EL MUNDO › SEGUN EL TESTIMONIO DE UN PRESUNTO GUARDAESPALDAS

La sobrevida de Saddam e hijos

Uday y Qusay Hussein, hijos del derrocado ex presidente iraquí Saddam Hussein, pasearon libremente por Bagdad los días previos a la caída del régimen de su padre e incluso cuando la ciudad estaba en manos de las tropas estadounidenses. Un hombre que usa el seudónimo de Abu Tiba y que dice haber sido guardaespaldas de Uday, fallecido el pasado martes en combate con tropas estadounidenses junto a su hermano Qusay, relató al diario Newsday los últimos días del régimen de Saddam Hussein.
El guardaespaldas cuenta cómo Uday, famoso por su afición a la juerga, la violencia y las mujeres, llegó a pasar una vez por delante de las mismas tropas estadounidenses en un vehículo sin vidrios polarizados, y que incluso insultó por lo bajo a los soldados norteamericanos. Agregó que los hijos de Hussein se quedaban dos o tres días en cada una de las muchas casas que tenían en Bagdad y que junto con su padre se vieron enormemente sorprendidos por la facilidad del avance de las tropas estadounidenses en territorio iraquí y su final conquista de Bagdad.
El guardaespaldas cuenta que el 11 de abril, dos días después de que las fuerzas estadounidenses derrocaran el gobierno de Saddam, éste y sus dos hijos asistieron a las plegarias en una mezquita en el barrio de Adhamiya. En el lugar una mujer se acercó al ex gobernante iraquí y le increpó el haber permitido la ocupación estadounidense, a lo que el hombre más buscado por las fuerzas estadounidenses respondió que había sido culpa de sus subalternos, que no cumplieron las órdenes de defender la ciudad a toda costa.
“Abu Tiba” cuenta cómo Hussein se reunió con sus dos hijos y otros cercanos colaboradores cinco o seis días después de la entrada de las tropas estadounidenses a la capital para estudiar los planes de organizar una guerra de guerrillas. Según el guardaespaldas, Uday, pese a su fama de irresponsable, asumió con todas sus energías la tarea de organizar la guerrilla con miembros de la brigada de voluntarios islámicos “Fedayín de Saddam”, un grupo paramilitar reclutado entre las milicias del partido Baas (el único durante el régimen de Hussein) y entrenado en ese tipo de acciones.
Esto, explica el ex guardaespaldas, le habría valido a Uday ganarse un reconocimiento de su padre, del que no había disfrutado en años. El guardaespaldas contó también cómo los ataques estadounidenses con misiles del 20 de marzo con los que comenzó la guerra erraron totalmente sus objetivos, pero no así los bombardeos del 7 de abril en el barrio residencial de Mansur, en Bagdad, que tan sólo por diez minutos no alcanzaron a Hussein y a sus dos hijos. Tras este bombardeo en Mansur, Hussein habría ordenado matar a uno de sus oficiales, a quien culpó de entregar la información respecto del lugar de la reunión a los estadounidenses. El guardaespaldas explicó que Uday enviaba mensajes escritos a mano a sus subalternos de los Fedayín para evitar ser escuchados por los servicios de espionaje norteamericanos y que la lucha guerrillera contra los estadounidenses no posee un comando central.

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La morgue de campaña con los restos de Uday y Qusay.
Los hermanos y su padre fueron sorprendidos por su derrota.
 
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