EL MUNDO

De la calle al Congreso, las cartas sobre la Mesa

El presidente Carlos Mesa consiguió un respiro en las movilizaciones callejeras mientras se apresta a discutir una ley crítica el martes en el Congreso.

Por Pablo Stefanoni
Desde La Paz

Después de una semana cargada de tensiones e incertidumbre –por la “renuncia a medias” del presidente Carlos Mesa–, Bolivia se encamina a la discusión del último artículo de la ley de hidrocarburos, en una sesión de la Cámara de Diputados convocada para el martes. Las distintas fuerzas se alistan. Y la cuestión no es sencilla: se trata del artículo 53, que definirá el porcentaje de regalías que deberán pagar las petroleras de aquí en adelante.
El tema provoca fuertes disputas entre los movimientos sociales, liderados por Evo Morales, y el gobierno y motivó el fracaso del diálogo entre el líder cocalero y el actual mandatario en la reunión del pasado jueves. Mientras el primero pretende capturar para el Estado la mitad de un negocio de 1500 millones de dólares a través del aumento de las regalías, el gobierno sostiene que debe hacerse mediante impuestos y hasta hace poco tiempo proponía hacerlo de manera gradual, en función del aumento de las exportaciones. De otra forma, sostienen los funcionarios oficiales, el país deberá soportar fuertes presiones internacionales, incluyendo juicios en tribunales arbitrales, promovidos por las empresas afectadas por la “violación de su seguridad jurídica”.
El defensor del pueblo, Waldo Albarracín, y el presidente de la Asamblea de Derechos Humanos, Sacha Llorenti, siguen apostando a una salida negociada y han convocado a una “cumbre social y política del gas” que debería realizarse en la ciudad de Cochabamba el próximo lunes. Una posible solución de compromiso consistiría en el reemplazo del aumento de las regalías –actualmente del 18 por ciento– por un impuesto del 32 por ciento, directo y calculado en boca de pozo “para evitar la evasión y el fraude empresarial”. Sin embargo, para ello los técnicos deberán convencer al MAS y otros movimientos sociales que este impuesto “es igual que una regalía” y que se han introducido suficientes candados para asegurar los ingresos al Estado boliviano. Una propuesta semejante, formulada por el presidente de Diputados, Mario Cossio, ya fue rechazada por el bloque masista y aprobada por un voto en una votación irregular que deberá repetirse el próximo martes.
Hasta ahora, Evo Morales y sus aliados del “pacto antioligárquico” han rechazado la alternativa, manteniéndose en la posición de que “el aumento de las regalías es innegociable, porque es un reclamo de todo el pueblo”. “50 por ciento o nada”, insistió el dirigente alteño Roberto de la Cruz ante Página/12. Sin embargo, algunos diputados del MAS se han mostrado abiertos a considerar la propuesta e incluso han criticado, extraoficialmente, el acuerdo de su jefe con dirigentes sindicales “venidos a menos” y radicalizados, lo que conspiraría contra sus posibilidades electorales en 2007.
El cansancio social –tanto de bloqueadores como de bloqueados–, después de más de dos meses de convulsiones políticas y sociales, podría operar en favor del gobierno y de una pausa transitoria en las medidas de acción directa. Un primer respiro vino de la ciudad de El Alto, donde las organizaciones vecinales levantaron las medidas de fuerza y aceptaron la conformación de una comisión multisectorial que, en tres meses, definirá las condiciones de la salida de la empresa Aguas del Illimani, reclamo que provocó fuertes protestas en esta urbe indígena. Sin embargo, los bloqueos amenazan con radicalizarse en Cochabamba, especialmente en la región cocalera del Chapare, donde los campesinos amenazan con cercar Cochabamba si el Parlamento no aprueba la aplicación del 50 por ciento de regalías.Ayer, Evo Morales se reunió con el dirigente de la Coordinadora del Gas, Oscar Olivera, y con otros sectores sociales en esa ciudad del valle, para definir las medidas a tomar. Entretanto, un ampliado de emergencia de la Central Obrera Boliviana, llevado a cabo en la Universidad Pública de El Alto, se aprestaba a decidir medidas de lucha. “Sin embargo, los bloqueos no se organizarán de inmediato”, admitió De la Cruz. En tanto que Felipe Quispe, presente en la reunión, no quiso ponerle fecha a las medidas de presión: “Los ladrones no avisan cuando van a asaltar el banco”, graficó ante una consulta de Página/12.
Pese al fracaso del diálogo el pasado jueves, muchos sintieron con alivio que, después de las fuertes acusaciones mutuas, Carlos Mesa y Evo Morales se sentaran a negociar. Los más optimistas piensan que –como en la cueca– se trata sólo de la “primera vuelta”, cuyo fracaso era previsible pero abre las puertas a la continuidad del diálogo. Otros avizoran nuevos nubarrones en el horizonte si esta nueva alianza social “radical” consigue agrupar suficientes fuerzas para ponerse en movimiento.

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Carlos Mesa saludando a sus acomodados partidarios el jueves.
 
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