EL PAíS › REPORTAJE A LA MINISTRA DE SEGURIDAD, NILDA GARRE

“La idea es reforzar la presencia del Estado en la calle”

Hiperactiva, llena de ideas, genera estrategias y marca prioridades: más policías en la calle, menos robo de autos, trata de personas y narcotráfico, mejor coordinación de la Federal y la Metropolitana. Y que los policías se dediquen a la seguridad y no a imprimir documentos.

 Por Raúl Kollmann

Nilda Garré no se relaja ni un minuto. A lo largo de una hora de charla con Página/12 parece atender diez frentes al mismo tiempo: bombardea con estrategias en todos los terrenos. Una que es clave: poner más efectivos en las calles, reemplazar a los policías que están haciendo trabajos administrativos y sacarlos de las oficinas. Otra estrategia: reducir el robo de autos, el delito que más muertes produce. En los vehículos de menos costo, mantener una permanente ofensiva sobre los desarmaderos, incluso sobre una nueva variante que está apareciendo, desarmaderos dentro de camiones, trailers que se van moviendo de lugar. En los coches de alta gama, conseguir un acuerdo con Paraguay y Bolivia para que allí no se inscriban más los autos de dudoso origen.

Los otros delitos en los que va a poner el acento son la trata de personas y el narcotráfico. Tal vez en esta misma semana se defina el protocolo de revisión de los aviones privados. Un frente no menor es mejorar la relación con la Policía Metropolitana. Califica de “muy buena” la reunión con el ministro porteño Guillermo Montenegro y ya avanzaron en coordinar cámaras e intercambiar información. Ante este diario anuncia que el 25 de febrero la Policía Federal dejará de otorgar la cédula de identidad y admite que se está trabajando con el Ministerio del Interior para que los pasaportes sean confeccionados y entregados por el Registro Nacional de las Personas. El objetivo será siempre el mismo, que las fuerzas de seguridad se ocupen de eso, de la seguridad, y no de confeccionar documentos, realizar adicionales o custodias que no corresponden. La sensación que queda al final de la hora que duró la entrevista es que ya no hay autogobierno de las fuerzas de seguridad, sino que la política tomó las riendas de la cuestión de seguridad.

–Uno de mis objetivos, sin dudas, será mejorar la distribución de las fuerzas policiales –arranca Garré–. En la Capital tenemos mucha gente en tareas administrativas y poca gente en la calle. Una muestra de eso es que en cada una de las comisarías hay cinco personas de mantenimiento. Suele haber un electricista, un mecánico, alguien que pinta. ¡Y todos tienen estado policial! Hay que mejorar esa ecuación. Reemplazar los que hacen mantenimiento por personas que no sean policías y los policías dedicarlos a su función específica, trabajar en la cuestión de seguridad.

“La idea fundamental es reforzar la presencia del Estado en la calle. En primer lugar, porque está probado que es un elemento disuasorio del delito. Pero, además, en la calle es que se puede sorprender al delincuente y, por otra parte, más presencia nos permitirá más control en zonas oscuras, peligrosas, que el mapa del delito nos marca como lugares en los que ya se cometieron numerosos hechos delictivos del mismo tipo. Le insisto: el concepto es menos efectivos haciendo tareas administrativas, menos efectivos haciendo horas adicionales; menos efectivos haciendo custodias en edificios que no tienen por qué ser custodiados por la Federal y más efectivos en la calle.

–¿Qué participación tendrán los vecinos?

–A principios de marzo vamos a convocar a la Biblioteca Nacional a todas las organizaciones barriales, organizaciones no gubernamentales, asociaciones de vecinos, foros participativos de la ciudad de Buenos Aires. Nuestra idea es trabajar intensamente en armar foros que controlen todo el accionar policial y el mapa del delito. La gente es la que más cerca está de lo que pasa en cada barrio.

–La Presidenta habló de una coordinación con la Policía Metropolitana y usted mantuvo una reunión con el ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro. ¿Cómo fue ese encuentro?

–Muy bueno. Ambos aspiramos a un trabajo en común lógico y razonable. Ya acordamos que ellos accedan al banco de datos de la Policía Federal de las órdenes de captura y de las órdenes de secuestro de vehículos. Es muy bueno que los patrulleros de la Metropolitana tengan esa información y que puedan detener a una persona buscada por la Justicia o secuestren un vehículo robado. Al mismo tiempo, la ciudad nos va a dar acceso a los planes de catastro, que en algunos casos nos sirven mucho: el ejemplo más obvio es en los casos de robos boqueteros, pero también cuando hay tomas de rehenes. Tener los planos en esa situación es más que útil. El otro tema que abordamos es que la Metropolitana va a tener un centro muy importante de control de todas las cámaras que se despliegan en la ciudad. El gobierno porteño tiene cámaras y nosotros también. Ambos estamos trabajando para aumentar la cantidad de cámaras y, por nuestra parte, ya tenemos en marcha una licitación. Lo que acordamos es coordinar la instalación de cámaras y en el centro de control que ellos van a habilitar en marzo, con un nuevo servicio 911, la Policía Federal tendrá un lugar. Las cámaras sirven en tanto haya una monitoreo y una respuesta rápida.

