EL MUNDO › COMPARACIóN CON ARGENTINA 2001

“Igual que con Menem”

 Por Eduardo Febbro

Yorgos Avgeropoulos siempre se acuerda de los limones. Cuando estuvo en la Argentina cubriendo la crisis del 2001 para la televisión encontró en los mercados de Buenos Aires limones griegos. Diez años más tarde, en plena crisis griega, Yorgos Avgeropoulos puede comprar limones argentinos en Atenas. Todo se dio vuelta. Este periodista griego especializado en la cobertura de crisis mundiales y conflictos armados ve en el intercambio de los limones mucho más que una anécdota: los limones son el símbolo de lo que le pasó a Grecia, es decir, lo mismo que le ocurrió a la Argentina en 2001, por causas similares: la ficción de una economía que se despliega sobre el vacío. Yorgos Avgeropoulos se trajo de recuerdo una de las ollas de los cacerolazos del 2001 y un amor imborrable de la Argentina. Según analiza en esta entrevista con Página/12, la Grecia 2011 es la Argentina menemista y delarruista de los años ’90 y 2000.

–Usted ha encontrado un espejo de la Argentina del 2001 en la crisis griega de este año. ¿Cuáles son las semejanzas?

–Todo lo que pasa en Grecia es muy parecido a lo que pasó en la Argentina. Hay, desde luego, muchas diferencias, pero también grandes similitudes. Las diferencias son evidentes: Grecia está en la Unión Europea, por ejemplo; la Argentina no. En este sentido, si Europa no ayuda a Grecia va a ser un desastre, tanto para Grecia como para Europa. Pero las similitudes con la Argentina del 2011 son muchas, empezando por la burbuja que vivimos, que es la misma burbuja en la que la Argentina vivió durante tantos años. La receta es igual: privatizaciones, recorte de salarios, de las jubilaciones, de los derechos laborales por los que mis padres y mis ancestros han luchado con sangre y con los que yo, afortunadamente, he vivido. Todo eso desaparece de un día para el otro. La clase media se ha empobrecido rápidamente. Conozco a mucha gente que tenía un trabajo digno y su casa y ahora está en los semáforos vendiendo cositas. En Grecia estamos viviendo el fin de una gran burbuja que comenzó cuando Grecia ingresó al euro. Esto es igual a lo que pasó en la Argentina con la paridad entre el dólar y el peso. El euro transformó a Grecia en un país sin producción, que no puede exportar.

–Grecia vivió una bonanza artificial, igual a la que instauró Menem con la paridad peso-dólar.

–Así fue. Durante once años vivimos con los préstamos bancarios. Nuestra vida es prestada. El bienestar fue una época en la que se podía ver circular en Atenas los autos más caros del mundo, todo eso financiado con préstamos bancarios. No teníamos el dinero real para pagar todo aquello, pero lo hicimos todo sin pensar. Por eso tenemos una responsabilidad muy grande. Fue una época de mucha euforia. La gente decía: de acuerdo, no tenemos el dinero en el bolsillo, pero está en el préstamo bancario. Fue una locura. Y así terminamos. Somos unos fracasados. Hemos inventado el concepto de democracia, pero acabamos creando nosotros mismos un sistema de corrupción política.

–Pero en Grecia fracasan muchas cosas: es el fracaso de Europa, del euro, de la coordinación entre países. No sólo cayó Grecia. También cayeron Portugal, Irlanda, Italia. España se salvó porque Zapatero adelantó las elecciones.

–Efectivamente, es más que Grecia, es Europa, es un escenario que se parece a los westerns: vemos la fachada, pero detrás no hay nada. El euro también fue una burbuja. Ahora vemos que los súper poderosos mercados gobiernan a los gobiernos. Ahora vemos que toda la euforia del euro se convierte en un infierno. Siento que estamos pagando el sentimiento posguerra de Alemania, que quiere ser más papista que el Papa.

–Grecia es también objeto de un gran desprecio y de una intromisión exterior muy agresiva. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, han sido muy humillantes con Grecia. La pareja franco-alemana, apodada Merkozy, consumó la ruptura entre Europa del Norte y Europa del Sur.

–Sí, creo que ahora vamos hacia esa dirección, si es que no fracasamos y salimos de la Eurozona. Yo me siento mal porque el nombre de Grecia y de los griegos es sinónimo de vagos y estafadores. Hay un racismo abierto hacia los griegos que viven en Holanda, en Francia, Alemania. Esta no es la Europa que queremos, no es la Europa de los ideales, de la libertad, de la filosofía. No. Es la Europa de los bancos. Yo me siento mucho mejor en la Argentina o en Colombia. Ya no siento que pertenezco a Europa. En realidad, los griegos nunca sintieron que pertenecían a Europa, que formaban parte real de la identidad europea. Lo único que sabíamos de Europa era que había subsidios para muchas cosas. Igual que Menem en la Argentina: populismo, el nacionalismo, burbuja financiera.

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