EL PAíS › LA INVESTIGACION SOBRE EL POSIBLE DESVIO DE FONDOS PARA CONSTRUIR VIVIENDAS SOCIALES

La pesquisa ahora se muda a Europa

El juez Oyarbide envió exhortos para saber si existen cuentas a nombre de Bonafini, como aseguró Schoklender. Desde Madres informaron que hubo una cuenta, pero fue cerrada hace cinco años.

 Por Irina Hauser y
Raúl Kollmann

El juez federal Norberto Oyarbide dispuso enviar exhortos a Europa para verificar si existen allí cuentas a nombre de la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y, si así fuera, determinar sus movimientos y el origen de los fondos. El disparador de la medida fue una presentación judicial de Sergio Schoklender, quien habló de cuentas abultadas en la Caja de Asturias, en España, Francia e Italia, señalaron allegados a la investigación. En la entidad dijeron a Página/12 que Bonafini tuvo una cuenta en la caja asturiana, a nombre también de la vicepresidenta Mercedes Meroño, que fue cerrada hace más de cinco años. Explicaron que la habían abierto para recibir transferencias por convenios para capacitaciones en derechos humanos con municipios y organismos. Señalaron también que una de las madres tenía una cuenta en Italia, donde recibía el pago de un alquiler.

Esta semana, cuando pasó por tribunales, al mayor de los Schoklender se lo vio fuera de sí. Anunció que hablaría “de todo y de todos”, con datos comprometedores para el kirchnerismo, en una conferencia de prensa que al final reemplazó por una nota con Noticias. Sus abogados renunciaron a defenderlo. No querían “politizar” el caso, sino hacer una defensa técnica. Sin lograr que lo atendiera el juez, y mientras clamaba por su sobreseimiento antes de las elecciones, dejó un escrito en el que daba datos ligados a Bonafini y pedía que se los investigara. Algunos aludían a las cuentas en el exterior; en la de la Caja de Asturias, habría señalado depósitos por dos millones de euros.

Lo que Oyarbide investiga es el posible desvío de fondos que estaban destinados a la construcción de viviendas sociales a través de la Misión Sueños Compartidos de las Madres. Para despegarse, Schoklender orientó su estrategia a responsabilizar a Bonafini. Primero alegó que ella firmaba o conocía las decisiones. Las Madres –que son querellantes como institución– aseguran que fueron defraudadas, por ejemplo, con un tendal de deudas impositivas. Una reciente pericia de Gendarmería revelada por este diario complica al ex apoderado, ya que afirma que en un contrato en que las Madres le adjudicaban a su empresa Meldorek la construcción de las viviendas la firma de Hebe estaba falsificada. El convenio garantizaba un pago inmediato de 1.920.000 pesos.

La nueva presentación de Schoklender precipitó dos iniciativas judiciales: la orden de Oyarbide de mandar exhortos para rastrear las supuestas cuentas; la decisión del fiscal Jorge Di Lello de abrir antes de lo previsto las cajas con documentación que el propio Schoklender había entregado a la Justicia, dos de las cuales aún no habían sido analizadas.

Llamativamente, muchos de los datos consignados en el escrito coincidían, según los investigadores, con los que figuraban en un e-mail anónimo que había llegado a las redacciones, que decía que las Madres no se habían “librado de todos los documentos indeseables” y enumeraba: facturas de supuestos “gastos de campaña (afiches y consultoras)” del kirchnerismo por 1,5 millón de pesos pagados por la Fundación, lista de funcionarios que habrían viajado en los aviones de la firma Meldorek (cuyo socio minoritario, el piloto Gustavo Serventich, explotaba para hacer viajes) y operaciones inmobiliarias de Alejandra Bonafini, hija de Hebe, ya conocidas.

Cuando ayer abrieron las cajas en la fiscalía, no encontraron nada relacionado con eso. Hasta última hora habían visto facturas de compra de televisores, taxis y gastos, algunos por montos importantes, pero nada determinante para la pesquisa. En Madres detallaron que la cuenta que tuvieron en la Caja de Asturias no llegó a tener más de cien mil euros, que el dinero se retiraba en Buenos Aires, en Córdoba 673, piso 13, y llegaban depósitos por capacitaciones, charlas y otros convenios con municipios y entidades de Canarias, Asturias y Oviedo. También había “aportes de particulares”. La cuenta en Italia no era institucional, sino de una de las Madres. En Francia nunca tuvieron nada, dicen, y en Canarias, Schoklender intentó abrir una cuenta pero no pudo.

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Schoklender pidió que se investiguen posibles cuentas en el exterior.
 
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