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A punta de rifle, los rebeldes desafían a Bush

Los grupos de rebeldes de Haití se resisten a desarmarse, aprovechando el clima de caos que azota al país. EE.UU. advirtió que “matones armados” “no tienen lugar en el gobierno”.

El vacío de poder se ha apoderado de Haití, donde en las últimas 24 horas han sido asesinadas al menos diez personas, mientras las fuerzas rebeldes toman ventaja de la caótica situación ante el número reducido de tropas internacionales que participan en el terreno. En Puerto Príncipe, el líder rebelde haitiano Guy Philippe se autoproclamó ayer “jefe militar” de la resistencia y dijo que no se desarmará –un pedido de Washington–.
Philippe se había comprometido a que las fuerzas rebeldes bajo su mando se desarmarían cuando el ex presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide dejara el poder, una promesa que no ha cumplido aún. El ex militar y ex comisario dijo a periodistas que llegó a un acuerdo con los rangos inferiores de la policía para imponer orden, pero estas decisiones las ha tomado sin consultar con el gobierno provisional de Boniface Alexandre, que asumió el poder temporalmente tras la salida de Aristide.
Los grupos políticos, sociales y empresariales opuestos al ex presidente –representados en la Plataforma Democrática– aún no han definido qué tipo de transición proponen para el país y de qué forma se dividirá el poder. Estados Unidos advirtió ayer que “matones armados” “no tienen lugar en el gobierno” y no formarán parte de la transición. Washington y sus socios pretenden establecer un gobierno de unidad nacional compuesto por representantes de todos los partidos políticos, así como de las iglesias y la asociaciones civiles.
Ante la falta de seguridad que vive el país, los actos de violencia, protagonizados en su mayoría por seguidores del ex presidente, continúan registrándose y en las últimas 24 horas han sido asesinadas al menos diez personas en cuatro ciudades.
Mientras, las tropas estadounidenses tomaron en la mañana de ayer las instalaciones portuarias de la capital, que están situadas cerca de la embajada de Estados Unidos, aunque no se han divulgado los motivos de la operación. El Pentágono anunció que al menos otros 400 soldados estadounidenses se sumarán a los cientos de infantes de marina que llegaron a Puerto Príncipe el domingo y a las fuerzas de paz que están enviando Francia, entre otros países.
El envío de una fuerza internacional de paz se da en medio de una polémica por las declaraciones de Aristide, hechas desde la República Centroafricana, adonde viajó tras abandonar la presidencia, de que fue secuestrado y obligado a dimitir por EE.UU. El secretario de Estado de EE.UU., Colin Powell, ha negado las afirmaciones de Aristide. El Estado mayor francés, por su parte, dijo ayer que el ejército francés no estuvo implicado en la llegada de Aristide al país africano ni ha participado en su seguridad. Además, se dio a conocer una conversación telefónica entre los presidentes de Francia, Jacques Chirac, y Estados Unidos, George W. Bush, en el que celebraron la “excelente cooperación” entre los dos países en la crisis haitiana. Por otra parte, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, indicó que la estabilización de Haití tomará tiempo y que espera que la comunidad internacional se involucre a largo plazo en la situación por la que atraviesa este país caribeño.
A todo esto, el depuesto dictador haitiano, Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier, que reside en Francia desde que huyó de Haití en 1986, dijo a un canal de televisión de Miami que quiere volver a su país “tan pronto como sea posible”. Duvalier afirmó que no hay ningún obstáculo que impida su retorno y que ése ha sido su deseo desde 1990.

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El líder opositor, Guy Philippe, se autoproclama el “jefe militar” de la resistencia.
 
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