EL MUNDO › STRAUSS-KAHN SE DECLARARá INOCENTE DE LOS CARGOS DE “VIOLACIóN, ACTO SEXUAL DELICTIVO Y SECUESTRO” A UNA EMPLEADA DE UN HOTEL EN NUEVA YORK

El director del FMI complica a los socialistas franceses

La acusación contra el jefe del organismo multilateral de crédito incluye violencia y hasta lesiones. Varios dirigentes socialistas alegaron que Strauss-Kahn había caído en una trampa. Era hasta ahora el favorito de la oposición para 2012.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

Una bomba política cayó en el jardín del Partido Socialista francés. El arresto y la posterior inculpación en Nueva York por “violación, acto sexual delictivo y secuestro” del director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el ex ministro francés de Economía Dominique Strauss–Kahn, hace añicos la perspectiva de una clara victoria socialista en las elecciones de 2012, en donde Strauss-Kahn era el favorito absoluto de los sondeos, aun no habiendo oficializado su candidatura. Las circunstancias en las cuales el dirigente del organismo multilateral de crédito fue bajado del avión por la policía cuando se aprestaba a votar a París desafían los límites de la imaginación. Según adelantaron los medios norteamericanos y franceses, en especial Libération, que entrevistó a Paul J. Browne, comisario adjunto y portavoz de la policía de Nueva York, la historia comenzó hacia la una de la tarde cuando una mucama del hotel Sofitel de Nueva York ingresó en la habitación del piso 28 para limpiarla, pensando que estaba vacía. Allí se encontró con un hombre desnudo, que salía del baño. Se trataba de Dominique Strauss-Kahn.

La mujer, de 32 años, declaró a la policía que el hombre se arrojó sobre ella, la llevó hacia la habitación y la tiró sobre la cama para “agredirla sexualmente”. La suite Nº 2806 del Sofitel tenía un living y una sala de conferencias. Como la mujer se resistió, fue llevada por la fuerza al baño, donde se la obligó a una felación. La empleada logró huir y alertó a la policía. Dominique Strauss-Kahn salió más tarde hacia el aeropuerto de Nueva York. Estaba dentro del avión que lo conducía a Europa cuando la policía entró en la nave para arrestarlo. “¿De qué se trata?”, habría preguntado el dirigente socialista. Dominique Strauss-Kahn fue conducido a una comisaría de Harlem y luego inculpado por un juez. Uno de sus dos abogados, Benjamin Brafman, famoso defensor de celebridades en apuros por casos parecidos –el otro es William Taylor–, declaró que Strauss-Kahn niega los hechos y se declarará “inocente”. No se sabe aún si el director gerente del FMI, a quien su cargo no le confiere ninguna inmunidad diplomática, quedará en libertad bajo fianza o si el tribunal de Manhattan decidirá mantenerlo preso. La víctima ayer reconoció formalmente a Strauss-Kahn como el agresor.

La televisión francesa I-Tele citó una rápida contrainvestigación llevada a cabo por el entorno de Strauss-Kahn y aportó elementos suplementarios. En primer lugar no parece cierto que el responsable abandonó el hotel precipitadamente. El vuelo hacia París estaba reservado con antelación. La policía encontró un teléfono móvil olvidado por Strauss-Kahn en la habitación, pero sus allegados aseguran que es uno de los siete móviles que posee y que ello no acredita la hipótesis de la huida. La esposa del acusado, Anne Sinclair, declaró en un comunicado que no creía “ni un segundo en las acusaciones” que pesaban contra su marido, y que no dudaba de que “su inocencia será probada”. El punto débil de Strauss-Kahn, las mujeres, no era un secreto para nadie. El responsable del FMI siempre tuvo un perfil de seductor nato e irredento. Sin embargo, entre la seducción y la agresión física a una mujer hay un paso en el cual muchos no se animan a creer. Varios dirigentes socialistas alegaban ayer que Strauss-Kahn había “caído en una trampa”. La socialista Michelle Sabban, integrante de la corriente del patrón del FMI, dijo que estaba “convencida” de la existencia “de un complot internacional” para “decapitar al FMI y no al candidato a la primaria socialista”.

Nada prueba por ahora esa versión, incluso si el relato policial es por demás insólito. Por lo pronto, el FMI precisó en un comunicado que la institución permanecía “plenamente operacional”. El actual número dos del organismo, John Lipsky, asumirá la presidencia del FMI mientras duren las investigaciones. Las historias precedentes muestran que, sea cual fuere el resultado de las mismas, es decir, inocente o culpable, el tiempo necesario para llevarlas a cabo pone a Dominique Strauss-Kahn fuera del duelo presidencial. Los cargos contra el jefe del FMI investigados por la unidad de Víctimas Especiales de la policía de Nueva York figuran entre los más graves que existen en la escala de delitos sexuales. La acusación incluye violencia y hasta lesiones por las cuales la mucama tuvo que ser atendida en un hospital. En 2003, el jugador de básquet Kobe Bryant fue acusado de una agresión similar por la mucama de un hotel de Colorado y hubo que esperar cerca de un año para que el caso se cerrara. La mujer que acusó a Bryant se negó a declarar. Strauss-Kahn tiene encima la espada de Damocles de una condena con privación prolongada de libertad. En el estado de Nueva York, esos delitos son castigados con penas que van de los 15 a los 20 años de cárcel.

Esta es la segunda vez que Dominique Strauss-Kahn se ve mezclado en un asunto de polleras desde que asumió las riendas del FMI. En 2008, el organismo realizó una investigación interna con el fin de determinar si la aventura amorosa de Dominique Strauss-Kahn con Piroska Nagy, ex responsable del departamento Africa, había dado lugar a favoritismo. La investigación concluyó con que la relación entre ambos no pasó por alto el protocolo que rige la conducta del personal del FMI. El Fondo alegó que no se comprobaron presiones por parte de Strauss-Kahn para conseguir una relación sexual con la mujer, ni tampoco se constató su intervención personal a favor de un aumento de sueldo de Piroska Nagy. Strauss-Kahn es el segundo dirigente de un organismo de crédito multilateral cuya carrera se ve ensombrecida por historias con mujeres. En 2007, el entonces presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, tuvo que renunciar a su cargo cuando se descubrió que había usado su puesto para favorecer a su novia, Shaha Ali Riza. No obstante, la trama que se traga hoy el futuro presidencial del socialista Dominique Strauss-Kahn es mucho más densa e impensable a esos niveles de responsabilidad mundial. De cara a las presidenciales de 2012, Dominique Strauss-Kahn contaba con muchos puntos de ventaja frente a Nicolas Sarkozy. Su destino presidencial se quedó bajo llave en la habitación neoyorquina del Sofitel, al menos hasta que una investigación aclare los contornos pasmosos del escándalo.

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Strauss-Kahn podría recibir una condena de entre 15 y 20 años de prisión por los cargos de que se lo acusa.
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