EL MUNDO › COMO VIVEN LOS JUDIOS QUE SE FUERON A ISRAEL

Argentinos en la línea de fuego

Los argentinos que hoy viven en Israel, sea por una cuestión de identidad sionista, sea porque la recesión económica argentina les dio el envión de salida, hoy forman parte de un “aliá” sumido en una humareda bélica. Si en diciembre pasado, en plena ebullición político-social argentina, los pronósticos fueron alentadores sobre la llegada de más cantidad de inmigrantes argentinos dispuestos a poblar Israel, la curva comenzó a dar índices descendentes con el agravamiento del conflicto israelo-palestino. Pero aún en el ojo de la tormenta, las sensaciones de los protagonistas cotidianos se vuelven homogéneas en un punto: no miran para atrás.
Es uno de los momentos de mayor violencia en Medio Oriente, con la puesta en marcha de la ofensiva de reocupación territorial del ejército israelí a Cisjordania, que fuera motorizada por el atentado suicida durante la Pascua judía. Según algunos, esto puede bajar la afluencia de argentinos. “Israel necesita 12 millones de judíos que vengan a poblarla”, señaló a Página/12 Gregorio Dupont, embajador argentino en Israel. “No van a venir más”(...) “Si se calienta la frontera norte, si se bombardea Siria, no creo que venga nadie.” Además, agrega el embajador, “muchos no se hallan cuando no tienen un sentido de identidad, un destino o ideal común”.
Con la crisis de Argentina, en enero de este año se especuló que iban a llegar a Israel entre 900 y 2000 judíos argentinos, después de que en 2001 llegaran 1400. Israel ofrece a los inmigrantes ayuda financiera, alojamiento temporario, cursos gratuitos de hebreo y ayuda para encontrar trabajo. Los que emigran pasan por dos instancias: los recluta la Agencia Judía y luego pasan a depender del Ministerio de Absorción de la zona a la que los manden, generalmente donde hace falta población. Actualmente hay entre 60 y 65 mil israelíes de origen argentino que viven en Israel.
El peligro tiene la imagen de las víctimas civiles que mueren en lugares públicos muy concurridos cuando un extremista palestino decide inmolarse. Un arma recurrente e impredecible. El último ataque suicida (el domingo 31 de marzo) les causó la muerte a dos argentinos que almorzaban juntos en un restaurante en Haifa. Carlos Wegman y Carlos Jerusalimsky habían sido amigos de la infancia y habían emigrado en los 70, durante la dictadura.
Los ataques terroristas y el cuadro actual de guerra tienen un alto impacto en la economía: se espera un bajón de inversiones extranjeras y un mayor desempleo, que hoy toca el 10 por ciento. Tal vez esto disuada a muchos argentinos interesados en emigrar, pero no parece ser el caso de aquellos que ya tienen un proyecto de vida, de acuerdo con estas entrevistas telefónicas realizadas por Página/12.

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Uno de tantos atentados que se convirtieron en rutina, el rostro del peligro en Israel.
 
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