Portugal elige hoy primer ministro en comicios legislativos adelantados, en medio de una debacle económica seguida de una crisis política. Los últimos sondeos dan como vencedor a Pedro Passos Coelho, de la derecha conservadora de los social-demócratas (PSD) con el 35 por ciento de los votos, seguido por José Sócrates, del Partido Socialista (PS), con el 30 por ciento.

El favoritismo de los conservadores se da tras seis años de gobierno de los socialistas, en una suerte de voto castigo al PS por la situación actual, con la economía estancada y la desocupación que trepa a un histórico 12 por ciento. Sin embargo, en un sistema parlamentario bipartidista rígido donde la única alternativa es el abstencionismo, no es un dato menor que el voto en blanco alcanzaba sólo un 8 por ciento en 1975, y para 2009 ya trepaba a un 40 por ciento.

Más allá de los favoritismos, ambos candidatos tienen el mismo desafío político y el mismo horizonte económico. Por un lado, debido al estricto sistema parlamentarista, el ganador tendrá que lidiar con un Congreso sin mayoría absoluta y dependerá de alianzas para gobernar, Por otro lado, el cumplimiento del paquete de ayuda financiera que el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional rubricó con Lisboa marca el programa económico que deberá seguir el próximo presidente, cualquiera sea su signo.

En diálogo con Página/12, el economista José Siaba Serrate dio a entender que estos comicios no resuelven los problemas que deberá enfrentar quien se haga cargo de los destinos de Portugal. “El disparador que acelera (las elecciones adelantadas) es que el Congreso no apoyó un conjunto de reformas que eran vitales por un tema político. Sin esas reformas, Portugal quedó a la buena de Dios. El problema económico desató una crisis política”, dijo el economista del Estudio Siaba Serrate. Sócrates, el mismo que renunció en marzo porque la oposición no le aprobó un ajuste, ahora vuelve a presentarse como candidato, tras ser reelecto presidente de su partido por aclamación hace menos de un mes. Entre la renuncia y la nueva candidatura Sócrates firmó el acuerdo con el FMI como jefe de gobierno provisorio, cuando la deuda acumulada llevó a Portugal al borde del default.

Sócrates se había resistido a arreglar con el Fondo mientras era primer ministro. Pero después de firmar como jefe de gobierno provisorio aseguró que el acuerdo logrado era mejor que el que habían conseguido Grecia e Irlanda, los otros dos países de la Eurozona que debieron acudir al paquete de rescate. “El gobierno obtuvo un buen acuerdo. Defiende a Portugal”, dijo el socialista.

Se trata de un plan valuado en 78.000 millones de euros que exige una contrapartida que, según los analistas, será casi imposible que Portugal pueda cumplir. A cambio de la inyección millonaria, el pacto con el FMI prevé la privatización de empresas estatales, racionalización de servicios y rebaja del gasto público. El tercer pago correspondiente al programa de ayuda externa por el monto de 12.600 millones de euros se hizo efectivo esta semana.

Para el economista Eduardo Crespo, profesor de la Universidade Federal Fluminense, de Río de Janeiro, la situación de Portugal tiene correlación con la crisis de Argentina que explotó en 2001. “Este tipo de paquetes financieros tienen similitudes con los de Argentina. Las previsiones de reducción de déficit son incumplibles y las condiciones de recaudación, imposibles. Son paquetes muy condicionados”, afirmó en diálogo con Página/12. Para el economista, Portugal tiene una moneda muy apreciada, lo que genera un déficit crónico de cuenta corriente. “Hay una gran burbuja de crédito al consumo. Eso afecta el déficit comercial, generando endeudamiento y ahorro negativo”, afirmó Crespo.

Para ayudar a Portugal en este difícil momento, el gobierno de Brasil, encabezado por la presidenta Dilma Rousseff, anunció la compra de bonos de la deuda de su Madre Patria. Siaba Serrate descree que la ayuda ofrecida por Brasil vaya a solucionar el problema. “Durante la antesala de la crisis, España contribuyó, pero esto es una situación inversa: Brasil ofreció contribuir al paquete de Portugal. Sin embargo, se trata más bien de un gesto político y contribución módica que de un elemento decisivo.” El gesto político más importante será el de los votantes lusos, que hoy deciden su futuro, aunque sea un futuro condicionado.

Informe: Juan Nicenboim.