EL MUNDO › EL ESCANDALO CADA VEZ MAS CERCA DEL PRESIDENTE

La casa de engaños de Enron

Por Julian Borger
Desde Washington

La investigación del colapso de Enron, la bancarrota más grande en la historia de Estados Unidos, se enfocó ayer en Arthur Andersen, la empresa de auditoría de la firma de servicios de energía, y en un memorándum del 12 de octubre ordenando la destrucción de documentos potencialmente incriminatorios. A medida que surge la evidencia de un ocultamiento concertado de los problemas de Enron en los meses previos que llevaron a la bancarrota el 2 de diciembre, también emergió a la luz que la compañía texana, que una vez llegó a valer más de 80.000 millones de dólares, tenía más contactos intensivos con la administración Bush que lo que la Casa Blanca había admitido previamente.
Ejecutivos de Enron estuvieron en contacto con funcionarios de la administración 14 veces el año pasado y principalmente para pedir ayuda, se informó ayer. El secretario de Comercio Don Evans dijo que Kenneth Lay, el presidente de la compañía, lo llamó cinco veces. “Estaba buscando todas las vías posibles para estabilizar a su empresa”, dijo Evans, aunque insistió que él no hizo nada para ayudar a la presionada corporación, que fue el principal contribuyente a la carrera de George Bush. Otros funcionarios de la administración contactados por la corporación desde setiembre, a medida que se ponía de manifiesto la escala de sus pérdidas, incluyeron al secretario del Tesoro Paul O’Neill, su segundo Peter Fisher y el secretario de Energía Spencer Abraham. Todos desmienten haber intercedido a favor de la compañía.
Mientras al menos dos investigaciones judiciales y seis comités del Congreso empezaban a indagar en el complejo sistema de negocios de Enron, se está prestando una creciente atención al rol de Arthur Andersen, una de las principales firmas de contabilidad del mundo. De acuerdo a investigadores del Congreso citados en la prensa estadounidense, un memorándum interno del 12 de octubre de uno de los abogados de la firma ordenó a los empleados de Arthur Andersen destruir documentos de los archivos de Enron. La revista Time informó que los supervisores de Arthur Andersen enviaron repetidos recordatorios a sus empleados con respecto al memo en las semanas que llevaron a la emisión de citaciones judiciales por la Comisión de Seguridad y Cambios, la agencia regulatoria federal. Se cree que miles de e-mails y archivos, en papel y electrónicos, fueron destruidos, y que podrían haberse probado importantes en una investigación de los manejos de Enron. La destrucción de los documentos puede haber continuado después de las citaciones judiciales, en cuyo caso los involucrados podrían enfrentar acusaciones criminales.
La firma Arthur Andersen concedió ayer que había sido destruida “una cantidad significativa pero indeterminada” de documentos, pero no confirmó el memo del 12 de octubre, argumentando que sería “inapropiado” hablar del tema antes de que la firma haya completado su propia investigación interna. Arthur Andersen sólo reveló que había destruido los documentos a comienzos de la semana pasada, exactamente antes del arribo de cuatro investigadores del Congreso a las oficinas de la compañía en Houston.
El senador Joseph Lieberman, el candidato a vicepresidente de los demócratas en 2002, quien también recibió algo de apoyo financiero de Enron para su campaña, manifestó preocupación sobre las prácticas de Arthur Andersen, afirmando que para el 12 de octubre los ejecutivos de Andersen y de Enron “sabían que Enron estaba en graves problemas y el techo estaba a punto de caérseles sobre sus cabezas”. Enron, que negociaba suministros petroleros, gasíferos y otras materias primas, disimuló sus pérdidas crecientes por medio de compañías ficticias que presentó como asociadas, empujando hacia arriba las ganancias aparentes de Enron y el precio de sus acciones. Entre 1999 y 2001, 29 de los ejecutivos más altos de la compañía vendieron 1.100 millones de dólares en acciones de Enron. Al mismo tiempo, los fondos de pensión de sus empleados, de los que el 60por ciento estaba compuesto de acciones de Enron, se erosionaron hasta la pérdida de casi todo su valor.

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