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Una misma escena se repitió en las principales ciudades europeas: protestas callejeras contra la guerra en Irak. En Roma hubo alrededor de 500.000 personas, según los organizadores –pero 50.000 para la policía–. España, país que al igual que Italia apoya la acción angloamericana en Irak, tuvo dos marchas importantes: en Barcelona manifestaron entre 200.000 y 300.000, mientras que Madrid reunió a 200.000 personas, según los organizadores (5000 para la policía), convocados por movimientos de izquierda y por organizaciones antiglobalización. A su vez, en Londres se congregaron unos 150.000 manifestantes (20.000, según la estimación oficial). En Estados Unidos las convocatorias de Washington y San Francisco reunieron a cientos de miles.
Barcelona tuvo ayer su tercera manifestación contra la guerra, pero la primera tras la caída de Bagdad. Con esta nueva concentración, la capital catalana pasó de ser “la capital europea contra la guerra” a ser la “voz contra las guerras en el mundo”, según declaró un miembro de la plataforma “Aturem (paremos) la guerra”. Ocho taxis con consignas “Guerra no. Aznar dimisión” encabezaron la marcha, seguidos por un grupo de jóvenes que sostuvieron una pancarta completamente negra. La marcha concluyó con la lectura de un manifiesto en la plaza Tetuán, ante un público compuesto de familias y muchos jóvenes vestidos en su mayoría de negro. Los pañuelos de colores de las marchas anteriores fueron sustituidos por velas en señal de luto y los tambores que sonaban a batucadas y rumbas, ayer tocaron redobles de muerte, completando el cuadro.
El cortejo en Madrid fue encabezado por miembros de organizaciones políticas y también por personalidades de las artes y las letras españolas, tras una pancarta en la que se leía “Madrid con el pueblo iraquí, invasores fuera, gobierno dimisión, bases (militares norteamericanas en España) fuera”. Durante el desfile, los manifestantes gritaron lemas como “No a la guerra” y “No en nuestro nombre”.
Entretanto, la manifestación en Roma, organizada por partidos políticos de la oposición bajo el lema “En contra de la guerra sin fin”, se llevó a
cabo sin la presencia del líder opositor Francesco Rutelli. La
policía sostuvo que solamente unas 50.000 personas se hicieron
presentes en la marcha. A su vez en París, varios miles de personas gritaron “Irak para los iraquíes”, a la vez que llevaban carteles con la leyenda “Estados Unidos, váyanse a casa”, de acuerdo con fuentes policiales. Entre los presentes se encontraban grupos defensores de los derechos humanos, agrupaciones políticas de izquierda y sindicatos.
Londres fue el escenario de una manifestación antibélica con más de 150.000 personas, según los organizadores, aunque la policía estimó el número de asistentes en 20.000. Unos 3000 policías fueron asignados a la protesta con el objetivo de evitar desmanes. Los manifestantes guardaron dos minutos de silencio frente al Parlamento para recordar a las víctimas del conflicto, a la vez que dejaron flores afuera de la residencia del primer ministro británico, Tony Blair. En tanto, en Berlín, la participación en la marcha antibélica fue más baja que en llamados anteriores. La policía alemana estimó en 15.000 el número de manifestantes que marchó hasta la histórica Puerta de Brandenburgo. La marcha, organizada en coordinación con las celebradas en otras capitales del mundo, se hizo bajo el lema “Paz, no ocupación”. A poco más de un kilómetro de distancia, unos 200 kurdos que viven en Berlín se dieron cita frente a una iglesia para celebrar la caída del régimen de Saddam Hussein.
Unos 2000 manifestantes pacifistas se reunieron en la tarde de ayer en el centro de Washington para protestar contra la guerra y la “ocupación” de su país en Irak. En medio de una fuerte tormenta, unas 5000 personas salieron ayer a las calles de San Francisco en protesta antiguerra. Las asociaciones que organizaron la protesta ya habían anticipado una presencia menos masiva que en anteriores convocatorias, cuando más de 250.000 personas se reunieron en el distrito financiero para protestar contra la acción militar que lidera la administración Bush.