EL PAíS › MIENTRAS EL GOBIERNO DEFINE LA CONVOCATORIA, LA OPOSICIóN YA PLANTEA LA AGENDA DE TEMAS

Un solo diálogo, pero con muchos libretos

Aníbal Fernández reconoció que aún espera instrucciones de la Presidenta sobre los lineamientos que tendrá el diálogo. La oposición propuso el Congreso como “ámbito natural” y cada partido adelantó el temario que deberá seguirse.

En una época donde la palabra “consenso” figura al tope del vocabulario de cualquier político que aspire a ganar popularidad, nadie rehuyó públicamente al llamado de la presidenta Cristina Kirchner a iniciar una ronda de diálogo. Pero a ese diálogo, que el Gobierno aún mantiene difuso en sus formas, cada actor ayer le fue agregando sus propios condimentos. Legisladores radicales, macristas y socialistas sostuvieron que el ámbito adecuado para el diálogo era el Congreso, no la Casa Rosada. Incluso, se sintieron a sus anchas para plantear el temario sobre el que debería girar. Una de las controversias estuvo centrada en si tenían que incluirse las retenciones agropecuarias. El titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, ratificó por la mañana la vigencia de las retenciones como “el eje de la política de redistribución de la riqueza”. Pero, horas más tarde, salió a aclarar que en la agenda que se conversará con las entidades ruralistas figurarán “todos los temas impositivos que conciernen al campo”.

El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, reconoció que aún no está estructurado el marco en base al cual se desarrollará el diálogo al que convocó Cristina Kirchner, una sorpresa durante su discurso en el acto por el Día de la Independencia. “Estamos esperando las instrucciones de la Presidenta sobre los trazos y lineamientos que tendrá la convocatoria”, explicó Fernández en una conversación informal que mantuvo ayer con los periodistas acreditados en una Casa de Gobierno despoblada por el asueto.

La Presidenta viajó a El Calafate para pasar el fin de semana largo. Hay quienes especulan que, además de definir la convocatoria al diálogo, también alumbrará allí algún nuevo cambio en su elenco de funcionarios.

Fernández añadió que en este mismo nuevo contexto se estudia instrumentar un relanzamiento del Consejo Económico y Social, una idea nacida durante esta gestión pero que por un motivo u otro nunca pudo llevarse a cabo. El jefe de Gabinete adelantó también su intención de cumplir con la obligación de brindar informes periódicos en el Congreso. Así lo dispone la Constitución, pero ninguno de sus antecesores en el cargo cumplió. También habló, sin mayores precisiones, de “una apertura comunicacional”.

Más complicada fue la aparición de Echegaray, el titular de la AFIP. Con lógica, consideró que el campo estará incluido en la iniciativa dialoguista. “El diálogo es con todos los sectores. Los dirigentes agropecuarios siempre tuvieron las puertas abiertas. En pleno proceso electoral hubo reuniones con dirigentes de la Mesa de Enlace”, recordó. Pero al considerar las retenciones como “el eje de la redistribución” marcó un límite para las conversaciones, justo en el histórico punto de conflicto con el sector. Avisado, más tarde salió a aclarar que eso no quería decir que las retenciones ya estuvieran fuera del diálogo.

“El que se quema con un zapallo, sopla hasta la sandía”, fue la extraña metáfora con la que salió a responderle el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi. De esa manera explicó que no podían “firmarle un cheque en blanco” a la convocatoria oficial al diálogo.

Libreto propio

Desde la oposición ayer siguieron ponderando el llamado presidencial, pero con matices y sospechas. Los legisladores pidieron que se considere al Congreso el “ámbito natural” de los acuerdos entre las distintas fuerzas.

El primero, Julio Cobos, quien como vicepresidente controla el Senado. “La mejor muestra para concretar esta convocatoria sería la de convenir con todas las fuerzas políticas, en forma inmediata, la agenda legislativa tendiente a recuperar confianza y la previsibilidad que Argentina necesita en lo institucional y en lo económico”, sostuvo el vice, quien fundó una línea política llamada “Consenso Federal” como para dar expreso testimonio de sus convicciones acuerdistas.

El jefe de la UCR y senador, Gerardo Morales, mostró sus sospechas. Sostuvo que la convocatoria era “bienvenida”, pero advirtió que el Gobierno “no tiene mucho crédito como para gastar esta última bala de plata”, también metafórico. Morales planteó la necesidad de “una mesa de diálogo lo más amplia posible”, pero con los “partidos con representación parlamentaria”.

Además, detalló el temario que deberá abarcar: “La ley de superpoderes, el Consejo de la Magistratura y el reparto de plata entre Nación y provincias”. Y siguió: “Nos interesa saber si el Gobierno va a terminar con la actitud de discriminar a gobernadores e intendentes que piensan diferente, la cuestión del Indec o la política agropecuaria para mediano y largo plazo”.

También la jefa del bloque de diputados del socialismo, Silvia Augsburguer, reivindicó al Congreso como el “ámbito natural de los debates” y propuso los proyectos de ley presentados por su partido punto de partida para la discusión con las demás fuerzas. Aportó su propia agenda: “Tratamiento de la reducción del IVA en los productos de la canasta familiar, una asignación universal por hijo, la suspensión inmediata de despidos por 180 días y un nuevo régimen de coparticipación federal de recursos, reconociendo la desigualdad que sufren las provincias respecto a la Nación”.

Desde el macrismo, el diputado Esteban Bullrich se sumó a la movida “pro Parlamento”. “Para que sea efectivo el diálogo debe hacerse en el Congreso”, definió. Argumentó que allí “están representados todos los espacios políticos y sociales del país, incluso los sindicales, los del campo y los industriales”. Ya el jueves, Francisco de Narváez centró la discusión en “la Emergencia Sanitaria, un plan de asistencia a las familias pobres e indigentes, la eliminación del IVA a la canasta básica y la creación del fuero penal de menores”.

Con su propia agenda bajo el brazo –hay que reconocerle que fue su caballito de batalla durante la campaña–, Fernando “Pino” Solanas reclamó priorizar “la recuperación de las rentas excepcionales de nuestros recursos estratégicos” como forma de combatir la pobreza y el hambre.

Senador electo, el cordobés Luis Juez fue otro de los que mostró reticencia. “Vamos a ver hasta dónde tienen vocación de diálogo. Por un lado convocan al diálogo y por otro lado se pone como jefe de Gabinete a un tipo que se ha encargado de denostar a cada dirigente opositor”, sostuvo, en referencia a Aníbal Fernández. Con todo, reconoció el llamado como “un dato interesante” y una señal de que la Casa Rosada “está empezando a leer lo que las urnas dijeron el 28 de junio” que esperaba que se concretara en “hechos concretos”.

En medio de tantos peros, el diputado electo por Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella, dio la nota por considerar “necesario y razonable” la convocatoria de la Presidenta. “Siempre vamos a estar de acuerdo con el diálogo y que todos los sectores, políticos, sociales y económicos, nos podamos juntar para debatir los temas que la Argentina necesita poner sobre la mesa”, sostuvo. Sabbatella no eludió la tentación de colocarle una agenda al diálogo: “Hay que discutir un blindaje social para los sectores más vulnerables con la profundización de política distributivas”.

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Julio Cobos, Aníbal Fernández, Francisco de Narváez y Martín Sabbatella sumaron sus voces al debate abierto por el diálogo.
 
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