Desde Nueva York

Al término de su discurso en la Asamblea General, la Presidenta tuvo que apurarse para llegar al recinto donde se reunía el Consejo de Seguridad, en una sesión que presidía el presidente norteamericano Barack Obama. Los miembros del organismo se habían citado para firmar una resolución que tiene como objetivo intentar controlar el flujo de combatientes extranjeros hacia y desde zonas de conflictos donde operen grupos terroristas. Al hablar en la Asamblea General, ya Obama había convocado a todos los países a sumarse a su lucha contra la “red de muerte”, en referencia a la agrupación extremista Estado Islámico (ISIS) que opera en Siria e Irak. CFK respondió de alguna forma a este planteo: “Si queremos realmente combatir el terrorismo, trabajemos por la paz. No se combate el terrorismo haciendo sonar los tambores de la guerra. Al contrario, es lo que quieren precisamente, una reacción simétrica para que entonces vuelva a comenzar la rueda, así siempre hay un crédito de sangre que reclamar”.

La Argentina es actualmente miembro no permanente del Consejo de Seguridad. Si bien la resolución de ayer se firmó por unanimidad, CFK y otros presidentes hicieron sus propias definiciones sobre el combate al terrorismo. Fernández de Kirchner llamó a “no comerse al caníbal” –es decir, no utilizar los mismos o similares métodos para combatir al extremismo– y a respetar el derecho internacional. Además, dijo que para llegar a una solución, o al menos para aproximarse a una, en el conflicto de Medio Oriente, había que terminar de reconocer al Estado de Palestina. Y mencionó los recientes ataques a la Franja de Gaza, “donde murieron muchos niños, mujeres y ancianos”.

Durante su intervención en el Consejo, en el salón que domina un mural con un Ave Fénix –en referencia a la reconstrucción del mundo luego de la Segunda Guerra Mundial– la Presidenta estuvo acompañada por algunos miembros de la delegación. Al canciller Héctor Timerman, la embajadora argentina en la ONU, Marita Perceval, y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, se sumaron el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el senador Aníbal Fernández y el dirigente radical Leopoldo Moreau.

CFK comentó allí lo que había revelado el sábado en Roma. Aunque minimizó el hecho, contó que habían llegado denuncias acerca de que estaba amenazada por la organización ISIS debido a su cercanía con el papa Francisco y por su postura en defensa de la existencia de dos estados: Israel y Palestina. También reiteró que junto con Estados Unidos la Argentina era el único país del continente que había sufrido atentados terroristas.

Además del llamado a la paz y a respetar el derecho internacional, el discurso de la Presidenta estuvo centrado en sembrar algunas dudas sobre la forma de combatir el terrorismo, la conveniencia de la existencia de ese combate y sobre quiénes están detrás de posibilitar que existan esos grupos distintos terroristas, cuya peligrosidad y centralidad se van modificando con los años.

“Parece un juego del TEG, donde cambian los amigos y los enemigos. En ese sentido comparto lo que dijeron los representantes de China y Rusia: no hay terroristas buenos y terroristas malos. Hay terroristas”, señaló. “En 1994, en mi país y en el mundo se decía que Hezbolá había sido responsable de la voladura de la AMIA. Hoy Hezbolá es un partido en el Líbano. En el año 2006, la Justicia de mi país decidió imputar a ciudadanos iraníes. En la Primavera Arabe todos eran aparentemente luchadores de la libertad y muchos resultaron ser fundamentalistas que recibieron entrenamiento militar y hoy están combatiendo en el ISIS y reclutando jóvenes. También estuvieron Al Qaida y Osama bin Laden, que no surgió como un hongo después de la lluvia, fue entrenado, junto a los talibán, para enfrentar a Rusia, durante la Guerra Fría, en Afganistán. El año pasado lo más importante eran Irán y su amenaza nuclear; ahora, ya ha dejado de ser esto y ha pasado a ser el ISIS. No sería nada extraño que el año que viene haya desaparecido el ISIS y haya aparecido cualquier otro grupúsculo con algún nombre extraño, con actitudes todavía más virulentas y más violentas”, enumeró la Presidenta para dar cuenta de los cambios de prioridades de las potencias en su lucha contra el terrorismo. CFK dijo que hay que defenderse de las agresiones, pero siguió planteando interrogantes: “¿Quién les compra el petróleo, quién les vende las armas, quién los ha entrenado?”. Finalmente, aludió a los crímenes de la última dictadura y de los juicios que se hicieron y se siguen haciendo por ese tema. Pidió, entonces, que en el combate contra el terrorismo se respeten los derechos humanos para garantizar “no seguir retroalimentando el monstruo”.