EL MUNDO › AL-QAIDA AMENAZA A AYAD ALLAWI, QUIEN ASUME EL GOBIERNO DE IRAK EL PROXIMO DIA 30

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Tras la decapitación del surcoreano Kim Sun-il, la guerrilla cercana a Osama bin Laden amenazó de muerte ayer a Ayad Allawi, quien asume la semana próxima como primer ministro iraquí y se perfila como la última esperanza norteamericana en el país ocupado.

Por Angeles Espinosa *
Desde Bagdad

Es una espiral de violencia sin fin. Las fuerzas norteamericanas en Irak bombardearon la noche del martes otra casa en Faluja como respuesta a la decapitación horas antes del surcoreano Kim Sun-il. Un alto mando militar aseguró que la vivienda atacada servía de refugio a asociados de Abu Musab al Zarqawi, los fanáticos militantes islámicos que se responsabilizaron del secuestro de Kim, y que una veintena de combatientes extranjeros había resultado muerta. Pero, en un nuevo acto de desafío, una web islamista difundió una grabación en la que una voz atribuida a Al Zarqawi amenaza de muerte al primer ministro iraquí, Ayad Allawi –quien ayer pidió ayuda de la OTAN para controlar la situación–, como “símbolo del mal y fuente de todos los traidores”.
La insurgencia que desde el pasado verano mantiene en jaque a las fuerzas ocupantes en Irak no ha degenerado en una guerra civil tal como temían muchos observadores. La mayoría de los iraquíes, agotados y decepcionados, se mantienen al margen de una lucha de poder que está desangrando su país. Sin embargo, el nivel de violencia y la crueldad de los métodos empleados están llevando al límite el aguante y la tolerancia de muchos ciudadanos. La decapitación de Kim, un traductor secuestrado cinco días antes, no provocó una reacción visible, pero los efectos de este deterioro social y moral se pagarán más tarde o más temprano.
“Cómo no van odiarnos y tenernos miedo en Europa cuando ven que gente que se declara musulmana ejecuta tales atrocidades”, admitía dolido a esta enviada un iraquí de clase media y que se considera un nacionalista. Este hombre, bastante crítico con la actitud de Estados Unidos en su país, se opone radicalmente a las acciones de gente como Zarqawi. “¿Qué podemos hacer?”, se preguntaba impotente.
Desde el anonimato de las páginas web, una grabación sonora de 16 minutos atribuida a Zarqawi daba algunas pistas sobre lo que los fanáticos esperan de los iraquíes. “Llevaremos a cabo nuestra guerra santa contra los infieles occidentales y los apóstatas árabes hasta que se reestablezca el gobierno islámico sobre la Tierra”, aseguraba la voz. “Para esos locos, todos somos malos creyentes y merecemos la muerte”, lamenta el interlocutor iraquí.
Y, a la cabeza de todos ellos, el nuevo primer ministro que debe hacerse cargo del gobierno del país el próximo 1º de julio, cuando concluya la ocupación. “En cuanto a ti, Allawi –perdón, el primer ministro democráticamente elegido–, te hemos encontrado un veneno adecuado y una espada segura”, amenaza la voz con cierto retintín. “Has sobrevivido a las trampas que te hemos tendido hasta ahora, pero no vamos a cejar hasta que te hagamos beber del mismo vaso que ya probó Ezedin Salem”, advierte en referencia al asesinato el pasado 18 del penúltimo presidente del ahora disuelto Consejo de Gobierno.
Allawi desestimó la amenaza. “No van a hacernos cambiar de parecer”, aseguró Hamid al Kifai, un portavoz de la oficina del primer ministro. “Continuaremos con la reconstrucción de Irak y trabajando por la libertad, la democracia, la justicia y la paz. Los iraquíes se han enfrentado a estas amenazas con anterioridad”, añadió. Al Kifai recordó que Allawi ya fue objeto de un atentado hace 25 años en Londres, lo que no le ha impedido seguir defendiendo sus ideas. En aquella ocasión, supuestos agentes de Saddam mataron a su esposa y a él lo enviaron al hospital durante casi un año.
Desde su designación a primeros de junio, Allawi se ha mostrado muy enérgico y decidido en su voluntad de combatir la violencia política y el terrorismo, que han ahondado las divisiones en su país durante este último año. La falta de seguridad es la principal preocupación de los iraquíes, según una reciente encuesta realizada por las autoridades de ocupación. El pasado domingo, el primer ministro anunció la reorganización de todas las fuerzas de seguridad y se colocó a la cabeza de todas ellas como máximo responsable, con el objetivo de concentrar todos los esfuerzos en esa lucha. La medida ha suscitado las críticas de medios políticos y diplomáticos, que ven en esa concentración de poder un primer paso hacia la declaración del estado de emergencia y la suspensión de los derechos y libertades fundamentales. “No es suficiente con decir ‘estoy en contra del terrorismo’, hay que probarlo”, critica Mithal al Alusi, el jefe de la Comisión Nacional de Desbaazificación..
Sin embargo, en la calle, Allawi cuenta con la aprobación de la mayoría de los iraquíes que ven en este nuevo gobierno una última oportunidad para evitar el desastre. Tras el caos de los meses pasados, incluso los más críticos con la dictadura desean que se aplique mano dura. Porque junto a la violencia política, o mezclada con ella, ha aumentado ostensiblemente la criminalidad y las bandas armadas andan a tiro limpio con aparente impunidad. Un 67 por ciento de los iraquíes culpa del aumento de los ataques a la pérdida de confianza en las fuerzas estadounidenses. Un 60 por ciento considera que un gobierno iraquí puede mejorar la situación. Y un sorprendente 62 por ciento está convencido de que la policía y el ejército iraquíes podrán mantener la seguridad sin la ayuda de EE.UU.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Las fuerzas norteamericanas dejaron 20 muertos en operaciones aéreas sobre Faluja.
 
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