EL MUNDO

La experiencia mexicana

Uno de los argumentos para defender la extensión de las movilizaciones en Chile son los nueve meses de huelga de la Unam en 1999-2000, que finalmente mantuvieron la gratuidad en esa universidad mexicana. Pero los dirigentes mexicanos coinciden en que hubo errores y cosas no previstas, como la radicalización de los ultras, que querían todo o nada, y el desgaste de tantos meses. Quedó el recuerdo de que se ganó, pero que también la policía ingresó al campus y, por ende, fracasó. “Si bien hay ejemplos como el de México –explica Vallejos– que nos han inspirado a seguir luchando por un objetivo final en tanto a su extensión como movimiento somos capaces de identificar que la situación en cada país tiene sus propias particularidades. Sin embargo, me parece que este movimiento no ha caído en ningún momento en un estado de intransigencia, como en múltiples ocasiones el gobierno ha tratado de clasificarnos. El actual sistema de educación chileno, a diferencia del de México, se encuentra en tal nivel de precarización, que la lucha apela mucho más al sentido común de la ciudadanía entera que a una radicalización particular de un sector minoritario ultraizquierdista. Por otro lado, luego de la dictadura militar, el debate político chileno fue particularmente vapuleado por un sinfín de elementos entre los que destacan el miedo, la propaganda del terror, el desencanto y el conformismo, producto de lo que previo a esta movilización la política chilena se había enviciado a tal punto de no representar ni fomentar las demandas ciudadanas sino las de los partidos políticos tras el Ejecutivo y Parlamento –Derecha y Concertación–. Es dado este contexto que este movimiento social, iniciado por la defensa de la educación pública, significa un real despertar de la actividad política ciudadana en nuestro país, por lo que lejos de correr el riesgo de despolitizar a los actores involucrados, vemos a este proceso como el inicio de la construcción democrática de un nuevo Chile.

–¿Qué le parece que los trabajadores apoyen las movilizaciones estudiantiles y llamen a otra movilización masiva para el 8 de septiembre?

–El hecho de que los trabajadores apoyen las movilizaciones es algo fundamental para cada proceso histórico revolucionario, pues como sujeto histórico el trabajador es quien hoy se encuentra directamente explotado por el proceso productivo sobre el que se sustenta nuestra sociedad capitalista neoliberal. Si bien los estudiantes como jóvenes estamos llamados a generar y fomentar los cambios, tenemos que tener claro que éstos deben realizarse junto a los trabajadores, pues son ellos, finalmente, el real motor de la historia.

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