EL MUNDO

Los paquistaníes van a las urnas con temor a nueva crisis institucional

La oposición anticipa que habrá fraude por parte del gobierno de Musharraf y amenaza con desatar una rebelión. Hace dos meses, terminó el estado de sitio. En medio, Benazir Bhutto fue asesinada.

Pakistán es una bomba de tiempo. A punto de iniciarse las postergadas elecciones legislativas, los principales partidos de la oposición amenazan con desatar una rebelión popular si el gobierno del presidente Pervez Musharraf recurre al fraude, como temen sus rivales. Después de que Benazir Bhutto, la líder del opositor Partido Popular de Pakistán (PPP), fuera asesinada el 27 de diciembre pasado, la posibilidad de un acuerdo entre los grupos no oficialistas y Musharraf ha sido enterrada, según el PPP. Con los sondeos en su contra, el presidente ya no sabe cómo apagar el descontento social que él mismo se encargó de encender aplicando el programa económico del FMI y al imponer un estado de sitio entre el 3 de noviembre y el 15 de diciembre del 2007.

Si una habilidad indiscutible desarrolló el gobierno de Pakistán es la de haber colocado en la vereda de enfrente al conjunto de la oposición. Aunque algunos partidos se presenten a los comicios y otros los boicoteen, la gran mayoría preanuncia unas elecciones manipuladas. “Musharraf va a impedir que las elecciones sean libres y transparentes porque el PPP y el partido de Nawaz Sharif van a ganar”, señaló a Página/12 Shafqat Tanweer, secretario general en el exterior del PPP, un partido reformista de bases populares dirigido por la elite empresarial y prooccidental de los Bhutto. De cumplirse la profecía, la crisis política podría desembocar en un nuevo estallido. “Nosotros y el PPP debemos ganar más que una simple mayoría, de lo contrario significará que hubo fraude masivo y llamaremos a protestas”, indicó el ex primer ministro Nawaz Sharif, que dirige la Liga Musulmana Paquistaní (PLM-N) y, al igual que el PPP, participan de los comicios.

En cambio, el Movimiento Democrático de Todos los Partidos (APDM), una coalición de grupos nacionalistas y religiosos de la que participa el reconocido jugador de críquet Imran Khan, llamó a boicotear las elecciones por considerarlas sucias. “Musharraf tiene sus propios jueces, su propia comisión electoral, su propia administración y gobierno. ¿Cómo podemos tener elecciones limpias en esta situación?”, dijo semanas atrás Khan.

El temor al fraude no es infundado. Desde que arrancó la campaña, más de 50 personas han muerto en atentados políticos, contando la explosión en la ciudad de Parachinar que anteayer mató a 37. “Las bombas sólo afectan al PPP”, dijo Tanweer, indicando la sospechosa inmunidad del oficialismo a los atentados terroristas. Asimismo, cientos de militantes opositores han sido encarcelados, según advirtió a este diario Adam Pal, de la corriente de izquierda El Militante, que integra el partido de Bhutto. Pero Musharraf rechaza las acusaciones. “Pese a todos los rumores, insinuaciones y todo tipo de aprensiones, garantizo que estas elecciones serán libres, justas, transparentes y pacíficas”, dijo en un discurso reciente el mandatario, que no se presentó como candidato.

La inestabilidad en Pakistán es de larga data. El país ha conocido más que nada dictaduras militares acusadas de depender completamente del financiamiento de Washington. Entre dos golpes de estado, hubo períodos cortos de presidentes electos. En los ’70, el padre de Bhutto, Zulfar Ali Bhutto, fue mandatario y después primer ministro hasta que un golpe lo sacó del poder en 1977 para ser colgado 10 años más tarde. Entre 1988 y 1996, Benazir Bhutto fue dos veces primera ministro, pero terminó huyendo del país acusada de corrupción. Luego vino Sharif, que con nuevos desfalcos sentó las bases para el golpe de Musharraf en 1999.

El crecimiento económico fue acompañado de un aumento de la pobreza y en años recientes de reformas regresivas. “Las condiciones económicas están declinando rápidamente y hay privatizaciones, despidos masivos y reestructuración. El mismo destino correrán los trenes, aerolíneas, universidades y colegios”, señaló Pal, líder de la coordinadora nacional de estudiantes. Con esto, el desconcontento social no ha hecho más que crecer y la ley marcial aplicada en noviembre pasado por el gobierno terminó por hacer explotar a la oposición. Primero fueron los abogados que no dudaron en enfrentar la feroz represión. Luego siguieron los universitarios, que llevaron a cabo sus primeras protestas masivas en décadas. El PPP hizo lo suyo amenazando con marchas multitudinarias, según Khan, para negociar mejor con Musharraf la repartija de poder, hasta que un ataque suicida, del que se acusa tanto a Al Qaida como al gobierno, acabó con la vida de la ex premier. “Después de la matanza de Bhutto, la situación cambió. La gente simpatiza por el PPP y muchos van a votar. Pero va a haber trampa y la mayoría se va a quejar”, reconoció Riaz Ahmed, miembro del grupo de izquierda ISP que participa de la APDM. “Va a haber un movimiento real contra la dictadura”, vaticinó.

Informe: Juan Manuel Barca.

Compartir: 

Twitter

Afiche del ex primer ministro Nawaz Sharif, que dirige la Liga Musulmana Paquistaní (PLM-N).
Imagen: AFP
 
EL MUNDO
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.