EL PAíS › LOS RADICALES QUIEREN LA PRESIDENCIA DE LA CáMARA BAJA Y DESATARON UN DEBATE ENTRE PROPIOS Y AJENOS

Tires y aflojes por desplazar o no a los K

 Por Miguel Jorquera

La idea de los senadores radicales Gerardo Morales (presidente de la UCR), y Ernesto Sanz (su casi seguro sucesor) de arrebatarle la presidencia de la Cámara de Diputados al kirchnerismo, sorprendió hasta a sus propios correligionarios de la Cámara baja que no tenían entre sus planes la embestida por el control de Diputados. La postura de los popes radicales, reabrió el debate que parecía saldado en el arco opositor, después de coincidir en reclamarle al oficialismo la mayoría de los asientos en todas las comisiones legislativas. Sus socios en el Acuerdo Cívico y Social, la Coalición Cívica y el Socialismo, no comparten la estrategia de la UCR. En cambio, el peronista disidente Felipe Solá se sumó al coro de quienes proponen desplazar al bloque K de la presidencia de Diputados, porque “la gente lo vería bien” y hasta propuso que un radical ocupe ese lugar. El macrismo tampoco desecha la posibilidad “si los K no ceden la mayoría en las comisiones”.

“Al kirchnerismo no se lo puede combatir con las reglas en la mano porque ellos disputan sin reglas hasta el último milímetro de poder”, dijo Sanz para justificar la disputa por la presidencia de la Cámara baja. El mendocino ofició así de vocero de Morales, que acuñó hace unos días la idea desde Jujuy y la puso en movimiento durante una rueda de prensa en la que hizo pública una denuncia penal contra la dirigente social de la CTA, Milagro Sala. En el pago chico entendieron las palabras de Morales como parte de la añeja pelea con su archirrival local, el ex gobernador jujeño Eduardo Fellner que ahora preside la Cámara baja.

Pero Sanz amplificó la propuesta desde Buenos Aires. Cerca de Morales admiten que el jefe de la UCR promovió el tema en el Senado pero que “no se trata de una decisión partidaria”, aunque el jujeño quiere llevar la discusión al seno del partido.

La noticia sorprendió a los diputados radicales. El reelecto presidente de la bancada, Oscar Aguad, evitó atender el teléfono y dedicó la jornada al armado territorial en su provincia, Córdoba. Otros legisladores del bloque siguieron sus pasos. “Esto requiere de un acuerdo muy amplio para que se sostenga en el tiempo y debe abarcar desde el macrismo hasta (Fernando) ‘Pino’ Solanas. Y eso es muy difícil. No olvidemos que la UCR será el bloque más numeroso de la oposición (44 diputados) pero tendrá la mitad que la primera minoría”, dijo a Página/12 uno de los pocos radicales que arriesgó su opinión, aunque con la reserva estricta de su nombre.

Sus socios en el ACyS no comparten la idea de los senadores radicales. La propia Elisa Carrió trabajó por un acuerdo opositor que deseche esa posibilidad de pelear por el comando de la Cámara baja pero que reclame el 60 por ciento de los integrantes de todas sus comisiones. El jefe de los diputados de la CC, Adrián Pérez, ratificó ayer esa postura y consideró que “ese cargo le corresponde por tradición parlamentaria a la primera minoría”. Los socialistas prefirieron no cuestionar a sus socios en público pero lo harán en privado: “ya saben cómo pensamos”, sostuvieron..

Solá, en cambio, avaló la propuesta radical. “Hay que dar una discusión respecto de la presidencia de la Cámara. La gente vería como justo, por el resultado del 28 de junio, que cambiara el presidente de la Cámara, que respondiera al espectro de la oposición. Puede ser alguien del radicalismo”, dijo el bonaerense. Aunque antes había defendido el acuerdo opositor de dar pelea por la mayoría en todas las comisiones de la Cámara. De esa manera, Solá también trató de conciliar las opiniones dentro del peronismo disidente, en medio del proceso para unificar a todo el PJ anti K.

El macrismo también dejó la puerta abierta a la disputa por la conducción de la Cámara. Sin su jefe (Federico Pinedo) en el país, los voceros PRO razonaron: “La presidencia de la Cámara debe ser para la primera minoría, pero ellos (los K) también deben reconocer la nueva proporcionalidad en la composición de las comisiones: el 70 por ciento de los miembros y de las presidencias deben ser para la oposición. Si ellos no respetan eso, nosotros por qué debemos respetar lo otro”.

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