EL MUNDO

El diario neoyorquino cambia de cara para olvidar aquel traspié

El diario “The New York Times” anunció nuevo director luego del escándalo sobre el periodista que había mentido sobre sus artículos y la posterior renuncia de su cúpula directiva.

Por Isabel Piquer *
Desde Nueva York

El New York Times cerró ayer una de las peores crisis de su historia al nombrar como nuevo director al columnista Bill Keller. Con la llegada de Keller, un periodista respetado por la redacción, ganador de un premio Pulitzer y ex subdirector, el diario neoyorquino espera borrar el bochornoso episodio que empezó con las revelaciones del escándalo Jason Blair, el cronista que se inventaba sus artículos, continuó con la dimisión de la cúpula directiva, el pasado 5 de junio, y casi acaba con la reputación de uno de los pilares del periodismo.
Arthur Sulzberger, editor del The New York Times, anunció ayer la noticia elogiando la trayectoria profesional de Keller, que “en los próximos años nos ayudará a reforzar la tradición de excelencia periodística” del diario. “Me siento honrado y muy contento ante la oportunidad de dirigir al mejor grupo de periodistas del mundo”, dijo el nuevo director en un comunicado. “Este diario es un tesoro nacional. Haré todo lo que esté a mi alcance para mantener su nivel, preservar su integridad y consolidar sus logros.” Se espera que nombre un nuevo equipo cuando tome posesión del cargo el próximo día 30. Bill Keller ya estuvo a punto de ser nombrado director en mayo del 2001, pero Sulzberger eligió finalmente a Howell Raines con la intención de cambiar el estilo del periódico. Raines, junto con el subdirector, Gerald Boyd, dimitió hace seis semanas tras las revelaciones del escándalo Blair y repetidos enfrentamientos con la redacción, que lo consideraba “inaccesible y arrogante”.
Hace unos días, Raines, en sus primeras declaraciones públicas, aseguró en la cadena de televisión PBS que “pisó una mina llamada Jason Blair”, el joven periodista negro que respaldó y luego resultó ser un fraude. En mayo, el The New York Times reconoció, en un largo mea culpa de cuatro páginas, que muchas de las historias de Blair eran falsas o en gran parte inventadas. Las revelaciones provocaron una violenta crisis de identidad en el periódico y provocaron la caída de Raines. Keller, que en una ocasión se describió a sí mismo como “un periodista que se ha pasado la vida jurando que nunca sería director”, empezó en la delegación en Washington del The New York Times como redactor político. Había trabajado con anterioridad en el Dallas Times Herald, el Congressional Quaterly Report, y The Oregonian, en Portland. De 1986 a 1991 fue corresponsal en Moscú, donde ganó un premio Pulitzer, que compartió con otros corresponsales estadounidenses, por su “cobertura minuciosa de los acontecimientos en la Unión Soviética”, incluido el tremendo terremoto de Armenia que mató a decenas de miles de personas. De 1992 a 1995 fue corresponsal en Johannesburgo. Pasó luego a formar parte del equipo editorial, aunque de vez en cuando seguía publicando reportajes en el suplemento dominical. En 1997 fue nombrado subdirector y candidato natural a suceder al entonces máximo responsable, Joseph Lelyveld, pero Raines se le adelantó. La ironía ha querido que Lelyveld, que ha ejercido este mes de director interino, pasara finalmente el cargo a su protegido, con dos años de retraso.
En contra de la línea editorial del The New York Times, Keller respaldó la guerra en Irak. En un artículo del pasado 14 de junio justificó su decisión asegurando que “el factor decisivo no fue la monstruosidad del régimen o la oportunidad de desatascar Medio Oriente. No. Respaldé la guerra porqué pensé que allí convergían una amenaza real y una auténtica oportunidad”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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