EL MUNDO

Una ola de secuestros desafía a Bush en su conflictivo estado 51

El plazo prescribió y no hubo noticias de los ocho chinos secuestrados en Irak por un grupo islamista. Treinta de los 170 extranjeros capturados ya fueron asesinados.

Por Angeles Espinosa *
Desde Ammán

El plazo de 48 horas fijado por los secuestradores de ocho ciudadanos chinos en Irak concluyó ayer sin que se tuvieran nuevas noticias de ellos. El Movimiento de la Resistencia Islámica amenazó el martes con matarlos si el gobierno de Pekín no aclaraba su postura respecto de Irak. Al menos una treintena de los 170 ciudadanos extranjeros secuestrados en ese país desde el pasado abril han sido asesinados. En la actualidad, otros tantos permanecen con paradero desconocido, entre ellos la periodista francesa Florence Aubenas y un trabajador de la empresa brasileña Odebrecht. Mientras los secuestros arrecian, un mensaje atribuido al militante jordano Al Zarqawi, líder de la insurgencia en Irak, denunciaba la participación israelí y jordana en el ataque de las tropas norteamericanas a Faluja en noviembre del año pasado.
La embajada china en Bagdad no quiso hacer ningún comentario cuando hacia las tres de la tarde (hora local) concluyeron las 48 horas. Los insurgentes han pedido a Pekín que prohíba la participación en la reconstrucción de Irak a sus empresas y ciudadanos. Aunque China se opuso a la invasión estadounidense, algunas compañías de ese país han logrado contratos, y particulares como los ocho secuestrados hallan atractivos salarios que llegan a multiplicar por diez los 60 dólares mensuales de su Fujian natal. Los diplomáticos chinos seguían confiando en la mediación del Comité de Ulemas, la principal asociación religiosa sunnita que ya el pasado abril ayudó en la puesta en libertad de otros siete de sus ciudadanos y varios de otras nacionalidades. El martes un portavoz del Comité hizo un llamamiento a la liberación de todos los secuestrados con motivo de la Fiesta del Sacrificio.
Pero ésa no es la situación de todos los extranjeros desaparecidos. A diferencia de los primeros casos, con los que se intentaba chantajear a los gobiernos vinculados con los ocupantes, en los últimos meses, los secuestros por dinero, que los iraquíes venían sufriendo desde la invasión, se han extendido también a los forasteros. Tal parece ser el caso de Aubenas, sobre la que no hay datos de que grupo alguno haya planteado exigencias. El propio diario Libération, para el que trabaja la periodista, mantiene la tesis de un secuestro criminal. Información confidencial de una empresa de seguridad británica a la que ha tenido acceso esta enviada apunta que en ello ha podido influir “la jugosa suma que el gobierno francés pagó por la liberación de otros dos informadores en 2004”. Aunque París ha negado desembolso alguno para conseguir la libertad de Georges Malbrunot y Christian Chesnot, fuentes diplomáticas europeas en Ammán cifran el pago en 15 millones de dólares (11,5 millones de euros). El último caso de posible secuestro, el del trabajador del grupo industrial brasileño Odebrecht, resulta aún más oscuro. El miércoles, una partida de insurgentes atacó un convoy cerca de Baiyi, 200 kilómetros al norte de Bagdad. La empresa de seguridad británica Janusian Security Risk Management anunció que había perdido a dos agentes, un británico y un iraquí, y dijo que otro ciudadano extranjero se encontraba en paradero desconocido. Mientras el gobierno nipón investigaba rumores de que podía tratarse de un ingeniero japonés, un comunicado militar estadounidense afirmó que el “desaparecido” era un brasileño. Odebrecht confirmó más tarde que estaba haciendo todo lo posible para resolver el “probable secuestro” de su empleado.
Sin embargo, un comunicado de Ansar al Sunna difundido en Internet hizo temer lo peor. El grupo, responsable entre otros del asesinato de doce trabajadores nepalíes el pasado septiembre y de los siete agentes secretos españoles en noviembre de 2003, aseguraba haber “secuestrado y matado a un británico y a un sueco” en las proximidades de Baiyi. Aunque imposible de verificar, la descripción parece coincidir con la emboscada del día anterior.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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