EL PAíS › BAD COMEDY > EE.UU. TEMIó UNA AGENDA ISLAMISTA

Turquía bajo la lupa

 Por Lucas Farioli

Desde Ankara

Las respectivas administraciones de George Bush hijo así como la de Barack Obama siguieron de cerca los movimientos del premier turco Recep Tayyip Erdogan ante el temor de que mantuviera una agenda islamista oculta, según reveló la revista alemana Der Spiegel a raíz de los documentos filtrados por la web Wikileaks.

Desde la legación norteamericana habrían calificado al premier de “terco y obstinado” en el que “no se recomienda depositar excesiva confianza”.

Respecto del declive de la relación con Israel, los cables filtrados por Wikileaks sostienen que diplomáticos israelíes y estadounidenses habrían coincidido en la percepción común de que es “Erdogan quien simplemente odia a Israel”, y no el conjunto del país. En esta línea cabe recordar que estos dos países siguen manteniendo relaciones diplomáticas y han sido estrechos colaboradores en materia armamentística y política durante décadas.

Asimismo, existen elementos de que la diplomacia turca podría haber mantenido una doble retórica en la “guerra contra el terrorismo” en países como Irak. De igual forma, según señalan fuentes anónimas citadas por el diario turco Hürriyet, algunos documentos habrían apuntado a la posibilidad de que EE.UU. hubiese colaborado con la guerrilla separatista kurda PKK. Esto podría cobrar sentido tras los escándalos que protagonizaron algunos oficiales del ejército turco que habrían asistido a la guerrilla con el objeto de conformar un enemigo fuerte y mantener su relevancia política, perdida tras la normalización de las relaciones con Siria e Irán, otro hecho que EE.UU. ha seguido con preocupación. El propio jefe guerrillero Murat Karayilan, que opera desde las montañas de Kandil en el norte de Irak, habría reconocido estos contactos. Según informa el diario Zaman, Karayilan, quien en repetidas ocasiones ha acusado a EE.UU. de alimentar el conflicto kurdo, asegura que “hubo contactos para facilitar la entrada de tropas estadounidenses en el norte iraquí pero que no tuvo mayores implicaciones”. Esto ha sido de inmediato desmentido por ambos aparatos diplomáticos: “Seguimos trabajando codo a codo con Washington en la lucha contra el terror”, ha señalado una fuente del Ministerio de Defensa turco que habló desde el anonimato para Página/12.

En el ámbito militar, según muestran los documentos expuestos por el diario español El País, la conexión entre las fuerzas armadas y la diplomacia norteamericana ha quedado patente, sin que los militares hayan decidido sacar los tanques a la calle al quedar descartado un plan islamizador por parte de Erdogan. Así pues si bien el partido en el gobierno AKP (Partido para la Justicia y el Desarrollo, de corte islamista moderado) se presenta más como un partido conservador, cuyo equivalente occidental representa la Democracia Cristiana alemana, lo cierto es que la diplomacia estadounidense supo percatarse de que el hábil Erdogan “habría jugado la carta islamista para seducir a una parte fundamental del electorado turco, de clase media baja y apegado a las tradiciones religiosas”.

Erdogan, calificado en los cables como “autoritario”, es un político “emocional que sabe sacarle partido a eventos que mueven pasiones, como lo es el conflicto en Palestina”.

Los archivos han caído como un balde de agua fría al Ejecutivo islamista, que hasta el momento ha decidido no pronunciarse de forma directa mientras los medios kemalistas han sacado la noticia en primera plana.

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