EL MUNDO › HABLO LA VIUDA DEL CIENTIFICO

La pesadilla final

Janice Kelly, de 58 años, viuda del experto en armas David Kelly, explicó ayer al magistrado James Brian Hutton la “pesadilla” en que se convirtió la vida de su esposo, asesor de Defensa, después de que trascendiese que fue la fuente de una controvertida noticia de la BBC que acusó al gobierno de “inflar” las pruebas contra Irak en un informe. Desde una habitación contigua a la sala 73 –donde el juez, los abogados y el público sólo podían escuchar su voz, acompañada de una fotografía–, Janice hizo un minucioso relato de los días previos al aparente suicidio de Kelly.
“En varias ocasiones, mientras tomábamos café, comíamos o durante el té de la tarde, dijo que se sentía totalmente abandonado y traicionado” por los responsables del Ministerio de Defensa, “que, en efecto, permitieron que su nombre saliese al dominio público”, afirmó su viuda. La identidad del científico como fuente de la BBC trascendió una vez que el Ministerio de Defensa publicó el 8 de julio un comunicado con pistas claras y de que la oficina de prensa se lo confirmase después a los periodistas que, previamente, le ofrecieron su nombre. La viuda subrayó que su marido recibió “garantías de su jefe más directo” de que su nombre no sería divulgado, contradiciendo la versión que la pasada semana esgrimieron ante el juez el premier británico, Tony Blair, y su titular de Defensa, Geoff Hoon. “Le habían asegurado que su identidad permanecería en secreto. Estaba extremadamente triste”, afirmó Janice, que fue a declarar apoyada en un bastón, pues sufre artritis, junto a su hija Rachel.
La esposa del experto hizo referencia a la presión que sufría Kelly tanto de sus jefes en el Ministerio de Defensa como de los medios de comunicación, hasta el punto de que le confesó que tal vez se vería obligado a abandonar su trabajo en el departamento de control y proliferación de armas del Ministerio de Defensa. Poco antes de salir a dar un paseo el 17 de julio, del que ya no volvió, David Kelly “no podía ni hablar, ni unir dos frases seguidas”, y recibió una llamada telefónica, posiblemente del Ministerio de Defensa. Tras el testimonio de la viuda, le tocó el turno a su hija Rachel, de 30 años, quien también declaró desde la misma sala que su madre, y recalcó que su padre se vio sometido a una “inmensa presión”. “Estaba muy callado y pálido. Parecía tener toda la presión del mundo sobre sus hombros”, dijo Rachel, quien explicó cómo usó su propio coche para buscar a su padre, horas después de que éste saliera a caminar y se le diera por desaparecido.

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