EL MUNDO › SEPULTARON A UDAY, QUSAY Y MUSTAFA HUSSEIN EN SU FEUDO DE TIKRIT

Un entierro con ruidos de sublevación

Los féretros de Uday y Qusay, los dos hijos de Saddam Hussein, y el de Mustafá, nieto del derrocado presidente de Irak, fueron transportados ayer a bordo de dos ambulancias de la Media Luna roja iraquí al cementerio de Aujá en los alrededores de Tikrit, la ciudad natal de la familia del ex dictador, en medio de un estricto operativo de seguridad norteamericano. El entierro de los máximos trofeos de la guerra en caer hasta ahora se produjo mientras comandantes norteamericanos vaticinaban que el propio Saddam caería pronto en Tikrit, y que las fuerzas de ocupación seguían sufriendo la lenta erosión debida a las operaciones de la resistencia saddamista: un soldado norteamericano y una mujer iraquí murieron en dos ataques contra las tropas estadounidenses en el centro y en el norte de Bagdad, y un convoy norteamericano fue atacado con una bomba en pleno centro de la capital.
La primera ambulancia del particular cortejo fúnebre transportaba los cuerpos de Uday y say y la segunda, el de Mustafá. “Incluso tras su muerte, siguen estando juntos”, comentó Felá Al-Chamar, un maestro de 34 años que vive cerca del cementerio. Los tres féretros, a los que los norteamericanos habían colocado un precinto de seguridad, fueron enterrados en el mismo lugar entre una palmera y un poste de electricidad en medio de una decena de mausoleos que albergan las sepulturas de los miembros de la familia Hussein y su tribu. “Soldados norteamericanos asistieron al entierro. Había diez por aquí, otros diez por allá”, relató el maestro, que participó en la ceremonia. “Pese a su presencia, todo el mundo lloraba”, continuó el hombre, emocionado. Las esposas de Uday y say y sus hijos no estuvieron presentes en los funerales. El maestro explicó que unas 50 personas asistieron a los funerales. Los militares norteamericanos, armados de fusiles automáticos, habían establecido un punto de control en la puerta del cementerio. “Los norteamericanos registraron a todo el mundo, incluyendo los vehículos”, afirmó.
Sólo los parientes y amigos más cercanos pudieron participar en la ceremonia, continuó Felá Al-Chamari. A más de 100 personas se les negó el acceso y permanecieron en el exterior del cementerio, mirando a través de las verjas. Para el maestro, está claro que Uday y say “defendieron el país y todo iraquí que cree en Dios debería comportarse como ellos”.
Darham Abed Muslet, que vive en Aujá y dijo ser un primo de la mujer de Saddam Hussein, también fustigó la presencia de los militares norteamericanos en el cementerio. “Fue una ceremonia muy simple. Los norteamericanos no nos dejaron manifestarnos –acusó–. “Habitualmente, en este tipo de ceremonia, disparamos al aire con nuestros Kalachnikovs”, agregó. El hombre se lamentó de que le impidiesen advertir a la población sobre los funerales de los dos hijos del ex presidente. “Si nos hubieran prevenido con tiempo, todo Tikrit (el feudo de Saddam Hussein) habría estado presente”, dijo, afirmando que Uday y say “merecían una gran ceremonia”. El presunto primo de la mujer de Saddam Hussein también denunció la presencia de una mujer militar norteamericana que filmó los funerales. Y dos jóvenes, que no quisieron identificarse, aseguraron con firmeza que los dos hijos del ex presidente iraquí “son un ejemplo”.
Tikrit es uno de los vértices del “triángulo sunnita” de Irak, la principal base de sustentación de Saddam Hussein. En los últimos días, los militares capturaron a varios partidarios del derrocado presidente, entre ellos dos de sus colaboradores cercanos y un jefe de los Fedayines de Saddam, una milicia fiel al ex dictador. Oficiales norteamericanos afirman que la captura o la eliminación de Saddam es “cuestión de tiempo”. “Creo que Tikrit verá su última batalla. Ya no sabe adónde ir”, declaró el comandante Troy Smith, de la 4ª División de Infantería, que persigue a los partidarios de Saddam en la región. “Creo que estamos quebrándolos. Están agotados”, agregó.
Los comandantes estadounidenses identificaron una estructura de tres niveles entre los partidarios de Saddam: la primera compuesta por altos dirigentes que financian la resistencia; la segunda, por cuadrosintermedios, que proporcionan armas, y la tercera, por jóvenes listos a combatir contra los norteamericanos a cambio de dinero. La serie de operaciones y ataques norteamericanos en la región de Tikrit llevaron a la detención de 1859 personas desde el 22 de abril, fecha de la toma de la ciudad por parte de los norteamericanos. Al menos 16 iraquíes murieron en esas operaciones.
La persecución se ha intensificado. “Organizamos patrullajes, buscamos debajo de cada piedra y encontraremos el lugar donde se esconden para matarlos o capturarlos”, dijo el comandante Smith. Otro oficial, Edmond Hallmark, de la Compañía Alpha de Apaches, dijo que “las misiones en helicóptero aumentan. Pienso que Saddam comienza a sentir que las fuerzas norteamericanas se acercan a él. Va a continuar, mientras pueda, poniéndose a resguardo de sus partidarios, pero realmente estamos sitiándolos”.

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Iraquíes rezan ayer ante las tumbas de los Hussein.
“Todo iraquí que cree en Dios debería comportarse como ellos.”
 
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