EL MUNDO › MILES DE PERSONAS SE ENTRELAZAN DE NORTE A SUR EN CATALUñA

Abrazo por la independencia

Fueron cerca de cuatrocientos mil los enganchados en la cadena humana que cruzaba por 86 municipios, sin contar los miles de espontáneos que acudieron a la manifestación sin previo aviso.

 Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

Rojo, amarillo, azul y estrellado. Así luce el paisaje de Cataluña hoy, en su Día Nacional, en su Diada. Pero si bien los colores de la senyera, bandera independentista, tiñen cada 11 de septiembre las calles de las principales ciudades catalanas, este año ondean de forma peculiar: en las espaldas de cientos de miles de personas unidas por una cadena humana de 440 kilómetros. Desde el extremo norte al sur de Cataluña, un cordón de manos entrelazadas quiso demostrar la fortaleza de su reclamo soberanista. Y, a juzgar por las cifras y las imágenes, parece haberlo conseguido.

A las 17.14 (hora que emula el año en el que cayó Barcelona ante las tropas francoespañolas de Felipe V, durante la Guerra de Sucesión) eran cerca de 400 mil los enganchados en la cadena humana que cruzaba por 86 municipios, sin contar con los miles de espontáneos que acudieron a la manifestación sin previa inscripción. Su convocante, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), desplegó un gran dispositivo de organización para el evento y, asegura, todo salió perfecto. “La vía catalana hacia la independencia ha sido un éxito sin precedentes”, proclamó la presidenta de la ANC, Carme Forcadell, al acabar el acto reivindicativo. “Queremos un Estado al que tenemos derecho. (...) Hoy lo hemos demostrado al mundo”, dijo, aclarando antes que no aceptarán dilaciones. “Lo queremos ahora, no en 2016”, aseguró Forcadell en referencia al intento por parte de Artur Mas, presidente de Cataluña, de demorar hasta ese año la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias, si el referéndum no fuera posible. “Queremos que 2014 se convierta en el primer año de nuestra libertad”, concluyó entre la ovación de miles de personas que se reunieron en la emblemática Plaza de Cataluña tras la cadena humana.

Una de las estampas más significativas de la jornada se produjo frente a la Sagrada Familia, icono de Barcelona. Allí, multitud de familias, asociaciones, fotógrafos y turistas se congregaron para no perderse la imagen de la grandiosa obra de Gaudí rodeada de banderas catalanas. “Que vean en el mundo cuántos somos los que estamos unidos aquí por la soberanía”, dice Ignasi mientras les enseña a sus hijos el canto nacionalista por excelencia: “¡In, inde, independencia!”.

Entre los asistentes, la sensación de hartazgo ante lo que ellos consideran un abuso por parte de Madrid era una constante. Las “nenas” del Casal de Abuelos de Navas, por ejemplo, se declararon indignadas. “Ya estamos hasta arriba de que nos roben, queremos que nos devuelvan lo que es nuestro”, manifestaba Ana María en referencia al déficit fiscal que, según ella, sufre Cataluña por pagarle al Estado más de lo que recibe.

La céntrica Plaza Catalunya fue otro de los ejes de la Diada, donde una pantalla gigante emitió un mensaje a favor del derecho a la autodeterminación, en el que participaron diversas personalidades catalanas. Las intervenciones del célebre cantautor de izquierdas Lluís Llach y, sobre todo, la de Pep Guardiola (en alemán) fueron, sin duda, las más vitoreadas.

Quien no estuvo presente en la cadena humana fue el President de la Generalität, Artur Mas, para no comprometer su cargo, pero el secretario de organización de su partido, Josep Rull, dejó claro su apoyo a la iniciativa. “La cadena humana debe transmitir un mensaje inequívoco al gobierno de Mariano Rajoy de que en el siglo XXI las urnas son la solución y no el problema”, declaró Rull esta mañana, durante la tradicional ofrenda floral al monumento de un prócer histórico, deslucida en esta ocasión por la lluvia. Para Rull, la vía catalana implica un mensaje a la comunidad internacional de que “hay un pueblo alzado democráticamente en busca de su libertad”.

Para unos separa y para otros, la cadena humana une. Los dos extremos de Cataluña se juntaron gracias a 440 kilómetros de brazos entrelazados, a la vez que se ratificó lo que los diferencia de España.

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Catalanes hacen flamear banderas independentistas en la provincia de Tarragona.
Imagen: AFP
 
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