EL PAíS › EN EL HAPPENING DE LAS CARPAS FRENTE AL CONGRESO PASA DE TODO: HASTA DENUNCIARON UN ATAQUE A UN PROTECTOR DE DE ANGELI

De cómo una puñalada fue un raspón en la panza

El toro “Alfredito” convive con una inmensa pingüina entre siete carpas: se sumó una del Movimiento al Socialismo. En las distintas vertientes kirchneristas se suceden debates y documentales y hoy realizarán una concentración. Los ruralistas escuchan la arenga de De Angeli.

Alfredo De Angeli llegó a la “carpa verde”, se subió al escenario y dijo más o menos lo mismo de siempre: denunció una persecución, festejó la imaginación de los suyos, insistió en que no van a aflojar. Los presentes, que eran bastantes, lo vitorearon; también como siempre. Pero cuando inició la retirada, a pesar de que la metodología se repite diariamente, reinó la confusión. Después de hablar ante las cámaras, el entrerriano se refugió en el interior de la carpa mientras militantes de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) construían en la trastienda un cordón hasta un auto. Pero esta vez todo salió mal. Primero, porque lo subieron al vehículo equivocado. Segundo, porque en medio del tumulto un joven autoconvocado sufrió un corte, por lo que tuvo que ser trasladado por el SAME. El caso generó más de un alerta (los medios y los ruralistas repetían que “quisieron apuñalar a Alfredo”), que luego sería aclarado por los mismos organizadores: “Cuando salíamos un chico se tropezó y se lastimó un poquito la panza. Fue sólo un raspón”, explicaron.

Cuando terminó de hablar, el entrerriano salió escoltado cual rockstar. Circunstancialmente, la referente del MST, Vilma Ripoll, se encargaba de la logística de De Angeli. Organizaba su seguridad, daba órdenes a los militantes de la CCC que realizaban el cordón y advertía sobre la llegada de una marcha de la juventud de Libres del Sur: “Ahí vienen ellos, no respondan a ninguna provocación”.

Pero el cordón fue rápidamente desbordado. El público se apretujaba para tocarlo, hablarle, mirarlo. Desgastada por los empujones, una muchacha tuvo un segundo de reflexión: “Ni que fuera Brad Pitt, tampoco es tan lindo el paisano”. Pero nadie la escuchó. Los hombres seguían con sus scrums nerviosos tanto que, en medio del desconcierto, lo subieron a un auto de Crónica TV. Ahí se quedó un rato, mientras los fotógrafos se avalanzaban encima suyo. Luego se lo llevarían al vehículo indicado.

Entretanto, comenzó a circular un rumor: habían querido apuñalar a De Angeli y, en el fragor de la batalla, un escolta suyo fue herido. Eso era lo que unos decían y los otros repetían. Ante los medios, Ripoll hablaba de “ataque”. Sin embargo, rápidamente, los organizadores llamaron a una conferencia y aclararon lo sucedido. Nadie quiso apuñalar a nadie, el muchacho no pertenecía a la seguridad del entrerriano y la “pequeña herida” se la hizo al caer.

Más allá del hecho puntual, durante el día el paisaje de la Plaza del Congreso siguió regalando imágenes para el recuerdo. Por lo pronto, donde había seis carpas, desde ayer hay siete. La novedad la aportó el Movimiento al Socialismo (MAS), que en el medio de ambos polos levantó una tienda propia desde donde difunde su tercera vía: “Ni con el campo ni con la oligarquía”. La carpa es pequeña, lo grande son las cinco banderas con que ocupan el centro de la plaza. “Ni Kristina ni el campo. Expropiación de los capitalistas agrarios. Aumento de salario. Basta de explotación a los peones rurales”, son sus consignas. “No estamos ni con la izquierda chacarera y pro patronal ni con el Gobierno. Somos la izquierda que tiene que ser izquierda, y es por eso que desde acá tratamos de pelear la franja de población que está harta del conflicto y no apoya a ninguno”, aseguró a PáginaI12 Héctor Heberling. Respecto de por qué no estaban las otras organizaciones que coinciden en la postura política (PTS y PO) poco se agregó. “Les avisamos, pero no contestaron nada”, fue la respuesta.

Del lado de los ruralistas, el toro “Alfredito” seguía siendo uno de los grandes protagonistas. La gente hacía cola para fotografiarse con él. También con una paloma inflable que desde ayer acompaña.

Tres estadounidenses se sacaban fotos con ellos:

–Saben qué es lo que está pasando –preguntó PáginaI12 en un precario inglés.

–La Presidenta, sin consultar al Congreso, quiere cobrar un impuesto injusto... –respondió, contundente, Ana María en el español que alcanzó a aprender en la Universidad de San Martín.

En la otra punta, del lado oficialista, improvisaban respuestas a las originales iniciativas rurales. Obsesionados con el protagonismo que ganó “Alfredito”, los militantes K levantaron primero un zepelin y luego inflaron una enorme pingüina. Pero no se quedaron ahí. Ayer, jóvenes de La Cámpora tenían todo listo para realizar una performance con un toro mecánico y un domador, pero finalmente, a raíz del confuso episodio, decidieron cancelarla.

Una de las principales diferencias entre las carpas kirchneristas y las de los productores rurales son las tareas cotidianas. En la verde no hay actividades más allá de algún payador, cantante o mateada con tortas fritas que preparan los militantes del MIJD de Raúl Castells. En cambio, del lado K, con mayor estructura, se realizan conferencias, mesas redondas y se transmiten documentales. Así fue como ayer, entre otros, pasaron por allí la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini; el líder de Suterh, Víctor Santa María, y el dirigente del Movimiento Evita, Emilio Pérsico. Todos defendieron al Gobierno y convocaron para hoy a las 15 a un masivo acto en defensa de la política oficial.

Informe: Diego González.

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El ruralista Miguel Angel Ferreira mostró su herida.
Imagen: Télam
 
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