EL PAíS

La política en tercios

 Por Mario Wainfeld

“Tercio: (...) 2. Cada una de las partes iguales en que se divide un todo. (...) 17. Cada una de las tres partes en la que se considera dividida la lidia de toros. Tercio de varas, de banderillas, de muerte.”

Diccionario de la Real

Academia Española.

“Toda la Galia

está dividida en tres

partes.”

Julio César, La Guerra de las Galias.

“Usted replicará que la realidad no tiene la menor obligación de ser interesante.

Yo le replicaré que la realidad

puede prescindir de esa obligación

pero no las hipótesis.”

Jorge Luis Borges,

“La muerte y la brújula”.

La UCR atravesó situaciones inéditas en el último cuarto de siglo. Raúl Alfonsín fue el primer presidente radical que venció al peronismo en elecciones libres y sin proscripciones. Fernando de la Rúa llegó enancado en un frente electoral, otra experiencia inexplorada. En 2007 un peronista, Roberto Lavagna, fue candidato a presidente por los boinas blancas, urdimbre inimaginable en épocas idas. El quinto puesto en 2003 fue otro hito, durísimo.

La entropía parecía incontenible un par de años atrás, aunque el radicalismo se sostenía como el segundo partido en representación parlamentaria nacional y en gobiernos provinciales o municipales. Pero el horizonte se ensombrecía: la Concertación Plural imantaba a los correligionarios que gobernaban. Un fruto de ese gajo, Julio Cobos, comenzó a revertir el proceso, en la inolvidable noche del voto no positivo. Hay regresos, reconciliaciones o al menos nuevos pactos. “Casi todos los radicales K juegan acá” comenta el titular de un comité que no registra novedades estilísticas ni simbólicas importantes desde 1983. “Acá” es ese comité o, más bien, el terreno común. “Los intendentes vuelven. Gustavo Posse (el de San Isidro) viene a todas las reuniones. El único que sigue alejado es el ‘Japonés’ García.” El proverbial intendente de Vicente López despotricó desde el vamos contra el voto no negativo. Asegura que fue pionero en avisarle a Néstor Kirchner que el diputado marplatense Daniel Katz lo iba a traicionar. “Ningún intendente de un partido importante cambia su lugar para ir como diputado. Si se va es porque pierde. Y si pierde...” eslabonó ante el ex presidente. Vicente López es un partido importante.

Volvamos al núcleo, la golondrina no hace verano, es la hora del panradicalismo. Los dirigentes que se quedaron con el escudito, la lista 3 y la marcha que enaltece a Yrigoyen, buscan robustecer la fuerza propia, cuya desaparición pudieron evitar. Fortificar lo que se pueda, en 2011 ir detrás de uno entre dos emigrados: Elisa Carrió y Julio Cobos. ¿Hermes Binner? No hablan mal de él, no lo perciben como presidenciable.

¿Optar entre dos hijos pródigos? No es lo más placentero, no es lo peor, máxime si hasta existe una virtualidad de victoria. Entre tanto, hay que sumar de a poco, armar en cada distrito. Una ciencia que fascina a los correligionarios.

Las ocho provincias que eligen senadores son prioridad. En Tucumán, por ejemplo, salen dos bussistas y un peronista. El gobernador José Alperovich, se da por hecho, se quedará con dos bancas. Un segundo puesto, así fuera con una elección discreta, puede arrimar un curul radical.

Tomar posiciones a futuro también interesa, cuando la sobrevida es un dato. Gerardo Morales no termina su mandato como senador por Jujuy pero podría mandarse como candidato a diputado para tirar la boleta para arriba e ir pispeando la competencia por la gobernación en 2011.

El frente con la Coalición Cívica (CC) y el socialismo es la idea central, resignificada según los territorios. “En Entre Ríos tenemos presencia y la CC no existe. Por ahí podemos hacer listas por nuestro lado.” Un gaucho ladeado podría empiojar ese horizonte: “Lilita quiere convencer a De Angeli para que sea candidato”. En ese caso, podría revisarse la doctrina. Las noticias entrerrianas, chimenta un operador radical al cronista, son buenas, el piquetero-sojero duda mucho de salir al ruedo.

En la Capital, a sabiendas de que se pierde lejos, hay voluntad de no quedar subsumidos en la CC. La confluencia sería con el cobismo.

En la provincia de Buenos Aires, Margarita Stolbizer es la referencia ineludible. “Hasta lo que la critican irán detrás. Leopoldo Moreau, con todo su espíritu militante, camina el territorio. Maneja su propio auto, recorre pueblos y locales. Se los abren, en Tandil y Necochea no les fue nadie” resume un correligionario que al mismo tiempo enaltece el estilo militante y goza un poquito con el resultado.

“Margarita” será cabeza de lista. Por ahora los radicales, como los peronistas, piensan que pujará por el tercer puesto.

Como empezó a decirse por doquier, en la política provincial (como en las Galias) rige la división en tres partes. No estrictamente tercios, pues no son iguales. Los dos más grandes, con la foto de hoy, son los peronistas.

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El avispero del peronismo se excita rápido. Carlos Reutemann hizo un desparramo con sus anuncios de enero. Macri, De Narváez y Solá agitaron el tablero, en estos días. Van por un caudal importante de votos, con un gran potencial simbólico, pera la suya no es una experiencia piloto: el peronismo disidente no se desplegará en muchos distritos. La mayoría de los taitas territoriales procurará una victoria amplia en octubre y un lugar en una mesa de decisión (a más federal mejor) luego. En su esquema, el mejor resultado sería una victoria general del Frente para la Victoria, no muy amplia y resultados ambiguos para Reutemann y Néstor Kirchner, si se presentan. Un éxito de Solá o de Narváez también incordiará las chances de la liga de los gobernadores expectantes que no “comprarán” las internas metropolitanas ni apurarán sus tiempos.

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Un ambiente excitado campea en la política. Compañeros o correligionarios que se detestan y desconfían comparten mesas de arena y proyectos de corto plazo. Las elecciones producen una intraducible excitación, no está mal que así sea.

Ese mundillo vibra. Cuando se produce el desastre de Tartagal, acuden los gobiernos (en sus tres niveles) y los medios. No se mueve militancia de ninguna fuerza política. Tampoco dirigentes del nivel que fuera. No hay brazos para ayuda social, para sostén emocional, para las primeras acciones solidarias. En otras etapas eso abundaba y no era pura filantropía, también un recurso para acumular adhesiones, poder o prestigio. Página/12 le comenta su observación a su numen, el master en rosca política de la University of the Street. El master lo ausculta, por si delira o bebió de más. Le explica con tierna paciencia que todo cambió, que esas formas de acción política cayeron, acaso con el muro de Berlín o con la cotización del austral. Le aconseja que no se deprima, ni se enoje. El cronista asiente: no quiere ser anacrónico, ni hacer un culto de la indignación. Pero, a veces, ciertas realidades lo desilusionan un poquito.

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