Igual que el rating, minuto a minuto se mide el “porotómetro”, con el que se monitorea la inclinación del voto de los senadores para la sesión de mañana por las retenciones móviles. Durante el fin de semana se de- sequilibraron los números que le daban cierto optimismo al kirchnerismo y lo pusieron en guardia. Ayer por la mañana el oficialismo mantenía la calma que le brindaba la certeza de contar con “los votos necesarios” para ratificar la media sanción de Diputados, pero al mediodía las declaraciones que llegaban desde distintos lugares del interior pronosticaban bajas en la lista de senadores que hasta el viernes contaban como “seguros”.

La peronista riojana Teresita Quintela anunciaba que votaría en contra del proyecto oficial y su comprovinciana Ada Mazza se inscribía en la nómina de indecisos. A esas dos bajas, se sumaba la “dudosa” chaqueña Elena Corregido que llegó hasta el despacho del jefe de la bancada kirchnerista, Miguel Angel Pichetto, para decirle que su voto sería por el no. La correlación de fuerzas había variado y el oficialismo salió a parar la sangría con llamadas telefónicas y reuniones con los díscolos en la Casa Rosada. Las negociaciones continuaron durante todo el día.

Por la noche, mientras todos hacían cuentas, los miembros del bloque del oficialismo mostraban caras más relajadas y pronosticaban una votación mucho más ajustada que lo que preveían hasta hace dos o tres días. Hasta el viernes por la tarde, las cifras daban al kirchnerismo con 35 votos, la oposición juntaba otros 30 y los indecisos llegaban a 7.

Con la deserción de Quintela y las dudas de Mazza, el kirchnerismo perdía ayer dos votos, lo que lo dejaba con 33 legisladores. En tanto, el pase de Corregido a las filas del “no”, más las definiciones en el mismo sentido de los hasta ayer dubitativos María Díaz, del ARI de Tierra del Fuego, y Horacio Lores, del Movimiento Popular Neuquino, llevaban los votos opositores a totalizar 34. Las manos dispuestas a alzarse en contra de la voluntad del Gobierno se imponían por primera vez en los sucesivos recuentos que se vienen haciendo desde que el proyecto para ratificar las retenciones móviles llegó al Senado.

En tanto, la lista de los indecisos quedaba reducida a cinco legisladores: Emilio Rached, un radical k de Santiago del Estero; José Martínez, del ARI fueguino; Ramón Saadi, del peronismo de Catamarca; Adriana Bertolozzi, kirchnerista de Formosa; más la incorporación de la riojana Ada Mazza.

El oficialismo volvió a recorrer los puentes que había tendido a cada uno de los miembros de su propio bloque y también a hacia los senadores dubitativos. Pero la tarea ya no era sólo de las autoridades del bloque kirchnerista en el Senado. Por la tarde, también se habían sumado a esa labor varios funcionarios de primera línea de la Casa Rosada. Los contactos volvieron a darle cierto alivio al oficialismo aunque –si algo quedaba– nada ya quedará librado al azar. Las presiones y negociaciones continuarán, de uno y otro lado, hasta la hora de votar.

Para el kirchnerismo, todavía, las cuentas le dan “justas”. Necesita al menos 37 senadores para lograr el quórum para sesionar y conseguir un triunfo ajustado. Los números oficiales pronostican que la oposición no lograría igualar el número de sus legisladores. Una predicción que fija la vista en las posibles abstenciones. Si no logran disciplinar a toda la tropa, le pedirían que se abstengan a la hora de emitir su voto.

Una tarea que tampoco será fácil. Quintela dijo públicamente en La Rioja que el proyecto oficial es “inconstitucional” y “confiscatorio”. También en declaraciones periodísticas, Corregido aseguró que “(Juan) Perón no le hubiese perdonado votar por disciplina partidaria”, que el proyecto del Gobierno no cumple con ninguna de las expectativas que “favorezca a los pequeños productores de su provincia” y “tampoco termina con la expansión sojera” en el Chaco.