EL MUNDO › NO HAY GOBIERNO DESDE HACE MAS DE CINCO MESES

Se alarga la crisis en Bélgica

 Por John Lichfield *

Bélgica tambaleó ayer cerca del abismo constitucional. Después de cinco meses de esfuerzos fallidos para crear un gobierno de coalición nacional –un record para Bélgica–, los políticos de habla holandesa y francesa encendieron la mecha sobre una nueva pelea lingüística. Los partidos flamencos votaron en el Parlamento para negarle a decenas de miles de francoparlantes de los suburbios de Bruselas el derecho a votar por los partidos francófonos.

Los políticos francoparlantes habían advertido que tal voto era una “provocación” que destruiría los últimos intentos de construir un gobierno aceptable para las dos principales comunidades del país. Los políticos flamencos insistían en seguir adelante con el voto después de que los partidos francoparlantes se retiraran del Parlamento. Los políticos francoparlantes dijeron que las conversaciones de la coalición podrían colapsar, pero sugirieron que algún tipo de acuerdo podría alcanzarse para establecer un gobierno provisional hasta que se enfriaran los ánimos.

Parece que se han logrado muchos progresos en las últimas semanas para acordar un programa de gobierno que cubra temas tales como la inmigración y la política económica. Pero las conversaciones fracasaron cuando se intentó encontrar un terreno común sobre cuestiones lingüísticas y constitucionales, incluyendo una larga disputa sobre quiénes tienen derecho a votar. El cristiano-demócrata flamento Yves Leterme intenta alcanzar un acuerdo a través de la coalición Naranja Azul, en la que participan los cristiano-demócratas y liberales francófonos de Valonia. En total suman 81 escaños, una mayoría cómoda para formar gobierno en un Parlamento de 150 escaños, pero insuficiente para realizar la prometida reforma del Estado que requiere en muchos aspectos los dos tercios de la Cámara. En el aspecto institucional, el asunto más crudo es el distrito electoral de Bruselas-Hal-Vilvorde (BHV). Este territorio formado por las 19 comunas de Bruselas ciudad y 35 de sus alrededores, todas ellas dentro de Flandes, constituye una notable excepción en la estructura política belga, caracterizada por la división territorial según criterios lingüísticos. A diferencia del monolingüismo de Flandes (holandés) y de Valonia (francés), en el distrito BHV los ciudadanos pueden votar a sus candidatos tanto flamencos como valones y ser juzgados en su propia lengua. Muchas decenas de miles de belgas francoparlantes se han ido de la capital mayormente francófona hacia las áreas arboladas y teóricamente de habla holandesa para votar por los partidos de habla holandesa en las elecciones nacionales. Se creó un gigante distrito electoral cubriendo la capital y parte de sus suburbios –Bruselas-Hal-Vilvoorde– donde los partidos de ambas comunidades podían hacer campaña por votos. Los partidos flamencos votaron ayer para quebrar el distrito electoral, forzando a todos, salvo unos pocos miles de los 120.000 estimados francoparlantes en los grandes suburbios de Bruselas, a votar por políticos flamencos.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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