Bettencourt). Por el otro, en su calidad de tesorero del partido presidencial UMP y de la campaña de Sarkozy, Woerth administraba los fondos donados a su partido, donaciones recibidas de las grandes y pequeñas fortunas del país entre las que figuran los Bettencourt.

La escenografía de la audición del ministro por las autoridades policiales había sido bien preparada. Eric Woerth fue interrogado en su despacho por los miembros de la brigada financiera durante siete horas. Según declaró su abogado, Woerth “no intervino en ningún momento para que su esposa sea contratada por Patrice de Maistre”. En lo que atañe al segundo capítulo de esta polifónica investigación, el abogado Jean-Yves Leborgne aseguró que Eric Woerth “negó con una energía particular haber recibido cualquier financiamiento político no conforme a la ley”. El defensor del ministro alegó que todas las informaciones que circulan “no son más que mentiras y fantasmas”.

El problema con esos fantasmas evocado por el abogado defensor radica en que los indicios que existen son más que rumores. Estos constan de dos “soportes”: uno, las grabaciones clandestinas realizadas por uno de los mayordomos de Liliane Bettencourt y en las cuales el ministro aparece mencionado varias veces. Estas grabaciones fueron realizadas con el objetivo de probar que la señora Bettencourt –de 87 años– fue de alguna manera usada debido a su debilidad por su amigo François-Marie Banier, a quien la millonaria le regaló más de mil millones de dólares. Este es en todo caso el argumento de la hija de Liliane Bettencourt, Françoise Meyers Bettencourt. Esas bandas revelaron que la anciana había abierto cuentas en bancos suizos y comprado una isla en las Seychelles a espaldas del fisco francés. El delito de fraude resulta evidente en esas grabaciones, donde también se destapan la influencia de Nicolas Sarkozy en un asunto judicial en curso, la relación con un alto magistrado y, desde luego, informaciones sobre dinero dado bajo la mesa. Se trata de saber, en suma, si Woerth no ofreció su tolerancia fiscal a cambio del empleo de su esposa.

El segundo soporte es más sólido. La ex contadora de Liliane Bettencourt, Claire Thibout, declaró que Patrice de Maistre –el gestor de la fortuna de Bettencourt en cuya empresa trabajaba la esposa del ministro– le pidió en enero de 2007 que retirara 150 mil euros en efectivo. Según la contadora, este dinero debía ser entregado a Eric Woerth para financiar la campaña de Sarkozy. La policía ya interrogó a De Maistre, a la ex contadora, a la esposa del ministro, a Eric de Woerth y a Liliane Bettencourt. Woerth y De Maistre han negado en bloque todas las acusaciones. Se trataría entonces de “fantasmas” o de rumores lanzados por la prensa que, según miembros de la mayoría presidencial, emplea “métodos fascistas”. El abogado de Woerth manifestó su confianza en que la Justicia “dirá que las explicaciones de Woerth lo ponen fuera de la polémica que conocemos”.

Desde luego, el abogado tiene un sentido del humor digno de un dibujo animado. No se trata de una “polémica”, sino de indicios que convergen en la persona de Eric Woerth. Resulta por demás curioso constatar que éste, mientras fue ministro de Presupuesto, lanzó una agresiva campaña contra el fraude fiscal y las personas que esconden sus fortunas en bancos extranjeros. El gestor de la fortuna de Liliane Be-ttencourt figuraba en las listas de las personas con cuentas abiertas en Suiza, pero no obstante fue condecorado con la Legión de Honor por Eric Woerth. Por donde se la quiera leer, esta saga es de una exquisitez refinada. Hay un montón de historias que salen de una: los regalos millonarios de la anciana Bettencourt al fotógrafo Banier, la guerra entre la madre y la hija Bettencourt, las grabaciones clandestinas del mayordomo, las relaciones entre la gran burguesía y la clase política, el financiamiento opaco de las campañas, la más que dudosa posición de altos jerarcas del sistema judicial, la guerra dentro del aparato judicial y las filtraciones para nada desinteresadas de las informaciones a la prensa.

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El cuestionado ministro de Trabajo, Eric Woerth.
Imagen: AFP
 
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