EL PAíS › EL CONFLICTO EN UNIóN-PRO POR NINGUNEAR AL PERONISMO DISIDENTE

Solá, además, contiene

El ex gobernador bonaerense quedó afuera de la campaña publicitaria de De Narváez y varios de sus hombres –también del PRO– quedaron afuera de las listas distritales. Los punteros peronistas despotrican y Solá trata de evitar la ruptura.

 Por Werner Pertot

Felipe Solá hizo varios intentos por bajar el nivel de las críticas a sus dos socios en Unión-PRO, luego de que Francisco de Narváez volviera a ningunearlo en las recorridas de campaña y que en las listas de doce distritos quedaran afuera sus candidatos y los de PRO. “Estoy en este espacio y voy a seguir estando”, aclaró el ex gobernador, que inició una ronda de reuniones con los que quedaron fuera para convencerlos de que continúen apoyando al empresario. No todos comparten esa idea: los desplazados de Quilmes, sin ir más lejos, organizaron una protesta frente a las oficinas cool de De Narváez. “Pagá lo que prometiste”, le reclamaban a los gritos, entre otras consignas un tanto menos publicables.

La relación de la tríada de centroderecha entró nuevamente en crisis, luego de que Solá exigiera que se lo incluya en las recorridas principales y que se emitan los spots que ya grabó con De Narváez y que vienen siendo relegados. También se cruzó con el gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba –que asesora tanto a Macri como a De Narváez–, que había dicho que Solá medía menos, pero podía ser útil por “su conexión con la red de punteros”.

De Narváez respondió con un elogio a su socio bonaerense, pero anunció una gira de dos días con Gabriela Michetti que no lo incluía. Los spots televisivos de los dos también siguen sin aparecer. Macri tomó claramente posición en favor de su socio millonario. “Siempre las campañas giran alrededor del primer candidato. ¿Ustedes lo han visto a Esteban Bullrich en los carteles?”, preguntó Macri, en referencia al segundo de Michetti. “Felipe es un político de peso, pero el que aparece es el que encabeza no los otros integrantes”, insistió Macri, que lo llamó a Solá y le pidió que bajara los decibeles para “no perjudicar más al frente”.

Obedientemente, Solá dijo ayer que no romperá con sus socios, pero insistió en algunos de sus argumentos: “Hay una enorme cantidad de peronistas en la provincia de Buenos Aires que no quieren votar por Kirchner y tienen que tener una opción peronista”, destacó. “Existieron divergencias por el cierre de listas”, reconoció Solá sobre la exclusión de las listas de su pareja y de tres de los hombres de su espacio, que además son cercanos a Eduardo Duhalde. El ex presidente tampoco está muy contento con el enfoque “desperonizado” de la campaña.

Si se trataba de mantener contentos a “los punteros de Solá” –como sugería Durán Barba–, lo que consiguieron es poner a una buena parte en pie de guerra. Los negociadores de los tres espacios habían llegado a listas consensuadas en doce distritos, que permitían bajar las colectoras de cada sector. Pero, cuando las fueron a inscribir, el apoderado alegó que “se le extraviaron” y dijo que había conseguido una prórroga del juez Manuel Blanco para volver a confeccionarlas. Esta semana las llevaron y el magistrado las rechazó por extemporáneas, por lo que quedaron las boletas que tienen un ciento por ciento de candidatos de De Narváez. Esto desató la furia de las segundas líneas tanto de PRO, como de Solá. En PRO algunos llegaron a pedir la cabeza de Jorge Macri y de José Torello. Hasta ayer seguían reunidos en un hotel en La Plata a la espera de la respuesta de la Junta Electoral a una apelación que presentó el apoderado. Todavía no está claro qué harán cuando se confirme que quedaron fuera de juego.

Algunos partidarios de Solá de Quilmes decidieron en la madrugada del jueves que lo mejor era llevar el reclamo a las coquetas oficinas que tiene De Narváez en Las Cañitas. Llegaron con pancartas y se manifestaron frente a la puerta del bunker, protegidas por un interesante despliegue de policías. “De Narváez, cumplí con los cargos en las listas”, gritaban, frente a la mirada atónita de los comensales de la calle Báez.

Con todo, Solá inició un “Operativo Contención” –como lo llaman en su entorno–, con reuniones con los primeros dos candidatos de cada sección electoral (ayer empezó con un encuentro en Tres de Febrero), para convencerlos de que sigan apoyando a De Narváez. Les planteó que “para ganarle a Kirchner, hay que tirar todos juntos, más allá de que alguno esté dolido”. Hay que ver si los peronistas del conurbano le hacen caso.

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Felipe Solá quiere priorizar la pelea con el kirchnerismo y hace catarsis con los compañeros.
Imagen: Gustavo Mujica
 
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