EL PAíS › OTRO EX DELEGADO DE LA UATRE ACUSA A GERóNIMO VENEGAS DE COMPLICIDAD CON LAS EMPRESAS QUE EXPLOTAN A TRABAJADORES RURALES

Con el Momo, para la patronal es Carnaval

David Vázquez, delegado regional de Uatre Mendoza, afirma que lo desplazaron del gremio luego de denunciar trabajo precario en varias empresas dedicadas al cultivo de aceitunas. La denuncia se suma a la hecha por el ex delegado de La Pampa.

 Por Sebastián Premici

“Al que te joda, lo echo a la mierda”, le había dicho Gerónimo “Momo” Venegas al delegado regional de Uatre Mendoza, David Vázquez. Pero la historia fue al revés. El ex titular del gremio en la provincia cuyana fue desplazado de su cargo luego de denunciar la existencia de trabajo precario en varias empresas dedicadas al cultivo de aceitunas, que operaban a través de cooperativas armadas por ellas mismas, y dejar al descubierto la connivencia entre algunos representantes del gremio a nivel provincial y nacional con dichas compañías. “Cuando me dijo eso, le creí pero después me di cuenta que me había mentido. Nunca me quiso recibir después de que me echaran”, contó a Página/12 Vázquez. Durante su gestión, que fue desde junio de 2001 hasta julio de 2009, denunció cómo empleados del gremio tenían por tarea recorrer las fincas de la provincia para recaudar el 40 por ciento de las cuotas gremiales que nunca llegaban a la seccional correspondiente. Los denunciados no fueron echados del gremio. Por el contrario, contaron con el apoyo de Oscar Ceriotti, coordinador nacional de Uatre. El ex delegado de Uatre Mendoza también denunció el rol de Ramón Ayala, secretario gremial de la entidad, por su “connivencia” con las empresas que contrataban trabajadores precarizados.

El pasado 13 de febrero, este diario publicó la historia de Carlos Isequilla, delegado provincial de Uatre La Pampa y su mujer, Liliana, quienes aseguraron que habían sido echados del gremio por denunciar una maniobra para inflar el padrón de afiliados, recaudar fondos que luego eran distribuidos entre los directores de la entidad, así como también la falta de medidas para evitar la contaminación de los peones producto del uso de agroquímicos. Ahora se suma el relato de Vázquez, quien da detalles de cómo era el accionar del gremio en Mendoza, el vínculo de las autoridades nacionales del gremio que lidera el Momo Venegas con las empresas agropecuarias y la desidia para proteger los derechos de los trabajadores.

Cambiar para que nada cambie

En 1996, Vázquez, trabajador rural y militante gremial, creó una seccional en Villa Atuel (San Rafael, Mendoza). “Mi representación fue creciendo, en Uatre nacional no pasó desapercibido mi accionar y, aprovechando un recambio de autoridades provinciales, me ofrecieron la conducción de Uatre Mendoza”, explicó el ex delegado. Su primera tarea fue denunciar a los secretarios generales de las localidades de Maipú (Gabriel Retamales), Eugenio Bustos (Miguel Gómez), Vista Flores (Emilio Alfaro), Tupungato (Edmundo Aranda) y Lavalle (Carlos Alberti). Esto ocurrió en 2001. Según la documentación que encontró cuando se hizo cargo de la provincia, cada uno de ellos se dedicaba a recorrer las empresas de la provincia para recaudar los aportes gremiales y patronales. Los primeros estaban vinculados con la recaudación de los aportes de las afiliaciones y los segundos con la recaudación del Renatre. “Mi seccional, Villa Atuel, no recibía ni un peso del 40 por ciento que correspondía a la recaudación patronal. Esa plata nunca llegaba al gremio”, explicó. Nadie del gremio estaba autorizado a realizar esas cobranzas. Por el contrario, cada empleador debía hacer depósitos bancarios.

De ese grupo de secretarios generales, los únicos que quedaron fueron Gómez y Alberti, quienes tenían el aval de Ceriotti. En 2003, Gómez se presentó a las elecciones de la seccional de Eugenio Bustos. Si bien había sido denunciado dos años antes, permanecía en los padrones del gremio, por eso podía postularse. Vázquez intentó impugnar esa lista pero no tuvo éxito. “¡¿Cómo vamos a impugnar una lista, si no hay otra?! Lo importante es tener una seccional, no vamos a ir para atrás”, fue la respuesta de Ceriotti, según indicó a este diario Vázquez.

A pesar de las denuncias, Gómez siguió en el gremio, hasta que en noviembre de 2006 se produjo su desafiliación. Vázquez lo comunicó a través de una nota a todas las delegaciones de la provincia. Sin embargo, quien era el responsable de la seccional de Eugenio Bustos recibió el apoyo de los organizadores de los cursos de alfabetización de la provincia. Estos dependían de Carolina Llanos, la mujer de Ceriotti.

En 2007 hubo elecciones nuevamente en la seccional de Eugenio Bustos, y quien quedó a cargo fue la mujer de Gómez, Gladis Altamirano. Para esta época, Gómez ocupaba un cargo en la municipalidad de San Carlos. La denuncia de Vázquez era que Gómez y su mujer estaban manejando Uatre Mendoza, con el aval de Ceriotti. Hay un informe interno, fechado en diciembre de 2006, con el sello de Uatre y la firma de Silvia González (amiga de Gladis Altamirano), donde se destaca el rol de Gómez y su mujer y se cuestiona a Vázquez.

