EL MUNDO

Una guerra de caníbales y policías en la república más pobre de América

El gobierno haitiano recuperó tres ciudades, pero Gonaives sigue ocupada por el Ejército Caníbal, entre otras bandas opositoras.

Por Juan Jesús Aznarez*

Bandas sin dirección política y de lealtad cambiante acaudillan la anárquica sublevación contra el presidente haitiano, Jean Bertrand Aristide, que no alcanzó la capital, Puerto Príncipe, perdió Grand-Goâve, Dondon y Saint-Marc, y sigue ocupando la emblemática Gonaives, donde hace dos siglos se proclamó la independencia de la primera república negra de América. La situación es confusa en otras diez poblaciones. La coalición antigubernamental de partidos se distanció de las hordas del Frente de Resistencia Revolucionario (FRR), denominado Ejército Caníbal, cuando, siempre bárbaro, perseguía a la oposición. Más de cuarenta personas murieron durante la última semana de disturbios.
“No nos reconocemos en la insurrección armada sino en la lucha pacífica del pueblo por la democracia”, manifestó Mischa Gaillard, después de una reunión, en Puerto Príncipe, de la Convergencia Democrática contra Aristide. “Deploramos la violencia”, agregó. Todos deploran la violencia, pero todos se aprovechan de ella. La capital, con más de 2 millones de habitantes, acusa el clima de violencia y se redujo el tráfico y la actividad ciudadana, en su mayor parte comercio ambulante.
La oposición armada está formada por numerosas bandas locales sin dirección unificada que albergan a jóvenes que atacan comisarías y ahuyentan a machetazos a policías y civiles oficialistas, según el periodista Dominique Levanti, de la agencia France Presse. El trío Buteur Métayer, hermano de Amiot Métayer, asesinado cabecilla del Ejército Caníbal; Winter Etienne, portavoz del FRR; y Milfort Ferdinand, alias “Ti Will”, se proclamaron, respectivamente, jefe regional de policía, alcalde y comisario de Gonaives (200 mil habitantes), todavía en su poder. El gobierno envió refuerzos policiales para recuperar la ciudad, a 200 kilómetros de la capital, pero fracasó.
Tuvo éxito con Saint-Marc, a 96 kilómetros de Puerto Príncipe, retomada el lunes. Sin embargo, persistían los temores de que los rebeldes puedan superar en poder de fuego a la empobrecida fuerza policial de 5 mil hombres (el ejército ha sido desbandado).
Desde el sábado chocaban en esa localidad dos bandas rivales: la Unión de Militantes Consecuentes de Saint-Marc (Ramicos, por sus siglas en francés), antigubernamental; y Balai Rouzé, a favor de Aristide. La jurisdicción de los dos grupos es mayor o menor según los barrios. La ONU, Francia y la Organización de Estados Americanos (OEA) instaron a detener la violencia y a trabajar por una solución negociada, y el Departamento de Estado norteamericano culpó al gobierno de Aristide. “Hay bandas de actores violentos, delincuentes de ambos lados que han estado involucrados en la violencia. (...) La acción del gobierno ha contribuido a veces a la violencia”, declaró Richard Boucher, su portavoz. Estados Unidos invadió Haití en el año 1994 para reinstalar en el poder a Jean Bertrand Aristide, que había sido depuesto por un cuartelazo en el año 1991, meses después de haber sido investido presidente. El ex cura salesiano disolvió el ejército en el año 1995 y lo reemplazó por un cuerpo de policía adicto.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Habitantes de Grand-Goâve, movilizados por los acontecimientos.
 
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