EL PAíS › TRASLADARON A OCHO MIL PUESTEROS DE LA RIBERA SUD DEL RIACHUELO

A 500 metros de La Salada

Pese a algunas escenas aisladas de tironeos y empujones, el traslado se produjo en forma pacífica y tras dos años de negociaciones entre autoridades y puesteros, como parte del plan de saneamiento de la cuenca Riachuelo-Matanza.

 Por Emilio Ruchansky

Luego de casi dos años de gestiones con los puesteros de un área marginal de la feria de La Salada, ayer el municipio de Lomas de Zamora recuperó diez cuadras del camino de la Ribera Sud, a la vera del Riachuelo. Cerca de ocho mil puestos fueron retirados, en su mayoría voluntariamente, permitiendo que se cumpla parte del plan de saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo. “No es un desalojo, es un traslado. Estas personas van a mantener su fuente de trabajo, normalizándose, legalizándose”, aclaró Juan Manuel Abal Medina, jefe de Gabinete nacional. En diálogo con Página/12, Juan José Mussi, el titular de Acumar, ente encargado del saneamiento, informó que a los feriantes se los reacomodará a 500 metros del lugar, transitoriamente. “Mientras, vamos rellenando para ellos unos terrenos para montar cinco tinglados de cinco mil metros cuadrados”, dijo Mussi.

El lugar donde se había montado esta feria paralela a La Salada se conoce como “camino de sirga” y, según el artículo 2639 del Código Civil, debe estar despejado en un ancho de 35 metros desde el río. En noviembre de 2009, el juez federal de Quilmes, Luis Armella, solicitó que se libere el área, en cumplimiento del fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Armella fue designado por la Corte para que se cumpla la sentencia que en 2006 instó a los gobiernos nacional, porteño y bonaerense a crear la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo.

“En este camino hace una semana no se podía transitar, ahora sí se puede y día a día vamos avanzando un poquito más para mejorar la vida de los argentinos”, señaló Abal Medina, quien destacó el consenso alcanzado con los feriantes. Por su parte, Mussi, quien además de encabezar el Acumar es secretario de Ambiente y Desa-rrollo Sustentable de la Nación, informó que los feriantes firmaron compromisos ante escribano público. “Sin negociación, no hubiéramos logrado este operativo pacífico, al que tanto la Gendarmería como la Policía Bonaerense asistió sin armas”, detalló.

Aunque los puestos fueron retirados desde las 8, cuatro horas antes ya había personal del municipio de Lomas de Zamora. Luego, alrededor de 300 gendarmes acordonaron las 10 cuadras, mientras bajo el sol implacable las palas mecánicas jugaban una carrera contra reloj con los puesteros que no llegaron a llevarse lo suyo. En las calles perpendiculares al Camino de la Ribera se veían cientos de armatostes, apilados en las casas de los vecinos. Hubo alguna que otra “escaramucita”, dijo el conductor de una ambulancia municipal. “Pero nadie se agarró a las trompadas”, agregó.

Este mercado, conocido como La Feria de la Ribera, funcionaba paralelamente a las ferias Punta Mogotes y Urkupiña, que conforman La Salada propiamente dicha. Abría martes y domingos y se llenaba de proveedores, puesteros y clientes, al punto de impedir el tránsito vehicular. “Hace tres semanas, los bomberos no pudieron pasar para apagar el incendio por un cortocicuito en la casa de una señora, en el barrio Lamadrid, y al final se murió asfixiada”, comentó Mirta, una frentista, que hacía sus buenos pesos, dijo, estacionando autos frente a su casa los días de feria y limpiando luego el lugar.

Otra vecina, Soledad, también frentista, se lamentaba por la desa-parición de la Feria de la Ribera. “Vendía café y tortas a los puesteros y al público en general. Más adelante, podía verse una casa con un letrero gigante: ‘Baños’. Sus dueños cobraban 50 centavos la visita.

“¡No tengo amoladora!”, se oyó en un momento, cuando le avisaron a una kiosquera que iban a retirarle el sobretecho de chapas que tenía sobre la vereda. De inmediato, un cuadrilla de muchachos, con martillos y tenazas, retiraban chapas y fierros, ante el avance de las palas mecánicas.

Mientras yacían sobre el Camino de la Ribera Sud cientos de esqueletos metálicos y de madera, el panorama dejó al descubierto el boulevard original. Jazmín, de tres años, se puso a barrer con un escobillón que la duplicaba en altura. Sus padres y tíos sacaron las reposeras a la calle para tomar mate, pese al constante polvo que sobrevolaba el lugar. “Algunos de los frentistas ganábamos plata con la feria, pero la verdad es que esto tiene que estar despejado, los domingos no se podía ni caminar”, admitió más tarde la kiosquera, con sus chapas a salvo.

Muchos vecinos protestaron porque durante todo el día estuvieron sitiados por los uniformados. Algunos puesteros, organizados en las cooperativas La Ribera y 17 de Noviembre, también se quejaron por considerar ilegal la medida. “A mí no me mostraron ninguna orden. Aquí hay gente dispuesta a resistir”, dijo Juan Grabois, el abogado que los representa. Sin embargo, nada de eso ocurrió y, según informó Mussi, hoy Grabois será recibido por el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, para conocer los detalles del traslado.

“En el transcurso del año, vamos a trasladarlos a los tinglados, que van a estar muy cerca del camino de sirga, pero no dentro”, insistió anoche Mussi, en medio del festejo de su cumpleaños. La ahora desmantelada Feria de La Ribera se caracterizaba por el riesgoso acceso a pie que debían atravesar los compradores: un viejo puente ferroviario, muy oxidado y con las barandas vencidas. Además de ropa y zapatillas, allí se podía comprar a muy buen precio cd y dvd vírgenes. Si se cumple lo prometido, este tramo del Camino de la Ribera Sud será idéntico al luminoso paseo que comienza al costado del puente La Noria y bordea el contaminado Riachuelo.

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