“Desarmaron todo lo que yo había armado. Hicieron reuniones secretas donde se planificaba y se discutía cómo y cuándo hacer rodar mi cabeza. Todo esto fue informado en 2008 a Ramón Ayala (entre otros dirigente). Le entregué a Ayala un listado de las personas que se reunían en secreto entre los que había empleados de la obra social y personas ajenas al gremio (como Silvia González).” Este textual formó parte de una carta que Vázquez le escribió a Venegas, quien nunca lo recibió.

Ayala es el secretario de organización gremial y también ocupaba un cargo de director en el ex Renatre. Por ambos puestos, en 2011 recibió una retribución bruta sumado a viáticos por 606.564 pesos, según consta en los registro del ex Renatre. También habían sido informados de la maniobra Viernes Antonio Muñoz (tesorero) y Ceriotti.

Como secretario gremial, Ayala tenía el supuesto objetivo de defender a los trabajadores rurales frente a casos de explotación laboral. Vázquez denunció en reiteradas oportunidades la connivencia entre los delegados provinciales –los que hicieron lobby para su salida– y las empresas de la provincia. Esas denuncias tuvieron como desencadenante su despido. De su relato se desprende que las autoridades nacionales de Uatre lo habían elegido para ser la cara visible del gremio en Mendoza pero por detrás permitieron que siguiera funcionando la estructura que había sido denunciada, con el aval de Ayala, Ceriotti, Viernes Muñoz y el Momo Venegas.

Cooperativas truchas

En febrero de 2008, Vázquez mantuvo una reunión en Buenos Aires con Ayala. Allí se habló de una inspección que habían realizado en la empresa Villa Atuel S.A., de la que surgió una multa de un millón de pesos. “Después de un largo tiempo, y ya procesada la información de la multa por las irregularidades encontradas en la empresa, pregunté qué había pasado con ese millón de pesos. Se lo pregunté a Ayala, quien me dijo que no sabía nada”, señaló Vázquez.

–¿No habían cobrado la multa? –preguntó este diario.

–Las multas se cobran o se ejecutan. El Renatre tenía poder de policía. Si una multa no se cobraba, se procedía a su ejecución judicial. Tarde o temprano tenían que pagar. Pero esa plata no apareció –respondió el ex delegado provincial de Mendoza.

La pregunta de Vázquez resultó algo incómoda. Cinco meses después de esa reunión, fue echado del gremio. Pero ese no fue el único cuestionamiento. Vázquez también ponía la lupa en el vínculo entre las empresas mendocinas, las cooperativas que contrataban trabajadores golondrina en condiciones precarias y las autoridades nacionales de Uatre. “Las empresas más grandes y poderosas de la provincia, como Nucete o Villa Atuel S.A., siempre echaron mano a esas cooperativas. Primero operaba una que se llamaba Agrupar. Por un montón de denuncias, perdió la licencia, pero después apareció otra bajo el nombre de Colonia Barraquero, que hasta 2010 seguía funcionando. Cada tres meses le mandaba a Ayala un informe dando cuenta de las irregularidades, instalaciones en malas condiciones, trabajo infantil, cosechadores que estaban en los campos acompañados de sus bebés, mal uso de los agroquímicos, etc. Todo esto lo sabían en Uatre nacional y nunca bajaron una acción concreta. Por eso creo que había connivencia entre las empresas y Uatre nacional –narró Vázquez, quien agregó: si me decís que el Momo ignora estas situaciones, no voy a creer que alguna vez pasó por el campo. Al Momo no le importaba Mendoza, donde los trabajadores estaban desamparados, salvo por las acciones que uno podía llevar adelante, en soledad. A Uatre nacional le puede llegar a interesar Córdoba, Santa Fe o Buenos Aires, donde hay trigo y soja, nada más.”

Otro dato que habla del vínculo entre las empresas y el gremio tiene como protagonistas a la obra social (Osprera) y a las ART. Cuando un trabajador sufría un accidente, era enviado a la obra social para ser atendido. Pero la consulta nunca entraba como “accidente de trabajo”. Siempre se intentaba mantener oculto que una dolencia determinada –como una lumbalgia, por ejemplo, típica entre los tractoristas, que luego derivaba en una hernia de disco– tenía algo que ver con el trabajo rural propiamente dicho.

“El gremio no quería involucrar a las ART, al igual que los empleadores. Había connivencia entre ambos. Si una empresa involucraba a una ART o un trabajador decía que había tenido un accidente de trabajo y daba parte a la ART, podía saltar que esa empresa, en vez de tener 4 o 5 trabajadores registrados como declaraba, contaba con más de 20 que no lo estaban. Por eso Uatre nacional no se metía en este tema”, argumentó Vázquez. Este tema fue planteado en las distintas reuniones del comité nacional del gremio, incluso en la charla que mantuvo Vázquez con Ayala, en febrero de 2008, cinco meses antes de ser echado. “Seguramente cuando uno pide que rindan cuentas, como fue el caso de esa multa que nunca apareció, o el tema de la ART, donde yo decía que había que hacer algo, molestaba. ¿Qué casualidad, no? A los pocos meses de que fui a Buenos Aires, me echaron”, concluyó Vázquez. “Al que te joda lo echo a la mierda”, le había dicho el Momo a Vázquez. Pero la historia fue al revés.

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“Al Momo no le importaba Mendoza, donde los trabajadores estaban desamparados”, dijo Vázquez.
Imagen: AFP
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