–Hace un tiempo se decía que usted iba a convenir con Montenegro que la Metropolitana se haga cargo de determinados delitos o contravenciones.

–Hablamos de eso y el ministro Montenegro estuvo de acuerdo. Eso figura en dos convenios que se firmaron en 2005 y 2007. Por ejemplo, las usurpaciones, los cortes de calles, el orden público, los vendedores ambulantes, los trapitos, delitos menores como daños. Es claro que de los hechos más graves, como homicidios, nos seguiremos ocupando noso-tros, con la Policía Federal. Algunos podrán argumentar que la Metropolitana no tiene un cuerpo de infantería para problemas serios en la calle. Lo cierto es que nosotros tampoco actuamos con la Infantería de entrada, sino con los efectivos que tienen los chalecos naranjas. Acá ocurrirá lo mismo: no se requiere de la Infantería para la inmensa mayoría de los casos. Quiero insistirle en un concepto. La población, los ciudadanos, nos reclaman que tengamos una relación inteligente entre la Federal y la Metropolitana. Va en interés de los vecinos. Y lo vamos a hacer.

–Usted habló de baja del delito cuando exhibió parte de los resultados del despliegue de seis mil gendarmes en territorio bonaerense, el Operativo Centinela.

–La presencia de la Gendarmería tiene un efecto disuasivo muy grande y genera una marcada diferencia en materia de seguridad. Pero se trataba del mes de enero, un mes muy especial, en que mucha gente sale de vacaciones, se traslada. Que estén los seis mil efectivos de la Gendarmería tranquiliza a la gente de la zona en la que se despliegan. Pero esto se tiene que corroborar en el tiempo para decir realmente que bajó el delito. Por ahí, los hechos delictivos se trasladaron. Por eso, lo que yo dije es que hubo una baja de los delitos donde estuvieron los gendarmes, pero requiere de tiempo y un análisis más global hablar de toda la provincia de Buenos Aires o de la Capital Federal. Por de pronto hay reuniones dos veces por semana en la que participan el ministerio, la Gendarmería y la Policía Bonaerense. Ahí se deciden los objetivos de la semana, el despliegue. En general, puntos neurálgicos, accesos, rutas.

–¿En qué otras estrategias está trabajando?

–Muy intensamente en lo que es robo de autos, el delito que produce más muertes, básicamente porque los sistemas de seguridad de los vehículos llevan a que no se hagan más los conocidos puentes y hoy en día se robe a mano armada. Hemos multiplicado los procedimientos en de-sarmaderos y vamos a seguir insistiendo. Incluso apareció una nueva modalidad: desarmaderos en camiones, en trailers, que se van moviendo de un lugar a otro. También convocaremos al Consejo Federal de Seguridad, es decir a todos los ministros de las provincias, para evitar que los autos o las autopartes se trasladen al interior. Y en los vehículos de alta gama, nos encontramos que una buena parte no va a desarmaderos, sino que se llevan al exterior, en especial a Bolivia o Paraguay. Allí se venden o, según hemos detectado en algunos casos, se cambian por drogas. Vamos a trabajar con las autoridades de esos países, en el marco del Mercosur, para que no se registren más, no se les dé patentes, a los vehículos de dudoso origen.

–¿Qué sucede con otros delitos?

–Vamos a convocar a la Comisión de Seguridad Bancaria, que dejó de funcionar hace un tiempo y la pondremos otra vez en movimiento. La idea es convocar a los bancos, al gremio, a los dos policías, la Metropolitana y la Federal para trabajar en mejorar la seguridad en los bancos. Tenemos la idea de poner mucho acento en combatir dos grandes organizaciones criminales: las que se dedican a la trata de personas y las de narcotraficantes. Insisto en que ésos serán objetivos primordiales, tanto de la convocatoria del Consejo Federal de Seguridad como de los foros que iremos armando. En materia de narcotráfico, el paso más inmediato que vamos a dar es la aprobación, tal vez esta misma semana, del protocolo por el cual se van a revisar todos los aviones privados y se establecerán nuevos parámetros para los aviones comerciales. Habrá tareas que tendrán que hacer los concesionarios de los aeropuertos y es posible que se tercericen algunos trabajos de seguridad sobre los aviones comerciales, aunque siempre fiscalizados por la Policía de Seguridad Aeroportuaria.

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Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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