EL PAíS › MACRI AUTORIZó EL FUNCIONAMIENTO DE UN HELIPUERTO VECINO A LA RESERVA ECOLóGICA

Política ambiental al estilo PRO

El gobierno de Macri autorizó a la empresa Servicios Helicenter, propiedad de su amigo Rattazzi, a operar un helipuerto cercano al mayor espacio verde de la ciudad. La asociación Por la Reserva define la situación como “una locura”.

 Por Gustavo Veiga

En la Reserva Ecológica de la Costanera Sur está prohibido hacer ruidos molestos, perturbar a los animales o realizar actividades de impacto ambiental negativo. Son disposiciones taxativas que a partir del 8 de julio quedaron en el aire (literalmente en el aire) por la autorización que le dio el gobierno porteño a la empresa Servicios Helicenter SA para operar el helipuerto cercano al más grande de los espacios verdes de la ciudad. Los daños que ya denuncian los sectores ambientalistas, vecinos de Puerto Madero y usuarios del predio de 360 hectáreas son inmensurables. Y están avalados por una resolución de la Defensoría del Pueblo firmada el 8 de enero que recomendó se “caracterice el espacio aéreo de la Reserva Ecológica Costanera Sur como zona restringida para el vuelo de aeronaves”. La Agencia de Protección Ambiental (APRA), a cargo de la ingeniera Graciela Gerola, no tomó en cuenta ninguna de esas opiniones y le extendió un certificado de aptitud ambiental a la iniciativa comercial de Cristiano Rattazzi, un empresario muy cercano al jefe de gobierno Mauricio Macri.

Viajar en helicóptero no es para cualquiera y sobrevolar la reserva ecológica o aterrizar a metros de ella, se trata de un lujo que cotiza en dólares. Lo que no tiene precio y hoy resulta difícil de medir es qué ocurrirá con las doscientas cincuenta especies de aves, veintitrés de reptiles, diez de mamíferos y nueve de anfibios que habitan el humedal, protegido por el decreto nacional 453/93 que prohíbe la utilización de aeronaves a menos de tres mil pies, con la excepción de fines científicos, de manejo, control y vigilancia. Los helicópteros Bell de la compañía que preside Rattazzi, a priori, no tienen destinadas esas actividades. Llevarán a hombres de negocios que estén dispuestos a pagar entre 900 y 3000 dólares la hora con el objetivo de evitar los problemas de tránsito que plantea Buenos Aires. En Internet, hay compañías que ofrecen el trayecto Ezeiza -Puerto Madero en un Bell B206 a razón de 495 dólares por un viaje que dura diez minutos.

Como “una locura más” define la asociación civil Por la Reserva al emprendimiento que está ubicado sobre lo que fuera la ex ciudad deportiva de Boca, adquirida tras varios años de abandono por el grupo IRSA, que proyectó ahí un barrio cerrado con once torres al que llamó Santa María del Plata. En la documentación que presentó ante la APRA, Rattazzi citó que la ciudad de San Pablo, en Brasil, tiene 220 helipuertos al lado de Buenos Aires que no supera la docena. Ese era el ejemplo que más le convenía. Nueva York apenas cuenta con tres y los helicópteros “no vuelan sobre el Central Park”, señalan los ambientalistas de Por la Reserva.

Cuando el empresario –que también compra y vende aeronaves desde Modena Helicópteros SA– pretendió inaugurar su helipuerto Baires Madero en abril de 2007, supuso que le bastaría con un permiso de la Fuerza Aérea y que nada tendría que hacer la ciudad. Promocionó una fiesta con fotografías que tomó desde un helicóptero y un plano de la ruta aérea, sin reparar que las había sacado mientras sobrevolaba la Reserva Ecológica. Pero a los pocos días, el juez Roberto Gallardo le frustró la iniciativa dándole lugar a un amparo presentado por el diputado Pablo Failde. El gobierno porteño, que por entonces conducía Jorge Telerman, también había solicitado un estudio de impacto ambiental.

Pasaron dos años y casi tres meses de aquella medida cautelar y el helipuerto quedó en condiciones legales de operar gracias al certificado de APRA. No importó que la Defensoría del Pueblo porteña señalara que el decreto 740/07 (reglamentario de la Ley 1540 de Control de la Contaminación Acústica de la Ciudad de Buenos Aires) determina que “la Reserva Ecológica Costanera Sur es considerada como área de sensibilidad acústica de Tipo 1, por lo que los límites máximos de emisión de ruido de fuentes fijas al ambiente exterior están establecidos en 60 decibeles para período diurno y 50 para período nocturno”. Desde el gobierno se argumenta que esos niveles no son superados. Aunque la capacidad para recibir a treinta helicópteros que tiene la pista se verá reducida porque el organismo autorizante restringió a cinco la cantidad de vuelos diarios.

Macri y el empresario que controla o tiene participación en diecinueve compañías (Fiat Argentina, Fiat Concord, Iveco, Bormida y Unión Constructores Argentinos, son algunas de ellas) suelen coincidir en reuniones sociales o empresariales con cierta frecuencia, sobre todo en las que organiza la automotriz italiana.

Los dos saben que viajar en helicóptero es un placer sólo reservado para la gente de negocios o para cubrir los traslados de políticos en campaña. Néstor Kirchner, por ejemplo, alquiló un Bell 427 de la compañía Modena para recorrer la provincia de Buenos Aires. Rattazzi supo aprovechar muy bien esta demanda. Ahora, con el helipuerto aprobado, sus aparatos ya tienen un lugar exclusivo para despegar, a pasos de la Reserva Ecológica. En buena medida se lo debe al gobierno de su amigo Macri, que administra la cuarta ciudad más ruidosa del mundo y la primera de Latinoamérica en contaminación sonora.

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Mauricio Macri le facilitó el negocio del helipuerto a su amigo Cristiano Rattazzi, dueño de Fiat.
Imagen: Rafael Yohai
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