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Dudas y razones de Chiche para colgarle la galleta a Felipe Solá

Algunos duhaldistas dicen que a pesar de todo no está dicha la última palabra y la presión del duhaldismo se mantiene sobre la esposa del Presidente para que acompañe al gobernador en la provincia.

Primero fue la duda: “Yo no sé si quiero ser vicegobernadora”. Luego vinieron las preguntas: “¿Para qué serlo? ¿Cuál es el plan de gobierno de Felipe? ¿Cuál es la política social que piensa llevar adelante”? Estas son algunas de las frases que Hilda “Chiche” Duhalde repitió a sus colaboradores mientras esperaba que Felipe Solá la llamara para ofrecerle un lugar en la fórmula a gobernador y vice de Buenos Aires. Aseguran en las inmediaciones de Chiche que su decisión fue una respuesta a la “errada” estrategia mediática de Solá para instalar la candidatura de Chiche y a la falta de respuestas a las preguntas que se hizo la esposa del Presidente, que finalmente derivaron en la negativa del miércoles. Ahora resta esperar que termine el fin de semana que la pareja presidencial pasará en Chapadmalal. En la Rosada creen que es la última oportunidad para el milagro y que la señora de Duhalde cambie de opinión o, en todo caso, el matrimonio Duhalde muestre sus verdaderas intenciones.
El rostro de los que trabajan con la primera dama dan cuenta de los estragos que está haciendo la presión política que se aplica sobre las oficinas de Chiche para forzar un cambio de postura. Los teléfonos no paran de sonar. Siempre desde el otro lado de la línea hay algún referente duhaldista de la provincia que quiere hablar con la “señora” para convencerla de la conveniencia de su participación en la fórmula provincial.
Chiche, por estas horas, atendió pocos llamados. Como alternativa para evitar las presiones, el miércoles partió hacia Tucumán para continuar con el Operativo Rescate y a su regreso pasó directo hacia la costa a encontrarse con su marido. “Ahora que ella no viene por acá, los llamados y las procesiones de dirigentes se realizarán en Chapadmalal donde es poco probable que puedan evitarlo”, confiesan con cierto alivio en la Rosada.
Los que habitan la Rosada también son conscientes de lo inconveniente que es la negativa de la primera dama para las aspiraciones de Solá, sobre todo cuando recuerdan la última encuesta que pulula por estas horas en las oficinas de Gobierno donde lo muestran al actual mandatario con una intención de voto menor que Aldo Rico y Luis Patti.
Los que conocen a Chiche juran que no hay problemas en lo personal con el gobernador. Todo lo contrario, aseguran que el trato que se dispensan es de lo mejor. Sostienen además que desde que comenzó a sonar el rumor de su participación en la fórmula electoral, Chiche siempre puso en duda la conveniencia de su participación. “El cargo no le gusta. Es decorativo y ella es una mujer de acción que le gusta y disfruta el trabajo social”, aclaran los que la conocen y trabajan con ella.
Si Chiche tenía ciertas dudas personales más que políticas de aceptar una tarea como la de vicegobernadora, lo que en cierto sentido influyó en la negativa fue “la estrategia comunicacional” que optó Solá para imponer el nombre de la esposa de Duhalde como su compañera de fórmula. “Mientras los diarios llenaban páginas hablando sobre la posibilidad de que Chiche integre la fórmula, ella jamás recibió siquiera una llamada telefónica de la Gobernación”, sostienen en Balcarce 50. Estos señalan además que ante el silencio de Solá, ella optó por tomarse una semana para pensar “qué haría en caso de que le ofrecieran ese cargo”.
El sábado pasado, cuando retornó a sus actividades, Chiche habría ya decidido rechazar el convite. Sin embargo, prefirió no decir nada hasta tanto Solá abriera la boca. Sus colaboradores aseguran que incluso tomó con buen humor aquella frase de Solá donde se jactaba de que ninguna mujer le dice que no y que provocó que en más de una oportunidad les preguntara, con marcado e inusual tono jocoso: “Y mi novio, ¿no me llamó?”.
Finalmente cuando el martes por la noche Solá la llamó, Chiche le dijo que no estaba segura de querer ser vicegobernadora pero aceptó hablar personalmente al día siguiente. Esa mañana, Chiche le reiteró las preguntas y las dudas que tenía y le dijo que a ella “más que una fórmula electoral, lo que me interesa es saber cuál es tu proyecto político”. Todo indica que las explicaciones y argumentos de Solá no fueron suficiente.

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Hilda “Chiche” González de Duhalde, esposa del Presidente y la más requerida para la campaña electoral.
 
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