EL MUNDO › LAS ACUSACIONES CONTRA ASSANGE

Sexo sin protección

 Por Jerome Taylor *

Cuando Julian Assange aterrizó en el aeropuerto de Arlanda, en Estocolmo, la mañana del 11 de agosto de este año, el fundador de Wikileaks estaba comenzando lo que esperaba fuera una operación crítica para proteger a su plataforma denunciante de ataques futuros. Alentado por la divulgación de miles de registros del ejército de Estados Unidos desde Afganistán, Assange, de 39 años, intentaba establecerse en Suecia y aprovechar la fuente de protección legislativa del mundo. Sin embargo, esa estadía sueca se ha convertido en la amenaza más apremiante para su libertad y el futuro de Wikileaks mismo.

A los nueve días de llegar a Estocolmo, dos mujeres habían recurrido a la policía afirmando que el australiano había tenido sexo no consensuado con ellas. Sus testimonios conjuntos llevaron a un procesamiento con cargos de violación, acoso sexual y coerción ilegal, un proceso que inicialmente fue abandonado por falta de evidencia y luego retomado con vigor cuando Wikileaks comenzó a publicar miles de cables del Departamento de Estado de Estados Unidos.

Como país con una reputación de ser vanguardista en la igualdad de género, Suecia tiene algunas de las leyes antiviolación más duras en el mundo. Convirtió en ilegal la violación entre esposos en 1964 y usa una particularmente amplia definición de lo que constituye sexo no consensuado.

Su primera acusadora, que no puede ser nombrada en Suecia por motivos legales, es una académica feminista de casi cuarenta años que trabajaba como funcionaria en al Partido Socialdemócrata Sueco. Estuvo en contacto regular con Assange antes de su viaje a Suecia, ayudando a organizar sus apariciones en las conferencias así como aceptando que él usara su departamento mientras estaba en Estocolmo.

Se encontraron personalmente en la tarde del 14 de agosto, cuando ella regresó a su casa después de estar unos días ausente de la capital. Según su testimonio, que fue filtrado a un medio sueco, ambos salieron a cenar y regresaron al departamento, donde tuvieron sexo. En algún momento el preservativo se rompió, hecho que ninguna de las partes niega, aunque la mujer alega que fue roto deliberadamente por Assange.

La primera acusadora de Assange no hizo ningún intento inmediato de contactar a las autoridades. Sólo cuando ella fue contactada por la segunda denunciante, cuatro días después, ambas mujeres decidieron ir a la policía. En cambio la primera mujer arregló una “fiesta langosta” –una reunión sueca tradicional– para la noche siguiente en honor del fundador de Wikileaks en su departamento. En una entrada en la página en Twitter de la mujer, que luego trató de borrar, la primera acusadora de Assange describió su alegría por dar una fiesta para el ciberactivista más famoso del mundo. “Sentados afuera casi congelándonos con la gente más interesante del mundo”, escribió. “Era bastante asombroso.”

Lo que no sabía la primera mujer era que Assange ya había comenzado a coquetear con otra mujer sueca, a quien había conocido anteriormente ese día en una charla que había dado en un sindicato. La segunda acusadora de Assange tiene entre veinte y veinticinco años y vive en la ciudad de Enköping. Conoció a Assange y a la primera mujer durante un almuerzo después de la charla. Coquetearon, vieron una película juntos y comenzaron un “romance”, pero Assange se fue esa noche para ir a la fiesta langosta.

El lunes siguiente se reunieron nuevamente y viajaron a la casa de la mujer en Enköping, donde, según el testimonio de la policía, tuvieron sexo consensuado usando un preservativo. A la mañana siguiente, afirma la mujer, Assange tuvo sexo con ella cuando todavía estaba dormida y no usó un preservativo.

En algún momento durante los próximos tres días las dos amantes de Assange se cruzaron y descubrieron que ambas habían dormido con el mismo hombre. Las dos afirmaron haber tenido su propia experiencia de un amante que era reacio a usar un preservativo. El 20 de agosto las dos fueron a la comisaría en Estocolmo para pedir consejos sobre cómo presentar una queja contra Assange, e investigar la posibilidad de obligarlo a hacerse una prueba de VIH. Después de escuchar sus testimonios, un fiscal decidió que Assange debería estar acusado de sospecha de acoso sexual para la primera mujer y violación con la segunda.

A las 24 horas, el fiscal general de Suecia desestimó el cargo de violación contra Assange, pero al mes siguiente otro fiscal, Marianne Ny, reabrió el caso, lo que resultó en la orden de detención europea que llevó a Assange a la corte ayer.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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