EL MUNDO › INDIA Y PAKISTAN NO CEDEN A LA PRESION POR LA PAZ

Insultos a la hora de la cena

Por Luke Harding
Desde Katmandú, Nepal

Los esfuerzos diplomáticos para aplacar las tensiones en el subcontinente asiático parecieron destinados al fracaso anoche, luego de que India y Pakistán intercambiaran acusaciones en el víspera de un encuentro regional crítico en Katmandú y dejaran en claro que no hay perspectiva alguna de que sus líderes se encuentren hoy en conversaciones bilaterales. El primer ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, quien llegó a Nepal ayer, dijo que no tendría conversaciones con el presidente paquistaní Pervez Musharraf durante la conferencia de tres días, incluso a pesar de hospedarse en el mismo hotel.
Antes de despegar, Vajpayee dio apenas un nota optimista al decir que India, que ha acumulado miles de soldados en su frontera con Pakistán, todavía no estaba lista para atacar a su rival nuclear. Declaró: “La guerra no es una obligación. Se están haciendo esfuerzos para evitar una guerra a través de la vía diplomática. Si esto tiene éxito no va a haber necesidad de tomar otras alternativas”. Sin embargo, fue su canciller Jaswant Singh quien tuvo que hacerse cargo. En una conferencia de prensa en Katmandú acusó a Pakistán de promover el terrorismo, de “actuar inmoralmente” y de manera “evasiva”.
Singh volvió a demandar a Pakistán que entregue a 20 terroristas, muchos de los cuales son sospechosos de haber estado involucrados en el ataque al Parlamento indio el 13 de diciembre, en el que 14 personas murieron, incluidos los cinco atacantes, y que lanzó a India y a Pakistán a la crisis actual. Funcionarios paquistaníes ridiculizaron el pedido indio. Dijeron que la evidencia provista por Nueva Delhi que implicaba a 20 era “endeble y frívola”. También acusaron a India de llevar a la crisis actual. “Si ellos deciden atacarnos, no nos va a quedar otra opción que defendernos”, dijo el vocero del canciller paquistaní, Rasham Salam Khan. Agregó: “Nos amenazan tanto que después va a ser difícil retroceder. Cuando los dos ejércitos estén en las trincheras cara a cara, si ocurre algún incidente la situación podría salirse de control. Es un juego muy peligroso el que están jugando”.
Musharraf, que estuvo en Beijing ayer reunido con su aliado clave, el primer ministro chino Zhu Rongji, dijo que estaba viajando a la conferencia con una postura abierta. Pero advirtió que las consecuencias de una guerra serían terribles. “Pakistán quiere paz, pero si se comete el error de atacarlo, ellos van a arrepentirse de su decisión”, dijo a sus comandantes militares y a los miembros de su gabinete. Singh rechazó la insinuación de que había habido un mejoramiento de la relación entre los dos países en los últimos días.
Musharraf ya ha actuado contra los dos grupos responsables de una ola de ataques a las fuerzas de seguridad indias que según India también son los autores del ataque contra el Parlamento. Ni Vajpayee ni Musharraf parecen dispuestos a ceder ante la dura presión de Washington y Londres para que retomen el diálogo. Se espera que Tony Blair, que llega a India esta noche, de un discurso hoy en el que pida el cese de agresión.

De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Giselle Cohen.

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