EL MUNDO › OPINION

Elecciones determinantes

 Por Oscar Laborde *

En momentos previos al proceso electoral que se vivirá, tanto en Brasil como en Uruguay, existen muchas preguntas, pero también la oportunidad de reflexionar los caminos transitados para llegar a la actual coyuntura que, en función de su resolución, nunca como ahora, marcará el futuro de nuestra región.

En Brasil disputan claramente dos modelos de país y de integración; no es casual que las declaraciones del candidato opositor estén dirigidas a revalorizar el rol de las relaciones que debería tener su país con Estados Unidos y Europa.

Un fin de ciclo quedará sellado ante una victoria de Aécio Neves.

A partir de allí, Brasil, como uno de los vertebradores de los Brics, buscará fortalecer su papel de interlocutor con la Unión Europea y Africa; y tratará de amarrar en la Alianza del Pacífico.

Una victoria de la derecha dejará atrás ese concepto desarrollado por Lula de un Brasil avanzando en conjunto con las demás naciones sudamericanas, para establecer otra mecánica que lo tenga, excluyentemente, en el centro de la escena. Y esto presupone que no será lo mismo el esquema de funcionamiento del Mercosur, ni sus prioridades ni alcances.

Una derrota de Dilma impactará en el tablero político sudamericano y en las agendas electorales cercanas y futuras.

Uruguay es el ejemplo más cercano, donde los partidos Blanco y Colorado avanzan en un acuerdo programático que le dé sustentabilidad al gobierno de derecha que pueda resultar electo, si derrotan a Tabaré Vázquez.

Las derechas latinoamericanas al no tener condiciones objetivas, ni subjetivas para un golpe de Estado en algunas naciones, han diseñado estrategias en cada país para enfrentar la institucionalidad creada en los últimos años en la región.

Y la derecha norteamericana no es ajena a estas cuestiones y no hace nada tampoco por disimularlo. Las declaraciones de Cristina Kirchner en el marco de la pelea contra los fondos buitre, las de Evo Morales luego de su triunfo, las escuchas telefónicas a la estructura gubernamental brasileña, la logística para las guarimbas en Venezuela, las páginas de Internet y los diarios al servicio de desgastar los apoyos y la relación de los gobiernos populares con sus bases sociales no son situaciones aisladas, sino que tienen un hilo conductor y una planificación que en situaciones específicas es muy clara.

Los triunfos de Dilma y Tabaré, por otro lado, también implicarán hacer relecturas del proceso de integración regional y de los llevados adelante por cada gobierno nacional y popular. Es necesario un aprendizaje sobre los enemigos y adversarios que el mismo enfrenta y sobre la voluntad política de avanzar en transformaciones profundas.

Es decir, instalar en la agenda pública la distribución de la riqueza, el cambio de la matriz productiva, la batalla cultural, el rol de los medios y las nuevas tecnologías de la información, el uso y abuso de los recursos naturales, la tierra como elemento aglutinador y de vida, y no sólo de especulación y renta extraordinaria son temas que ameritan una mayor rigurosidad a la hora de abordarlos y de diseñar políticas públicas que atraviesan transversalmente toda nuestra América latina.

Imaginemos qué tratamiento, a cada uno de estos temas, le darían Aécio Neves o Lacalle Pou. Esto es lo que está en juego, definitivamente, el domingo próximo.

* Director de Ideal-CTA.

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