EL MUNDO › EN CUALQUIER MOMENTO PUEDEN AJUSTICIAR A SAKINEH, EN IRáN, CONDENADA POR ADULTERIO

Una sentencia del neolítico

El hijo de la mujer de 42 años pidió al Papa que intercediera por la vida de su madre. El Vaticano respondió que lo hará por vía diplomática porque esos temas no los afronta en forma pública. El caso de Sakineh conmociona al mundo entero.

Mientras el mundo sigue conmocionado por la absurda y salvaje decisión del gobierno iraní de condenar a la lapidación a Sakineh Mohammadi Ashtiani, la mujer de 42 años sentenciada por el supuesto asesinato de su marido, su hijo pidió al Vaticano que interviniera para salvar la vida de su madre. La ejecución de Sakineh ya está en fecha y sólo depende de la decisión del gobierno iraní. A todo esto, el juez que está a cargo del caso ordenó un castigo extra de 99 latigazos más –Sakineh ya había sido torturada a latigazos inicialmente– porque su imagen apareció en un diario londinense sin el velo, lo que se considera una blasfemia (al parecer la foto no sería de ella, sino de una abogada iraní). El papa no intervino, el Vaticano sólo expresó su rechazo a la lapidación y la pena de muerte, pero en términos abstractos.

El caso de Sakineh Mohammadi Ashtiani, condenada por adulterio y el supuesto asesinato de su marido, generó una fuerte repercusión en todo el mundo. Diversas organizaciones y personalidades, criticaron la pena. En Roma, una marcha de activistas portando pancartas con el rostro de Sakineh reclamaron por la vida de la mujer sentenciada a una muerte horrible tan sólo por el hecho de ser mujer.

Sakineh se encuentra en la prisión de Tabriz en Teherán desde el 2006, cuando fue detenida acusada de asesinar a su marido y mantener relaciones con dos hombres. La injusticia por ser mujer es tal que, además de que a un hombre no se le castigaría por lo mismo ni del mismo modo, las acusaciones son endebles. Por ejemplo, la acusación por doble adulterio, mantener relaciones con dos hombres que no eran su marido, no tiene fundamento ya que son relaciones posteriores a la muerte del marido, según fue probado. De todos modos, aunque se demostrara la acusación, el concepto de delito y su gravedad variarán según se trate de un hombre o una mujer adúlteros.

Sakineh, además, fue castigada inicialmente con 99 latigazos por su adulterio, al ser detenida. Ahora, luego de la supuesta publicación de su rostro sin velo en un periódico londinense, el juez ordenó 99 latigazos más. El caso de la viuda iraní conmociona y da vueltas alrededor del mundo.

Ayer, su hijo, Sajjad Ghaderzadeh, pidió al Papa que intercediera en favor de su madre, para salvarle la vida. El Papa hizo mutis por el foro. Habló Federico Lombardi, el portavoz del Vaticano, quien de todos modos no hizo críticas a Irán. Lombardi aclaró que el Vaticano no responde de forma pública cuando se pide su intervención en cuestiones humanitarias en terceros países, pero que sí puede actuar por vías diplomáticas. Recordó que se opone a la pena de muerte y afirmó que intercede ante las autoridades de Irán “por vía diplomática”.

“La Santa Sede sigue este caso con atención e implicación”, declaró el padre Federico Lombardi en “una respuesta a las preguntas de los periodistas”. “La posición de la Iglesia, opuesta a la pena de muerte, es conocida, y la lapidación es una forma particularmente brutal”, dijo el portavoz. De hecho, el papa Benedicto XVI no hizo ninguna alusión al asunto ayer durante la plegaria del Angelus.

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Activistas reclaman en Roma por la vida de Sakineh y la anulación de la orden de ejecución.
Imagen: EFE
 
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